El error del sedevacantismo cunde cada vez más entre los católicos tradicionales. Con celo amargo y cierta desesperanza, se niega con facilidad que no hay papa. Ciertamente esta posición nunca fue la postura oficial de Mons. Lefebvre, a pesar de las re-interpretaciones de los ultradefensores de esta tesis, monseñor Lefebvre con verdadero espíritu católico resistió a los fautores de los errores y los combatió, sin negar el Primado de Pedro.
Es lamentable que algunos tradicionales enarbolen la bandera de la resistencia y de la verdadera FSSPX, cuando a su vez sostienen abiertamente u ocultos ideas contrarias a lo enseñado por mons. Lefebvre.
El siguiente artículo fue publicado en 1989, cuando en la FSSPX se llevaba a cabo la verdadera lucha en defensa de la Fe, es un trabajo excelente. Dice la redacción en su original: "Se lo podrá objetar o aprobar, pero en ninguno de estos casos ignorar; si se lo desea rebatir, lo menos que puede pedirse al posible objetor es que recorra las mismas fuentes que ha transitado el autor, en una tarea investigativa verdaderamente encomiable."
Monseñor Lefebvre y la sede Romana
R. P. Juan Carlos Ceriani
(Publicado originalmente por: Ediciones Iesus Christus, Suplemento Especial no.8, Noviembre-Diciembre de 1989)
*Posición inalterada de Monseñor Lefevbre durante 20 años. *Dificultades que entraña la opinión sedevacantista.
PARA QUE LA DISPUTA NO, SE VUELVA DISCORDIA
Hoy en día se ha extendido en algunos círculos católicos preocupados por el colapso posconciliar la opinión de que, a causa de los errores de los últimos papas, desde Juan XXIII al actual, la Sede Romana estaría vacante por herejía de sus ocupantes, o bien que la elección de éstos habría sido inválida. Esta opinión reconoce infinidad de matices que no es posible distinguir aquí, pero de un modo general se la conoce como sedevacantismo.
La Fraternidad Sacerdotal San Pío X no sostiene tal opinión. Es más, desaprueba que sus sacerdotes prediquen en tal sentido. Algunos fieles, no obstante, se inclinan por esta corriente de pensamiento y en algunos casos han actuado de un modo conflictivo. Tampoco han faltado sacerdotes que, llevados por estas ideas, dejaron nuestra obra.
Tenemos la impresión de que muchos de los que son arrastrados por esta opinión adhieren a ella de un modo imprudente, como una manera particular de expresar el sentimiento común de oposición a la corriente modernista que impera en Roma, pero sin fundamentos suficientes, sobre la base de conclusiones no debidamente justificadas en bases teológicas sólidas. Para algunos espíritus la idea es atractiva, sugerente, parece solucionarles muchas cosas. Para otros un punto en el que atrincherarse ante una visión casi desesperanzada de la tremenda realidad de la Iglesia de hoy. Para la mayoría de los fieles, en cambio, algo imposible de desentrañar cuando no ajeno a sus preocupaciones. Sin embargo, más allá de estos matices, el problema está planteado y puede ser fuente de una legítima inquietud espiritual e intelectual.
Porque es un tema muy complejo, indescifrable para muchos y ajeno a la mayoría, la Fraternidad ha sido prudente en el debate público de esta opinión. Hoy por hoy creemos conveniente publicar este trabajo del R.P. Juan Carlos Ceriani en el cual ensaya una sistematización de las dificultades que implica la hipótesis sedevacantista en sus principales matices, aunque no trata de todos ellos. Lo damos a publicidad porque quienes se sienten legítimamente preocupados tienen el derecho a estar informados, y además porque -confundiendo prudencia con timidez- se nos ha acusado de ocultar el tema, o de no tener argumentación sólida al respecto. Es el momento de aventar esa confusión.
