San Tito, discípulo de San Pablo y el
Santo Evangelio nos está diciendo algo muy importante. Nuestro Señor
mandó a los discípulos ir a misiones y difundir el Evangelio y predicar la
palabra de Dios, y en el Evangelio dijo lo siguiente: Cuando lleguen a una casa
den la paz y si hay hijos de la paz, la paz estará con ellos, y si rechazan la
paz, la paz regresará a ustedes.
Esto es muy significativo, “la paz sea con vosotros”, Nuestro Señor
quiere que aceptemos Su paz, que es uno de los frutos del Espíritu Santo. La
paz, según San Agustín es la tranquilidad que da el orden. La paz de Dios es
tener a Dios como una prioridad, y, conforme a este principio, todo lo demás ocupará
un lugar que será según la Voluntad de Dios. La paz será el orden de tener a
Dios, como el Primer Mandamiento y después el prójimo, después las cosas
humanas, después las cosas materiales, es un orden dado por Dios.
Si nosotros aceptamos ese orden, por la humildad, por la obediencia,
por el sometimiento a las leyes de Dios,
significará que estamos aceptando la paz, y por consiguiente, la paz vendrá a
nosotros, que es el fruto de la sabiduría, según Santo Tomás de Aquino, la paz
es uno de los frutos del Espíritu Santo que viene directamente del don de la
sabiduría.
Para alcanzar la felicidad eterna, para descansar en Su Sagrado Corazón,
nos enseñó el orden, las leyes, los preceptos, los deberes que tenemos que
realizar. Dios es la Sabiduría Eterna y ese es el plan perfecto para nosotros. La
paz viene de esa realidad, es por esto que la condición para adquirir esa paz y
crecer en la vida espiritual es LA FIDELIDAD. La fidelidad, es lo primero para
nuestra Santa Fe, la Fe es lo que nos conecta con Dios, con Sus promesas, con
Su amor, con esperanza a sus promesas.
Por eso, el nivel de la lucha en esta crisis de la Iglesia para todo Católico es defender, profesar y
enseñar la Fe, siempre va a ser la prioridad, porque la Fe es el divino fundamento
de nuestra vida espiritual, de nuestra caridad sobrenatural, es la base
necesaria donde va a crecer la caridad, y es la única condición con la cual
podemos agradar a Dios. Sin fe, es imposible agradar a Dios. Por lo tanto,
debemos tener fe para que la caridad crezca, con las promesas de Cristo que
se nos dan si aceptamos esa realidad,
cada hora recibiremos las gracias que necesitamos para perseverar y hacer
nuestros deberes, Dios cumple Sus promesas, pero la condición es ser fiel. Nos
dice: El que me ame, cumplirá mis mandamientos. Y, puesto que la primera
prioridad es la fidelidad a la Santa fe para tener amor y ser fiel a la ley moral, es
por esto que el aspecto más importante de
nuestra pelea es mantenerse fieles a la Santa fe.
Esto suena muy sencillo, pero las personas no lo entienden, tienen otras
prioridades más allá de la fe. La gente lo ve como algo abstracto, como algo
que no se ve desde afuera, pero esa fidelidad a la fe es la condición para
agradar a Dios y para adquirir las gracias que necesitemos.
Es por esto que cuando miramos
las personas, o las organizaciones vemos los frutos del Espíritu Santo para ver
si están recibiendo la gracia, la ayuda, la aprobación de Dios. No nos fijamos en los números, los
números son algo humano, nos fijamos en los frutos del Espíritu Santo para ver
si Dios está trabajando ahí. Cuando
hablamos de la Santa Fe, los frutos del Espíritu Santo, hablamos de paz,
alegría, castidad, modestia, (un
paréntesis: ¿por qué es la modestia uno de los frutos del Espíritu Santo?
