Meditación
Por el P. Alonso de Andrade
De la doctrina del Evangelio
Dijo Cristo a los judíos cómo Él era la luz del mundo y que los que le
seguían no andaban en tinieblas, sino en luz y luz de vida, de cuya doctrina
ofendidos los fariseos le opusieron varias calumnias, a que respondió con
modestia Cristo y aunque le quisieran echar mano no les fue permitido, porque
no era llegada la hora en que había determinado padecer.
Punto I.- Considera con cuánta razón se llama Cristo luz; porque sin Él
todo es tinieblas de pecados y ceguedad de vicios; y de Él procede, como de
fuente, la luz del conocimiento, y del conocimiento el amor de la voluntad y la
gracia de los santos deseos; semilla de las buenas obras con que merecemos el
cielo. Mírate a ti mismo, y considera cuán en tinieblas has andado siempre, que
te has apartado de esta luz, y llégate a Jesús para que te alumbre y encamine a
la bienaventuranza de la gloria.
Punto II.- Considera que, como dijo el venerable Beda, Cristo no
solamente se llama luz, sino luz del mundo, no del cielo o de los ángeles, que
según su estado no la necesitan para caminar, sino los hombres que peregrinan
por este valle tenebroso del mundo, a los cuales bajó Cristo a alumbrar, y
alumbra como el sol resplandeciente con la luz de su doctrina; y pondera con
San Crisóstomo que es luz del mundo, porque le alumbra todo, y no hay quien se
esconda de su luz, si quiere recibirla. Pídele al Señor que no deje tu alma a
obscuras, pues alumbra a todo hombre que viene a este mundo, sino que te de un
rayo de su divina luz y te inflame en su amor, para emplearte en su santo
servicio.
Punto III.- Aprende del Salvador a ser luz del mundo para tus prójimos,
alumbrándolos según tu estado con la luz de la doctrina y con la del ejemplo,
igualmente a todos sin particularizarte con alguno, usando de caridad con todos,
como el sol que a todos alumbra igualmente. Pon delante de los ojos al Redentor,
y contempla su vida, y cómo anduvo alumbrando a los pueblos, enseñando a todos,
haciéndoles bien sin exceptuar a alguno, y sigue sus pisadas sin perderle de
vista, que el que le sigue no anda en tinieblas, mas tendrá lumbre de vida.
Punto IV.- Contempla el resto del Evangelio, y cómo deslumbrados los
fariseos con esta luz se volvieron contra Cristo, y quisieron quitarle la vida;
no te acobardes si diciendo verdades tuvieres enemigos: mira cómo Dios le
defendió, y confía que también te defenderá a ti; repara en lo que le oponen,
diciendo que su testimonio no era verdad, porque se alababa a sí mismo.
Considera cuán mal recibidas son las propias alabanzas, y nunca digas cosa de
ti que sea de loor o estimación, y por último, pondera lo que les dijo Cristo,
que ellos eran carnales y juzgaban como tales, según la pasión de que estaban
poseídos, y así eran errados sus juicios, como lo son todos los de aquellos que
juzgan según la carne y no según el
espíritu. Pon la mano en tu pecho, y mira cuáles son tus juicios y qué espíritu
te mueve, y no te dejes vencer del sensual, para que no caigas en los yerros
que cayeron estos, juzgando tan erradamente de Cristo.