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lunes, 10 de febrero de 2025

LA IMPORTANCIA DE LA FIDELIDAD A DIOS (Conmemoración de San Tito) R. P. Rafael OSB

 


   San Tito, discípulo de San Pablo y el  Santo Evangelio nos está diciendo algo muy importante. Nuestro Señor mandó a los discípulos ir a misiones y difundir el Evangelio y predicar la palabra de Dios, y en el Evangelio dijo lo siguiente: Cuando lleguen a una casa den la paz y si hay hijos de la paz, la paz estará con ellos, y si rechazan la paz,  la paz regresará a ustedes.

   Esto es muy significativo, “la paz sea con vosotros”, Nuestro Señor quiere que aceptemos Su paz, que es uno de los frutos del Espíritu Santo. La paz, según San Agustín es la tranquilidad que da el orden. La paz de Dios es tener a Dios como una prioridad, y, conforme a este principio, todo lo demás ocupará un lugar que será según la Voluntad de Dios. La paz será el orden de tener a Dios, como el Primer Mandamiento y después el prójimo, después las cosas humanas, después las cosas materiales, es un orden dado por Dios.

   Si nosotros aceptamos ese orden, por la humildad, por la obediencia, por  el sometimiento a las leyes de Dios, significará que estamos aceptando la paz, y por consiguiente, la paz vendrá a nosotros, que es el fruto de la sabiduría, según Santo Tomás de Aquino, la paz es uno de los frutos del Espíritu Santo que viene directamente del don de la sabiduría.

   Para alcanzar la felicidad eterna, para descansar en Su Sagrado Corazón, nos enseñó el orden, las leyes, los preceptos, los deberes que tenemos que realizar. Dios es la Sabiduría Eterna y ese es el plan perfecto para nosotros. La paz viene de esa realidad, es por esto que la condición para adquirir esa paz y crecer en la vida espiritual es LA FIDELIDAD. La fidelidad, es lo primero para nuestra Santa Fe, la Fe es lo que nos conecta con Dios, con Sus promesas, con Su amor, con esperanza a sus promesas.

   Por eso, el nivel de la lucha en esta crisis de la Iglesia  para todo Católico es defender, profesar y enseñar la Fe, siempre va a ser la prioridad, porque la Fe es el divino fundamento de nuestra vida espiritual, de nuestra caridad sobrenatural, es la base necesaria donde va a crecer la caridad, y es la única condición con la cual podemos agradar a Dios. Sin fe, es imposible agradar a Dios. Por lo tanto, debemos tener fe para que la caridad crezca, con las promesas de Cristo que se  nos dan si aceptamos esa realidad, cada hora recibiremos las gracias que necesitamos para perseverar y hacer nuestros deberes, Dios cumple Sus promesas, pero la condición es ser fiel. Nos dice: El que me ame, cumplirá mis mandamientos. Y, puesto que la primera prioridad es la fidelidad a la Santa fe  para tener amor y ser fiel a la ley moral, es por esto que el aspecto más importante de  nuestra pelea es mantenerse fieles a la Santa fe.

   Esto suena muy sencillo, pero las personas no lo entienden, tienen otras prioridades más allá de la fe. La gente lo ve como algo abstracto, como algo que no se ve desde afuera, pero esa fidelidad a la fe es la condición para agradar a Dios y para adquirir las gracias que necesitemos.