Este trabajo es un ensayo y como tal sujeto a controversia. Se lo podrá objetar o aprobar, pero en ninguno de estos casos ignorar; si se lo desea rebatir, lo menos que puede pedirse al posible objetor es que recorra las mismas fuentes que ha transitado el autor, en una tarea investigativa verdaderamente encomiable. De su lectura en más, creemos, muchos de los que han sido fascinados por la idea del sedevacantismo reflexionarán sobre las dificultades que entraña sostener responsablemente tal opinión y quizás de este modo lleguen a advertir que la polémica al respecto debe ser muy prudente,franca y alejada de todo espíritu sectario. Una disputa (contradicción de pensamientos) signada por el espíritu de apertura intelectual, de búsqueda de la verdad y nunca basada en o fuente de discordia (contradicción de sentimientos).
Los fieles que deseen consultar a los sacerdotes respecto a este tema tienen, como siempre, entera libertad de expresarse francamente. Todos los amigos de la Fraternidad saben -y siempre ha sabido- cuál es la posición oficial y cuál ha sido desde un comienzo. Nadie los ha engañado ni les ha ocultado nada. Nadie ha pretendido forzar sus conciencias, (como se ha oído susurrar).
Simplemente se les ha advertido del daño que tales ideas pueden causar si son repetidas sin fundamentos o debatidas fuera de un marco mínimo exigible de seriedad. Es el momento de seguir las recomendaciones de Monseñor Lefebvre al respecto manteniendo, aun en la diversidad de opiniones, un espíritu unánime de prudencia, caridad y concordia, es decir, obrar como siempre ha obrado la Iglesia en estos casos de cuestiones disputadas. Si la disputa nos lleva a la discordia, es porque detrás de ella hay un mal espíritu que debemos detectar y rechazar.
Simplemente se les ha advertido del daño que tales ideas pueden causar si son repetidas sin fundamentos o debatidas fuera de un marco mínimo exigible de seriedad. Es el momento de seguir las recomendaciones de Monseñor Lefebvre al respecto manteniendo, aun en la diversidad de opiniones, un espíritu unánime de prudencia, caridad y concordia, es decir, obrar como siempre ha obrado la Iglesia en estos casos de cuestiones disputadas. Si la disputa nos lleva a la discordia, es porque detrás de ella hay un mal espíritu que debemos detectar y rechazar.
Por lo demás, es conveniente que cada uno guarde su lugar. Demasiados periti conciliares entusiasmados por sus ideas personales han sido causa, en buena medida, del desastre conciliar. No repitamos una versión sui generis de aquella lamentable experiencia. Nadie debe arrogarse el oficio de teólogo si no ha sido llamado a él y confirmado como doctor por la Iglesia; y quienes se consideran llamados, deben ser capaces de sostener con el rigor de la ciencia aquello que afirman, no meramente murmurarlo.
Para algunos lectores el tema será novedoso. De su lectura sacarán provecho porque revisarán o reafirmarán muchos conceptos, y podrán comprobar con cuanta libertad la Iglesia a tratado estos temas en todos los tiempos, a la vez que con cuánta prudencia y erudición por parte de los teólogos. Les será de gran utilidad porque una fe ilustrada es mucho más eficiente en la lucha doctrinal que sostenemos.
Esperamos de parte de todos la misma franqueza y honestidad intelectual.
Quien deba entender, que entienda.
La redacción.
PLAN DE LA OBRA
El presente trabajo conforma una de las partes de la conferencia dada en Buenos Aires bajo el título "El principio de autoridad frente a un falso dilema: obediencia ciega o sede vacante". Omitimos la parte referida al tema de la obediencia porque ya ha sido convenientemente tratada en otras publicaciones, y dedicamos este trabajo a la segunda.
