Luigi Villa fue ordenado sacerdote en 1942
y cuando fue a conocer al P. Pio, famoso ya por su discernimiento de los
espíritus, éste le dijo que la Iglesia estaba invadida por la Masonería y que
tenía que dedicar toda su vida a defenderla, especialmente de la Masonería
eclesiástica.
Pio XII aprobó esa orientación y comenzó a
trabajar como agente secreto a las órdenes del Cardenal Ottaviani, Prefecto del
Santo Oficio.
Desde la subida de Paulo Sexto al poder sufrió
una implacable persecución con varios intentos de asesinato incluidos y para
poder llevar adelante su misión fundó en 1971 la revista independiente “Chiesa
viva” desde donde dio a conocer los impresionantes resultados de sus
investigaciones.
Por ejemplo, la misa negra celebrada por la
logia vaticana en 1963 para entronizar a Lucifer en el corazón del Catolicismo,
al final de la cual los participantes se consagraron al “omnipotente Lucifer”
para que les ayudase a desenganchar la Cruz del Cristianismo transformando el
culto a Dios por el culto al hombre, la ley de Dios por la primacía de la
conciencia, sustituyendo el Reino de Dios por la paz en la tierra, la vida
eterna por el paraíso en la tierra, los derechos de Dios por los derechos del
hombre, con un Cristo libertador del sufrimiento y no del pecado, un Evangelio
identificado con la “carta de los derechos de hombre” y puesto al servicio de
la “justicia social”, reduciendo la evangelización a un mero “diálogo” humano
sin miras a la conversión, un cristianismo que idolatrando al hombre proclame
la libertad religiosa como derecho fundamental y absoluto, es decir, la
religión del hombre.