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martes, 8 de diciembre de 2020

LA FIESTA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN

 



                                   La Fiesta de la Pureza

Bien podría llamarse así a la fiesta de la Inmaculada Concepción de María, la flor de los cielos que por los cuidados exquisitos de Jesús, se ha aclimatado en nuestra árida tierra. Mirar hacia abajo y medir la distancia que separa a un alma de la tierra, o mirar hacia arriba y vislumbrar su aproximación a Dios, eso es la pureza: alejamiento de lo terreno y participación de lo divino.
¡La Inmaculada gozo de la familia franciscana! El año de 1645 toda la Orden de los Frailes Menores tomó por Patrona a la Virgen María Madre de Dios, en cuanto la confesamos y celebramos inmune de la culpa original en su misma concepción.

La fiesta de la Inmaculada Concepción y de la Natividad del Señor están entre sí íntimamente enlazadas, la primera es la fiesta de la pureza, la segunda es la fiesta de la fecundidad de la pureza.  Dios hizo tan pura a la Santísima Virgen para que fuera su Madre, y fue Madre de Dios por ser tan pura.

   La conducta de Dios y la conducta de la Virgen bendita nos predican horror al pecado, estima de la gracia y deseo de una santidad más perfecta. ¡Cómo contrasta en esto nuestra conducta con las suyas! La Santísima Virgen no ha tenido parte en nuestra degradación  moral; todas sus intenciones se dirigen al bien… y, no obstante, tomó todas las precauciones que nuestra fragilidad nos hace necesarias: huida del mundo, vigilancia sobre sí  misma, austera penitencia, trabajo continuo, oración ferviente… está llena de gracia desde el momento de su concepción y lejos de descansar en la abundancia de los dones que ha recibido, se dispuso continuamente a hacerse acreedora a otros nuevos acrecentando sin cesar el tesoro de sus merecimientos.

   ¿Y nosotros? Con demasiada frecuencia nuestras imprudencias nos exponen a perder la gracia, nuestras flojedades impiden aumentar en nosotros sus riquezas. Con la vigilancia que tuvo nuestra Madre del Cielo las gracias que recibimos serían suficientes para librarnos del pecado; con la fidelidad que tuvo Ella, serían abundantes para elevarnos a la perfección que requiere nuestro estado.

   Ante la perfección incomparable de la Santísima Virgen, ¿qué pensar nosotros, pobres pecadores, que al pecado original hemos agregado tantos pecados personales, que somos tan  miserables que hasta en nuestros mismos actos de virtud nos buscamos a nosotros mismos y no puramente a Dios?
                                                                           
                                 Mi Compromiso con la Inmaculada
                   ¡Para un mundo mejor en el reino de Jesucristo por medio de María!

¿Qué es mi compromiso con la Inmaculada?
Es una promesa hecha en secreto a Nuestra Señora, por lo cual me obligo, para este año del 8 de diciembre de 2020 al 8 de diciembre de 2021, de una manera individual, a VIVIR EN GRACIA DE DIOS mediante los siguientes pasos:

   Primero.- Poner un ESFUERZO ESPECIALÍSIMO, durante todo el año, para mi mariano, por conservar la GRACIA SANTIFICANTE y huir de las ocasiones y peligros de pecar.

   Segundo.- En caso de haber caído en pecado mortal, RECUPERAR INMEDIATAMENTE LA GRACIA, por un acto de perfecta contrición con el propósito de no volver a pecar y de confesarme, si es posible, dentro de los tres días siguientes.

   Tercero.- Rezar cada noche LAS TRES AVEMARÍAS, pidiendo para mí y para todos los hombres, especialmente para los que han hecho este mismo Compromiso, el deseo sincero de vivir en gracia de Dios y de poner los medios para no perderla jamás.

   Cuarto.- Ayudar a otra persona para que viva en gracia de Dios.

                                                          PROMESA

   Porque quiero vivir en la libertad de los hijos de Dios y no en la servidumbre de los esclavos; porque quiero colaborar en la construcción de un mundo mejor; porque amo y honro a  mi Madre y Reina del Cielo, la Santísima Virgen María, concebida sin pecado: prometo, con la confianza puesta en la gracia de Dios, cumplir durante todo este año, leal y esforzadamente mi

                               COMPROMISO CON LA INMACULADA

   Yo N: confiado en el auxilio de Dios y en la protección de mi Madre del Cielo, me COMPROMETO a:
1° LUCHAR sinceramente durante todo el año mariano por conservarme en ESTADO DE GRACIA manteniendo mi alma limpia de todo pecado mortal.
2° COMBATIR con valentía –como obsequio especial a mi MADRE INMACULADA- por mantener íntegros los ideales de la PUREZA en mis pensamientos, palabras y obras.
3° En caso de perder la gracia por el pecado mortal, haré inmediatamente un ACTO DE CONTRICIÓN y me confesaré lo más pronto posible.

¡Oh Virgen Inmaculada, los hijos siempre se parecen a su madre; muestra pues que eres nuestra Madre dándonos tu parecido con una migaja siquiera de tu pureza!


                                                   ¡Sea para gloria de Dios!