Esta segunda parte está dividida en dos. En la primera reproducimos-un conjunto de textos de Mons. Marcel Lefebvre en los cuales se testimonia su posición frente al crucial problema de la Sede Romana, a lo largo de los años en que ha actuado públicamente como Fundador y Superior General de la Fraternidad San Pío X y actualmente como su inspirador y guía espiritual. No se trata de una selección exhaustiva sino representativa de lo que ha sido su línea de pensamiento al respecto. En su mayoría, estas declaraciones han sido realizadas en conferencias a los seminaristas y sacerdotes en Econe. Están grabadas y pueden ser cotejadas por quienes comprendan el francés. Cuando se trata de otro tipo de documentación, queda aclarado en cada lugar. Los paréntesis son nuestros en todos los casos, salvo cuando aparecen en itálica, y han sido incluidos para aclarar al lector algunas referencias internas de los textos. También se mencionan conferencias cuyas grabaciones aún no están en nuestro poder pero se han pedido a Econe. Cuando se reproducen artículos ya publicados, en algunos casos se ha corregido la traducción por razones de estilo.
En el tramo final del trabajo, (parte II de la segunda parte) se intenta una justificación teórica de esta posición práctica de Monseñor Lefebvre, es decir, fundamentar teológica y jurídicamente los principios prácticos que guían la actitud prudencial de nuestro Fundador.
PRIMERA PARTE: POSICION INALTERADA DE MONSEÑOR LEFEBVRE DURANTE 20 AÑOS
02/12/76 "Los diferentes actos que provienen de la Santa Sede pueden darnos motivo para tener una actitud de reserva sobre el juicio que debemos formular sobre la anta Sede y el Papa. En este período postconciliar es mejor seguir la Providencia que precederla. Prefiero esperar los acontecimientos y a continuación Juzgarlos a la luz de la Fe y de la Tradición, antes que precederlos. No quiero emitir juicios precipitados; no es prudente".
18/03/77 "Si el Papa fuese apóstata, hereje o cismático, según la opinión probable de algunos teólogos (si fuese verdadera), el Papa no sería Papa y, por consiguiente, estaríamos en la situación de Sede Vacante. Esta es una opinión. No digo que no pueda tener algunos argumentos en su favor, alguna probabilidad; pero no creo que sea la solución que debamos tomar y seguir. Puede ser que en el futuro se juzgue este período y se diga que hubo afirmaciones contrarias a la Tradición y, por consiguiente, se declare que estos Papas no lo fueron. Pero por el momento creo que sería un error seguir está hipótesis".
05/10/78 "¿Cuál debe ser nuestra actitud respecto del Papa? Se bien que entre los tradicionalistas hay quienes tienen una tendencia más radical que la mía y la que intento inculcarles, pero esto no quiere decir que esté absolutamente cierto de tener razón en la posición que adopto. Asumo una actitud prudencial. Prudencia que espero sea la Sabiduría de Dios, el Don de consejo, prudencia sobrenatural.
"Es en este orden que me ubico, más que en el orden puramente teológico, puramente teórico. Pienso que Dios nos pide no solamente tener las ideas claras desde el punto de vista teórico y teológico, sino también en la práctica, cuando las cosas son difíciles y delicadas desde todo punto de vista; obrar conforme a una cierta sabiduría, a una cierta prudencia que puede aparecer un poco en contradicción con ciertos principios, no ser de una lógica absoluta.
"Sin embargo en muchos casos en la vida estamos obligados, más que a seguir una lógica implacable, a comprender que hay otros elementos que entran en juego además de la lógica pura de los principios. Existe la lógica de la caridad, de la sabiduría, de un conjunto de circunstancias que hay que tener en cuenta. Si se aplicase siempre la lógica integral, se correría el riesgo de ser muy duro y, en cierto modo, injusto, pues no se considerarían suficientemente en ese caso las circunstancias.
"Nos encontramos en una situación real, práctica. El problema se plantea: cómo puede suceder que, existiendo las promesas que Nuestro Señor Jesucristo hizo de asistir a su Vicario, al mismo tiempo ese Vicario pueda, por sí mismo o por otros, corromper la fe de los fieles?
