1. Después de Jesús y María, San
José ha de ser el Santo más honrado y amado de nuestro corazón, porque lo fue
de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.
2. El Patriarca San José es un
Santo sin igual y el más honrado y amado de Dios, porque es padre virginal de
Jesús, Hijo de Dios y verdadero Esposo de María, Madre de Dios.
3. Es Ayo de Jesús, tesorero y
dispensador de las gracias del Rey de la gloria.
4. Es Provisor de la gran familia
cristiana y Patrón de la Iglesia Universal. (Pio IX, 8 de diciembre de 1870).
5. San José es guía del
Gobernador de cielos y tierra, y preceptor del Niño Jesús, Sabiduría encarnada.
7. San José es Maestro de oración
y de conocimiento y unión íntima con Jesús.
8. Jamás pedí cosa por
intercesión de San José que no la haya alcanzado (Santa Teresa).
9. San José, tengo experiencia,
socorre en toda necesidad; todos los años en su día le pedí alguna gracia y siempre
la vi cumplida (Santa Teresa)
10. Quien no tenga maestro que le
enseñe oración, tome a San José por maestro y no errará el camino. (Santa
Teresa).
11. San José alcanza una buena
muerte a todos sus devotos.
12. Querría ver a todo el mundo
devoto de mi Padre y Señor San José. (Santa Teresa)
13. No he conocido persona que de
veras sea devota de San José y le haga particulares servicios, que no la vea
más aprovechada en la virtud. (Santa Teresa).
14. Es cosa que espanta las
grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio del bienaventurado San José, de
los peligros que me ha librado, así del cuerpo como del alma. (Santa Teresa).
15. Pruébelo quien no lo creyere,
y verá por experiencia cuán gran bien es encomendarse a este glorioso Patriarca
San José y tenerle devoción. (Santa Teresa)
CONSAGRACIÓN A SAN JOSÉ
Incomparable Patriarca San José, el más digno entre todos los Santos de
ser venerado, amado e invocado, tanto por la excelencia de vuestras virtudes,
como por el mérito de vuestra dignidad, sublimidad de vuestra gloria y el poder
de vuestra intercesión.
En presencia de Cristo Jesús, que os ha obedecido como Padre, y de
María Inmaculada, que os ha servido como a Esposo, yo os elijo por mi abogado,
por mi Protector y mi padre en todo peligro y necesidad. Me obligo a no
olvidarme nunca de Vos, a honraros y extender vuestra devoción y culto todos
los días de mi vida. Os suplico con todas las veras de mi corazón, oh mi
amadísimo Padre y Señor mío San José, que me recibáis en el número de vuestros
hijos. Asistidme en todas mis acciones, y no me abandonéis en la hora decisiva
de mi muerte. Amén.