Meditación
Por el P. Alonso de Andrade
De la doctrina del Evangelio
Enviaron los fariseos ministros que prendiesen a Cristo, a los cuales
recibió con santas palabras dándoles saludable doctrina, y diciéndoles que aún le restaba algún tiempo
de estar con ellos y que después partiría a donde no le podían seguir y no
ejecutaron por entonces su mal intento.
Punto I.- Considera cómo en el tiempo que Cristo ponía todo su cuidado
en sacar esta gente de las prisiones de sus pecados, ellos ponían el suyo en
prenderle y aprisionarle; y alaba por una parte la bondad del Salvador, a quien
no se le escondían sus malos intentos, y por otra, reconoce la malicia tan
crecida de los hombres, que entonces tratan de ofender más a Dios cuando Él les
hace mayores beneficios, y mira no caigas en ella. Ruega al Señor te de la mano
para serle agradecido y servirle siempre, y más cuando recibieres mayores
mercedes de su divina mano.
Punto II.- Considera lo que dijo el Salvador a los que le venían a
prender: aún me queda un poco de tiempo para estar con vosotros; luego me
iré y me buscareis y no me hallareis. Este poco tiempo es el de esta vida,
como dice San Agustín: contempla cuán breve es y con qué presteza de pasa, y
cómo se pasa toda su gloria y prosperidad, que apenas empieza cuando se acaba.
Pon tu mira en lo eterno que dura para siempre. Mira que ahora puedes granjear
la voluntad de Dios y recibir de su mano muchas mercedes, no le dejes ir, que
como dice, después le buscarás y no le hallarás, en pena de tu negligencia y
por no haberle buscado cuando te esperaba.
Punto III.- Considera cómo llama a los que tienen sed para darles el
agua de la vida, diciendo: si alguno
tiene sed, venga a Mí y beba. A ti llama por el amor que te tiene para que
bebas de la fuente de su gracia y del manantial de sus misericordias: no te
tardes ni te vayas a los pozos cenagosos del mundo que no pueden satisfacer la
sed, antes aumentan el apetito. ¡Oh fuente de aguas vivas y qué engañado he
vivido buscando los aljibes rotos y cenagosos del siglo! A Vos vengo, dadme una
gota de esta agua que refrigere mi corazón y le satisfaga, que todo cuando hay
sin Vos es agua salobre que aumenta la sed y mata al alma.
Punto IV.- Considera lo que dice el Salvador, que el que bebiere del
agua que Él ofrece brotarán de él corrientes y ríos de agua viva, porque no
sólo quedará satisfecho, sino que de su redundancia dará a otros el agua viva del Señor para
salud de sus almas. Tal es la abundancia con que comunica sus dones a los que
tienen sed de ellos, aviva el deseo de éstos en tu corazón con la meditación de
su valor; pesa y piensa muy despacio lo que Cristo te ofrece y lo que te da,
despierta en ti este deseo, y acércate a Él con verdadera humildad, confía en
su bondad, y te enriquecerá de manera que quedes rico y puedas enriquecer a tus
prójimos, a los cuales comunica los bienes del Señor con la liberalidad y
franqueza que Él te los comunica a ti.