"Algunos insisten sobre el carácter de la asistencia al Papa y que, por ende, él no puede equivocarse, luego hay que obedecer: luego no tenemos derecho de discutir de ninguna manera lo que hace o dice el Papa. Esta es una obediencia ciega, que tampoco es conforme a la prudencia.
"Constatamos que cosas que nos son enseñadas, no están en conformidad con lo que la Tradición nos enseña. Hay una situación de hecho ante la cual nos encontramos. ¿Qué debemos hacer? ¿Hay que concluir: luego, si el Papa nos enseña algo contrario a la fe que nos ha sido ensenada, es ese Papa eventualmente hereje? Es posible. No lo se. Si es hereje, ¿es todavía Papa? ¿Es que un Papa puede ser hereje? Allí tienen el trabajo de Xavier da Silveira que recoge todas las opiniones al respecto. Caemos en hipótesis teológicas muy difíciles.
"Por otra parte, ¿es que el Papa ha cometido verdaderamente una herejía formal, o simplemente ha dado la posibilidad a la herejía de propagarse? Evidentemente, aquellos que razonan de una manera muy lógica, sin considerar todos los matices que hay en la realidad, la cual no está hecha de una lógica implacable, concluyen precipitadamente en que luego no debemos obedecer.
-Cuestionarse en qué medida las promesas de Nuestro Señor Jesucristo de asistir al Papa, dejan a éste la posibilidad de realizar ciertos actos o decir ciertas cosas que, por su propia lógica, hacen perderla fe a los fieles. En qué medida son compatibles las promesas y la destrucción de la fe por negligencia, omisión, actos equívocos, etc. Estando dadas las dificultades en resolver todas estas cuestiones difíciles y delicadas, yo no oso tranzar de una manera absoluta entre todas estas opiniones, hipótesis. No me siento capaz puesto que no conozco suficientemente las circunstancias que rodean los hechos del Papa para determinar de una manera cierta que no tenemos Papa.
"En la práctica esto no tiene influencia sobre nuestra conducta, porque rechazamos firmemente todo aquello que va contra la fe, sin saber incluso quién es el culpable.
"Evidentemente, hay quienes dicen: usted no es lógico, tendría que condenar esto y aquello, etc. La mía es una actitud prudencial, de sabiduría práctica".
16/01/79 'Mientras no tenga la evidencia de que el Papa no sea Papa, tengo la presunción por él. "No digo que no haya argumentos que puedan poner una cierta duda. Pero es necesario tener la evidencia: no es suficiente una duda, incluso si es válida. Si el argumento es dudoso, no hay derecho a sacar conclusiones que tienen consecuencias enormes. No se puede partir de un principio dudoso. Prefiero partir del principio de que hay que defender nuestra fe. Este es nuestro deber. Aquí no hay lugar a duda alguna. Conocemos nuestra fe. Si alguien ataca nuestra fe, decimos ¡no! Pero de aquí a decir enseguida que porque alguien ataca nuestra fe es herético, luego no es más autoridad, luego sus actos no tienen ningún valor... Atención, atención, atención... No nos metamos en un círculo infernal del cual no sabremos cómo salir. En esta actitud existe un verdadero peligro de cisma.
"No pretendo ser infalible; intento combatir en las circunstancias actuales con toda la fe posible, con la oración y con el auxilio de la gracia. Pero pienso que hay una línea de realismo, seguida por la Fraternidad, de la cual no hay que salir o alejarse demasiado bajo pena de dividir la Fraternidad".
25/01/79
"Quisiera responder a las objeciones que nos hacen actualmente de una manera más viva y más penosa que nunca respecto de los dos problemas que preocupan a todos, problemas graves: el de la validez del Novus Ordo y el del Papa. (Fruto de estas conferencias será el artículo aparecido en noviembre de 1979. Ver más abajo). No es la primera vez que me hacen estas preguntas, ni la primera que respondo: ya les hablé el 10/12/72, el 24102177 y el 20/01/78.