Porque quien tiene a Dios como su prioridad pone orden en su vida, y permite
que el Espíritu Santo rija su vida y por consiguiente tomará
gran cuidado de vestir con modestia todo el tiempo. Otro de los frutos del
Espíritu Santo es la mansedumbre, por ejemplo, la manera como tratamos a los
demás; paciencia, benignidad, estar listos para perdonar y ayudar a cualquiera;
continencia, caridad fraterna, son frutos del Espíritu Santo. Si vemos esos
frutos, sabremos que Dios está trabajando, y la paz, es el más alto de los
frutos. Es por esto, que si somos
fieles, aunque no tengamos amigos, sacerdotes, sacramentos, apoyo de la gente o
de los poderosos de este mundo, no importa. Tenemos paz, tenemos orden, tenemos
a Dios, no necesitamos nada más.
Si
consideramos la paz como el más grande don, pues es el orden que Dios desea,
será la alegría más grande tener paz, será la felicidad más grande, signo de
que Dios está en nuestra alma, señal que
estamos haciendo bien las cosas, es lo más grande que hay en el mundo: estar en
paz con Dios haciendo Su Voluntad. Esto es más grande que cualquier otro
beneficio que podamos adquirir en la tierra.
Esto es un recordatorio, pues la gente le da la prioridad a otras cosas,
por ejemplo, los sacramentos, la gente compromete la fe, compromete la doctrina
de muchas maneras para obtener sacramentos. Esto es precisamente poner
prioridades por encima de la fe, por encima de la fidelidad, solo porque yo
creo que necesito, son sentimientos básicamente. Es poner el orden a la manera
humana, este es el problema. Las cosas humanas ponen el orden en nuestra vida,
porque me gusta, porque lo siento, porque opino, porque lo pienso. Básicamente,
queremos ser Dios, queremos poner orden según nuestras propias luces, y olvidar
nuestro primer deber que es la fidelidad. Nuestro Señor los dijo muy
claramente, si me amas seguirás mis
mandamientos.
Fidelidad significa enfocarnos a la perfección, hacer los mejor, es el
primer mandamiento, amar a Dios y seguir su Santísima Voluntad con toda mi
mente, con toda mi fuerza, con todos mis recursos, con todo mi tiempo, al menos en el deseo, tratar de
hacer siempre lo mejor siempre. Usar de la libertad para elegir lo mejor para
Dios, no para mí, eso es fidelidad. La tristeza es que la gente no la tiene
como prioridad. Esto es muy peligroso, especialmente en los sacerdotes que no
tienen esto muy claro, por lo que están llevando a la gente hacia otras
direcciones. Es difícil salvarse si no se tiene la Santa Fe como una prioridad,
y buscar un orden fuera de Dios. El Espíritu Santo no trabaja con fuerza como
Él desea.
El Evangelio de hoy dice que cuando entren a una casa, ofrezcan la paz,
y si hay hijos de la paz que la desean, que buscan el orden de Dios, la paz irá con ellos, si buscamos el honor de Cristo,
Su gloria y Su voluntad tendremos la paz y por lo tanto el Espíritu Santo y Sus dones.
La fidelidad implica humildad, es por eso que la gente no la tiene, porque para
ser fiel hay que sacrificar muchas cosas, que parecen importantes pero no lo
son para Dios. El orgullo nos ciega y no buscamos lo mejor para la gloria de
Dios, nos gusta mucho ser el centro.
Lo que necesitamos ahora son pocos santos para arreglar esta crisis, no
necesitamos cantidades, no necesitamos más sacerdotes, necesitamos santos,
sacerdotes o no, necesitamos santos, que causarán que baje el Espíritu Santo a
poner el fuego de Dios en todos lados y en todos, eso es lo que necesitamos!
Los Santos fueron hijos de la paz, el moto benedictino PAX, y el moto de los
Franciscanos Paz y Bien.
Busquemos realmente la paz, los mandamientos de Dios, la Voluntad de
Dios colocando la Fe sobre todas las cosas para dar frutos para Dios y para los
demás.
Pidamos estas gracias en la Santa Misa de hoy. En el nombre del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.