Meditación
Por el P. Alonso de Andrade
De la doctrina del Evangelio
Dijo Cristo a sus discípulos que hiciesen lo que les ordenaren los
sacerdotes que tenían la cátedra y puesto de Moisés, pero que no imitasen sus
obras, porque eran contrarias a la doctrina de Dios, ellos afectan la vanidad,
vosotros afectad la humildad y agradar sólo a Dios, porque el que se humillare
será ensalzado, y el que se ensalzare, humillado.
Punto I.- Considera el respeto que guardó siempre Cristo Redentor
nuestro a los sacerdotes por su grande dignidad, mandando obedecerles y
respetarlos, aunque fuesen malos, porque eran sacerdotes de Dios. Toma esta
lección de su boca y procura honrarlos siempre, dorando sus faltas si las
tuvieren, y no atendiendo a ellas, sino a su dignidad.
Punto II.- Considera la asistencia que Dios tiene a sus prelados, pues
aunque no sean buenos, rige su lengua para que enseñen la verdad y no hagan
errar a los hombres y se puedan regir con seguridad por ellos, conforme a lo
que enseña Cristo, que hagamos según sus palabras. Dale gracias al Señor por
esa providencia singular que tiene de sus prelados, y establece en tu corazón
el consejo de Cristo de obedecer a sus palabras como a palabras de Dios, aunque
sus obras no convengan con ellos.
Punto III.- Considera lo que Cristo reprende en los malos prelados que
no hacen lo que dicen, y que imponen graves cargas a los otros, y ellos no
quieren llevarlas, y que buscan en sus acciones la honra del mundo y no la de
Dios. Escarmienta en su cabeza y mira no caigas en sus vicios para que no seas
reprobado como ellos. Contempla a solas
qué linaje de infelicidad fuera, si llevando a otros al cielo con tus palabras,
te condenases por tus malas obras, y toma ahora el camino de Cristo predicando
y enseñando más con el ejemplo de las buenas obras, que con el ruido de las
palabras, poniendo primero en ejecución cuanto enseñares a los otros.
Punto IV.- Considera la sentencia con que remata Cristo su razonamiento,
conviene a saber, que el que fuere superior en la dignidad, sea el primero en
la humildad; y el que tuviere el puesto más alto, se ponga en lugar más bajo y
se haga siervo de todos. Toma para ti estas palabras, como si te hallares
presente y las oyeras de boca del Salvador y mira si las cumples, y pídele
gracia a Dios para ponerlas en ejecución, y servir a todos para que merezcas la
gracia del Señor.