(Resúmenes de estas conferencias fueron repartidos a los seminaristas en su momento. No poseemos ni las conferencias ni los extractos). Estas tres respuestas son prácticamente idénticas. No creo poder decir que he tenido que cambiar de opinión, de actitud; la actitud que debemos tener frente a estos problemas.
"Esto me confirma. Se puede reformar el propio pensamiento. Si se constata que uno se ha equivocado, no hay que dudar en cambiar; no hay que empecinarse en un punto de vista, si se está persuadido de que uno cometió un error. Es la simple ley del buen sentido y de la fe. El error debe corregirse cuando es advertido. Cuando uno se persuade de que ha cometido un error, debe corregirse. Gracias a Dios, pienso haber juzgado de una manera tal que debo perseverar en esa forma de pensar, a pesar de las objeciones que me hacen; incluso si son penosas y provienen de nuestros amigos y de aquellos que fueron cofrades y que creen tener el deber de atacarnos personalmente en revistas, folletos, etc. Esas objeciones provienen de aquellos que podríamos llamar "ultras"; y creen un deber el criticarnos y llamarnos liberales porque queremos conservar esta manera de pensar respecto de estos problemas".
08/11/79
Posición de Monseñor Lefebvre sobre la Nueva Misa y el Papa, publicado en Roma N°- 67. En la parte referida al Papa dice así:
"Pasemos a la segunda parte no menos importante: ¿Tenemos realmente un Papa ó un intruso en la Sede de Pedro?
"¡Dichosos los que han vivido y muerto antes de hacerse esta pregunta! Hay que reconocer que el Papa Paulo VI ha causado y ocasionado un serio problema a la conciencia de los católicos. Sin indagar ni conocer su culpabilidad en la terrible demolición de la Iglesia bajo su Pontificado, no se puede dejar de reconocer que aceleró las causas en todos los órdenes. Uno se pregunta ¿cómo un sucesor de Pedro ha podido en tan poco tiempo causar más males a la Iglesia que la revolución de 1789?
"Hechos precisos como las firmas estampadas en el artículo VII de la Instrucción concerniente al Novus Ordo Missae, como también el documento de la `Libertad Religiosa son escandalosos y dan ocasión para que algunos afirmen que ese Papa era herético y que por su herejía dejó de ser Papa.
"La consecuencia de este hecho sería que la mayoría de los cardenales actuales no lo serían, siendo además ineptos para la elección de otro Papa. Los Papas Juan Pablo 1 y Juan Pablo 11 no habrían sido entonces elegidos legítimamente.
"Es entonces inadmisible rezar por un Papa que no lo es y llevar tratativas con aquél que no tiene ningún título para sentarse en la silla de Pedro. Como ante el problema de la invalidez de la nueva misa, aquellos que afirman que no hay Papa, simplifican demasiado los problemas. La realidad es más compleja.
"Si uno se pregunta si un Papa puede ser herético, descubre que el problema no es tan simple como puede creerse. Sobre este tema; el muy objetivo estudio de Xavier da Silveira muestra que un buen número de teólogos piensa que el Papa puede ser hereje como doctor privado, pero no como doctor de la Iglesia Universal. Es necesario, entonces, examinar en qué medida el Papa Paulo VI ha querido empeñar su infalibilidad en esos casos diversos donde él ha firmado textos cercanos a la herejía, si no heréticos.
"Hemos pues podido observar en esos dos casos, como en otros muchos, que el Papa Paulo VI ha actuado mucho más como liberal que adhiriéndose a la herejía, ya que, cuando se le señalaba el peligro que corría; entregaba un texto contradictorio, agregando una fórmula contraria a lo que él afirmaba en el anterior, o redactando una fórmula equívoca, lo que es propio del liberal, el cual es incoherente por naturaleza.
