"Yo los he guardado. Y ninguno se ha perdido sino el hijo de la perdición. También él estaba entre los que Tu me diste. El me recibió, y también al él como a todos los que me reciben, le he dado el poder de llegar a ser hijo de Dios. Cuando la avaricia le enloqueció pasó a Satanás, y abandonándome y traicionándome con perfidia, rechazando la salvación y esforzándose en mi destrucción, se convirtió en hijo de la perdición y pereció como un miserable en su propia miseria."
Santo Tomas Moro. La Agonía de Cristo