   Es por esto que  cuando miramos las personas, o las organizaciones vemos los frutos del Espíritu Santo para ver  si están recibiendo  la gracia, la ayuda, la aprobación  de Dios. No nos fijamos en los números, los números son algo humano, nos fijamos en los frutos del Espíritu Santo para ver si Dios está trabajando ahí.  Cuando hablamos de la Santa Fe, los frutos del Espíritu Santo, hablamos de paz, alegría, castidad, modestia,  (un paréntesis: ¿por qué es la modestia uno de los frutos del Espíritu Santo? Porque quien tiene a Dios como su prioridad pone orden en su vida, y permite que el Espíritu Santo rija su vida y por consiguiente   tomará gran cuidado de vestir con modestia todo el tiempo. Otro de los frutos del Espíritu Santo es la mansedumbre, por ejemplo, la manera como tratamos a los demás; paciencia, benignidad, estar listos para perdonar y ayudar a cualquiera; continencia, caridad fraterna, son frutos del Espíritu Santo. Si vemos esos frutos, sabremos que Dios está trabajando, y la paz, es el más alto de los frutos.  Es por esto, que si somos fieles, aunque no tengamos amigos, sacerdotes, sacramentos, apoyo de la gente o de los poderosos de este mundo, no importa. Tenemos paz, tenemos orden, tenemos a Dios, no necesitamos nada más.

   Si consideramos la paz como el más grande don, pues es el orden que Dios desea, será la alegría más grande tener paz, será la felicidad más grande, signo de que Dios está en  nuestra alma, señal que estamos haciendo bien las cosas, es lo más grande que hay en el mundo: estar en paz con Dios haciendo Su Voluntad. Esto es más grande que cualquier otro beneficio que podamos adquirir en la tierra.

   Esto es un recordatorio, pues la gente le da la prioridad a otras cosas, por ejemplo, los sacramentos, la gente compromete la fe, compromete la doctrina de muchas maneras para obtener sacramentos. Esto es precisamente poner prioridades por encima de la fe, por encima de la fidelidad, solo porque yo creo que necesito, son sentimientos básicamente. Es poner el orden a la manera humana, este es el problema. Las cosas humanas ponen el orden en nuestra vida, porque me gusta, porque lo siento, porque opino, porque lo pienso. Básicamente, queremos ser Dios, queremos poner orden según nuestras propias luces, y olvidar nuestro primer deber que es la fidelidad. Nuestro Señor los dijo muy claramente, si me amas seguirás mis  mandamientos.

   Fidelidad significa enfocarnos a la perfección, hacer los mejor, es el primer mandamiento, amar a Dios y seguir su Santísima Voluntad con toda mi mente, con toda mi fuerza, con todos mis recursos, con todo  mi tiempo, al menos en el deseo, tratar de hacer siempre lo mejor siempre. Usar de la libertad para elegir lo mejor para Dios, no para mí, eso es fidelidad. La tristeza es que la gente no la tiene como prioridad. Esto es muy peligroso, especialmente en los sacerdotes que no tienen esto muy claro, por lo que están llevando a la gente hacia otras direcciones. Es difícil salvarse si no se tiene la Santa Fe como una prioridad, y buscar un orden fuera de Dios. El Espíritu Santo no trabaja con fuerza como Él desea.

   El Evangelio de hoy dice que cuando entren a una casa, ofrezcan la paz, y si hay hijos de la paz que la desean, que buscan  el orden de Dios, la paz  irá con ellos, si buscamos el honor de Cristo, Su gloria y Su voluntad tendremos la paz  y por lo tanto el Espíritu Santo y Sus dones. La fidelidad implica humildad, es por eso que la gente no la tiene, porque para ser fiel hay que sacrificar muchas cosas, que parecen importantes pero no lo son para Dios. El orgullo nos ciega y no buscamos lo mejor para la gloria de Dios, nos gusta  mucho ser el centro.

   Lo que necesitamos ahora son pocos santos para arreglar esta crisis, no necesitamos cantidades, no necesitamos más sacerdotes, necesitamos santos, sacerdotes o no, necesitamos santos, que causarán que baje el Espíritu Santo a poner el fuego de Dios en todos lados y en todos, eso es lo que necesitamos! Los Santos fueron hijos de la paz, el moto benedictino PAX, y el moto de los Franciscanos Paz y Bien.

   Busquemos realmente la paz, los mandamientos de Dios, la Voluntad de Dios colocando la Fe sobre todas las cosas para dar frutos para Dios y para los demás.

   Pidamos estas gracias en la Santa Misa de hoy. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.