"El liberalismo de Paulo VI, reconocido por su amigo el cardenal Danielou, es suficiente `para explicar los desastres de su Pontificado. El Papa Pío IX, particularmente, habló mucho sobre el católico liberal, que él consideraba como destructor de la Iglesia. El católico liberal es una persona de doble faz, en continua contradicción. Quiere mantenerse católico y al mismo tiempo tiene el afán de agradar al mundo. Afirma su fe con miedo de parecer demasiado dogmático y actúa de hecho como los enemigos de la fe católica.
"Un Papa, ¿puede ser liberal y permanecer Papa? La Iglesia siempre ha amonestado severamente a los católicos liberales. No los ha excomulgado a todos. También aquí debemos permanecer dentro del espíritu de la Iglesia. Debemos rechazar el liberalismo, venga de donde venga, porque la Iglesia siempre lo ha condenado con severidad por ser contrario al Reinado de Nuestro Señor y en particular al Reinado Social.
"El alejamiento de los cardenales de más de 80 años y los conciliábulos que prepararon los dos últimos Cónclaves no tornan inválida la elección de esos Papas: inválida es mucho afirmar, pero sí eventualmente dudosa. Mas la aceptación unánime del hecho, posterior a la elección por parte de los cardenales y del clero romano, basta para convalidarla elección. Esta es la opinión de los teólogos.
"La cuestión de la visibilidad de la Iglesia es demasiado importante para su existencia, como para que Dios pueda omitirla durante décadas.
"El argumento de los que afirman la inexistencia del Papa pone a la Iglesia en situación confusa. ¿Quién nos dirá dónde está el futuro Papa? ¿Cómo podría ser designado un Papa donde no hubiera más cardenales? Este espíritu es un espíritu cismático, al menos para la mayoría de los fieles, que se afiliarán a sectas verdaderamente cismáticas como la del Palmar de Troya, la de la Iglesia Latina de Toulouse, etc.
"Nuestra Fraternidad rechaza absolutamente compartir estos razonamientos. Queremos permanecer adheridos a Roma, al sucesor de Pedro, pero rechazamos su liberalismo por fidelidad a sus Antecesores. No tenemos miedo de decirlo respetuosa pero firmemente, como San Pablo frente a San Pedro. Por eso, lejos de rechazarlas oraciones por el Papa, aumentamos nuestros rezos y suplicamos para que el Espíritu Santo lo ilumine y lo fortalezca en el sostén y defensa de la fe.
"Por eso jamás he rechazado ir a Roma a su llamado o al llamado de sus representantes. La Verdad debe afianzarse en Roma más que en cualquier otro lugar. Pertenece a Dios, quien la hará triunfar.
En consecuencia, no se puede tolerar en los miembros, sacerdotes, hermanos, hermanas, oblatas de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X que rehúsen rezar por el Papa y que afirmen que todas las Misas del Novus Ordo Missae son inválidas.
"Ciertamente sufrimos por esta incoherencia continua, que consiste en elogiar todas las orientaciones liberales del Vaticano l1 y al mismo tiempo tratar de atenuar sus efectos. Pero esto nos debe incitar a rogar y a mantener firmemente la Tradición, pero no por eso afirmar que el Papa no es Papa.
Para terminar, debemos tener el espíritu misionero que es el verdadero espíritu de la Iglesia, hacer todo por el Reino de Nuestro Señor Jesucristo según la divisa de nuestro Santo Patrono San Pío X, 'Instaurare omnia in Christo', "instaurar todo en Cristo", y sufrir como Nuestro Señor en su Pasión para la salvación de las almas, para el triunfo de la Verdad.
"In hoc natus sum, dijo Nuestro Señor a Pilatos, ut testimonium perhibeam veritati". "Yo he nacido para dar testimonio de la Verdad".
Fin de la primera parte