Del Libro del P. Alonso de Andrade
Del favor de la
vida espiritual.
Punto I.- Considera que salió este padre de familias al amanecer y a
todas horas a buscar obreros para su viña; enseñando a los prelados y
superiores eclesiásticos y seglares la vigilancia que deben tener de la viña
que Dios les ha encomendado, perdiendo de sus comodidades por mirar por el bien
de los suyos; si eres uno de ellos aprende de las obligaciones que te corren de
este padre de familias, y cómo las ha de cumplir; y si no te toca por ser
súbdito, ruega a Dios por los prelados y superiores que les dé su espíritu para
cumplir sus obligaciones como deben, y que envíe muchos padres de familias
celosos y vigilantes a su Iglesia, que la rijan y gobiernen con el espíritu y
vigilancia que deben.
Punto II.- Considera cómo llamó a varias horas a los obreros de su viña;
porque a unos llama Dios en la niñez cuando les amanece el uso de razón, a
otros cuando mozos, y a otros cuando viejos al tiempo que se va a poner el sol
de la vida y no les queda más de una hora para trabajar, en la cual muchas
veces merecen más que los que empezaron desde la niñez, así que no desprecies a
ninguno aunque le veas pasar la vida descuidado, pues no sabes cuándo le
llamará Dios y si en una hora le servirá más que tú le has servido en toda la
vida. Llora tu tibieza y conoce lo poco que haces, respecto de lo que podías
hacer, y pídele a Dios gracia para servirle con fervor.
Punto III.- Considera que los primeros murmuraban del padre de familias
injustamente, pues les pagó enteramente su jornal, alegando que habían llevado
el peso de todo el día pasando el fuego del sol, en que nos enseñó el Salvador
que los tibios y negligentes se llenan de envidia de los fervorosos, y de
quejas y murmuraciones contra los superiores, y se les hace la carga pesada
porque les falta espíritu para llevarla: medita todo esto y mete la mano en tu
pecho y mira si eres de estos o de los fervorosos, y cuánto te importa ser de
estos y no de aquellos: mira que los tibios no le gustan a Dios, y le provocan
a vómito con sus quejas y murmuraciones; y si se te hace la carga pesada y duro
el yugo de la ley divina, entiende que lo causa tu tibieza, y llora y gime en
el acatamiento de Dios con ansias de tu corazón, pidiéndole que te de una centella
de fervor para servirle en adelante con alegría y diligencia.
Punto IV.- Considera que te ha llamado Dios a ser obrero y no dueño de
su viña; porque como dice Cayetano, el obrero trabaja por su Señor, y todas las
obras que hicieres han de ser para Dios que es el dueño de la viña. Mira no las
tomes para ti atribuyéndote la gloria de ellas, pues no son tuyas, sino
refiérelas a él, buscando en ellas su gloria y su honra y no la tuya, como
verdadero siervo suyo; de esta suerte las ganarás, y de otra suerte las
perderás, porque te las quitará Dios como a ladrón de su gloria y de su honra.