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lunes, 9 de marzo de 2015

MEDITACIONES: Tercer Domingo de Cuaresma (Del endemoniado mudo a quien Cristo sanó)



Meditación
Por el P. Alonso de Andrade

Del endemoniado mudo a quien Cristo sanó.


   Lanzó Cristo de un hombre al demonio que le tenía mudo;  se admiraron unos y murmuraban otros, diciendo que en virtud de Satanás lanzaba los demonios; otros le pedían milagros, y el Salvador con modestia les probó cómo en virtud del Espíritu Santo echaba los demonios, y exclamó una mujer de la turba y le dijo: bienaventurado el vientre que te llevó, y la leche que mamaste; y Cristo respondió: bienaventurados son los que oyen la palabra de Dios y la practican.

   Punto I.- Considera los efectos que hace el pecado en el alma; pues como dice San Beda, este endemoniado que sanó Cristo fue símbolo del pecador, del cual dicen otros evangelistas que no solo estaba mudo, sino sordo y ciego y poseído del demonio, que son efectos que hace el pecado en el alma, ensordecerla para que no oiga la palabra de Dios; cegarla para que no la conozca, ni vea su daño; y enmudecerla para que no confiese su culpa, ni alabe a Dios, y hacerla esclava de Satanás: estas calamidades te vendrán con el pecado  si le das lugar en tu alma, y por tanto cóbrale sumo aborrecimiento y haz un propósito firme delante de Dios de morir mil muertes antes que pecar; y si te remuerde la conciencia de alguna culpa grave, pídele a Cristo que tenga misericordia de ti como la tuvo de este endemoniado, y que te libre de su tiranía, y te de oídos para oírle, ojos para conocerle, lengua para bendecirle y gracia para servirle.

   Punto II.- Considera cómo murmuraron de Cristo porque hizo este milagro, librando del poder de Satanás a este hombre; porque aunque hagas milagros no te han de faltar murmuradores. Atiende a la paciencia y mansedumbre con que el Señor llevó esta murmuración. Aprende cómo la has de llevar tú cuando te vieres murmurado y envidiado de los hombres. Mira qué poco hay que fiar de sus juicios, y no estimes más  de los de Dios, a quien suplica que te de paciencia y mansedumbre para portarte como debes en estas contradicciones que Él te envía para aumento de tu corona.

   Punto III.- Considera aquellas palabras del Salvador: Todo el reino que está dividido será destruido; y hasta el mismo infierno, si hay en él divisiones, se destruirá. La paz es hija de Dios, y la discordia de Satanás; huye esta y procura aquella para que no caigas en eterna perdición. Pide a Dios que te de gracia para ser ángel de paz y tenerla con todos, procurando establecerla entre tus hermanos.


   Punto IV.- Considera el valor de aquella devota mujer, que a vista de los enemigos de Cristo, y oyéndolos ellos, levantó la voz y le dio mil alabanzas cuando le vituperaban, sin temer su indignación, y aprende a tener valor para no cobardear por ningunos respetos humanos en el servicio de Dios, y para declararte por suyo y volver por su honra cuando le vieres ultrajar. Ten empacho de que una mujer tenga más pecho y ánimo que tú para romper con el mundo y volver por la honra de Dios, y resuélvete a servirle y defenderle y procurar su gloria y su honra, a pesar de todos sus enemigos, ofreciendo para esto tu sangre y tu vida, si fueren menester para su santo servicio.