NdB: Republicamos este artículo escrito en el 2014, ya que no ha perdido su vigencia, y con el fragor de la lucha y el tiempo transcurrido, muchas cosas quedan más claras.
¿Porque este título? ¿Fue elegido al azar o es algo providencial para estos momentos? Hoy el mundo “católico” está de fiesta porque, por fin la Roma modernista y no la verdadera Roma Católica, ya “canonizó” a dos verdaderos creadores y promotores de la madre de todas las herejías; el Modernismo. ["San" Juan Pablo II y "San" Juan XXIII]
¿Porque este título? ¿Fue elegido al azar o es algo providencial para estos momentos? Hoy el mundo “católico” está de fiesta porque, por fin la Roma modernista y no la verdadera Roma Católica, ya “canonizó” a dos verdaderos creadores y promotores de la madre de todas las herejías; el Modernismo. ["San" Juan Pablo II y "San" Juan XXIII]
Nuestro Señor en el pasado suscitó verdaderos defensores del catolicismo siempre que la esposa virginal de Nuestro Salvador, la Iglesia por Él fundada, se vió en peligros muy serios para defenderla de sus agresores físicos y morales. Como dije más arriba hablando sobre las “canonizaciones” de estos dos portentos del liberalismo y modernismo dentro de la Iglesia ocupada, cuenta con un antecedente en el Papa Honorio de triste memoria que en el año del Señor 650 apoyó la herejía Monofisita llevando consigo a una parte considerable de la cristiandad de aquellos tiempos. ¿Cómo sucedió eso?, he aquí la historia estimado lector. (R.P. Arturo Vargas)
Grandes méritos y cualidades del Papa Honorio
Vamos a referirnos al serio conflicto ocurrido en los tiempos del Papa Honorio siendo de capital importancia, sobre todo en este mes de abril de 2014, que todos los, clérigos y laicos tengan conocimiento de los medios extraordinarios que Nuestro Señor Jesucristo ha utilizado, para salvar a su Iglesia de sus peores crisis, incluso cuando todo parecía ya humanamente perdido. Este ejemplo los fortalecerá en estos tiempos aciagos en donde la herejía modernista, “madre y cloaca de todas la herejías”, como en su momento lo dijo San Pío X, más frutos amargos y venenosos ha esparcido; y les mostrara cuales han sido los medios de salvación de salvación señalados por Dios.
El Papa Honorio fue elegido por el clero y el pueblo de la ciudad de Roma, pues como es sabido en la elección del Papa ha habido en la Iglesia a través de su historia, distintos sistemas, todos los cuales han sido legítimos.
Su Santidad el Papa Honorio I fue tan hábil político como Paulo VI y fue también magnífico administrador de los asuntos de la Iglesia, desplegó gran celo en la conversión de los habitantes de las islas Británicas continuando la obra de San Agustín, liquidó el cisma provocado por el Patriarca Fortunato que siguió los pasos del surgido en tiempos del Papa Virgilio, deponiendo de su cargo al mencionado jerarca cismático, y como lo han hecho la mayoría de los Papas, combatió las conspiraciones de los israelitas contra la Iglesia de Cristo, dirigiendo una carta al concilio de Toledo, muy elocuente a este respecto, y siendo también su epitafio que contenía las siguientes frases: “Judaicae gentis sub te est perfidia victa Sic unum Domini redis ovile nium”.
La unidad de los cristianos, deseada por Cristo y por su Santa Iglesia
Fue el noble fin de la unidad de los cristianos, el que en esta ocasión dió inicio a una crisis de gravísimas proporciones. La herejía de los “Monofisitas”, que afirmaban que siendo Cristo Nuestro Señor una sola persona, tenía también una sola naturaleza (remito al lector a los escritos que, sobre la pasión se encuentran en este sitio), había sido ya condenada por la Santa Iglesia y vencida en la Cristiandad, quedando solamente algunos núcleos heréticos minoritarios, aunque de cierta fuerza, dirigida por los obispos aferrados a la herejía.
Esta lamentable situación hizo ver a todos la necesidad de hacer un esfuerzo supremo a favor de la unidad de los cristianos y de la Santa Iglesia, UNIDAD DESEADA POR EL MISMO CRISTO Y POR TODOS LOS QUE SOMOS FIELES A SU DOCTINA, DICHA UNIDAD ERA EN ESOS TRAGICOS MOMENTOS DE MAYOR URGENCIA EN VISTA QUE LA CRISTIANDAD SE HALLABA EN PELIGRO ANTE LA INVASION AL IMPERIO ROMANO DE ORIENTE por los persas, dualistas y paganos, que iban conquistando una tras otra las provincias del este de África cometiendo las atrocidades más horribles contra los cristianos y destruyendo las iglesias y monasterios.
Pero la unidad de los cristianos no debe intentarse adulterando o negando, la divina revelación.
Ante el avance arrollador de los persas, la unidad de los cristianos ERA UN ASUNTO VITAL. Pero desgraciadamente, cuando este objetivo no se busca por los verdaderos caminos, en vez de obtenerse la anhelada unidad deseada, se han provocado una mayor discordia y una desunión todavía mayor que la que existía cuando se inició el noble intento. Y eso fue lo que lamentablemente ocurrió por traer a la unidad a ciertos núcleos heréticos, se provocó un cisma y una nueva hernia, que desgarró a la Santa Iglesia en el curso del siglo VI, y que provocó MUCHO MAS DESUNIÓN QUE LA QUE SE QUERÍA SUPRIMIR.
Ante los avances inminentes de los persas, el emperador Heraclio, que acababa de tomar el trono, se encontraba desmoralizado ante una situación que agravaba, por el hecho de que los herejes monofisitas en Egipto habían facilitado los triunfos de los invasores persas.
[NB: Los herejes en la historia de la humanidad siempre han traicionado a la Iglesia de Cristo y favorecido a sus enemigos].
Entonces surgió el Patriarca Sergio de Constantinopla, como el hombre que trabajó incansablemente por inyectar ánimo al desmoralizado emperador y empujarlo a una acción eficaz, para defender al cristianísimo imperio, conduciéndolo un día a una iglesia, según refiere la tradición, donde hablándole de Dios, le exigió el juramento de morir por la defensa de la cristiandad y el imperio; operándose con esto un cambio en Heraclio, que inició inmediatamente una serie de campañas victoriosas para recuperar los santos lugares y recobrar de los persas las bastas regiones que habían capturado, pero al mismo tiempo, movido el combativo Patriarca, del celo por obtener la Unidad de los Cristianos, se gestó la idea de que esta solamente podría conseguirse mediante el dialogo (mediante el cambio de impresiones, negociaciones y términos que equivalen al dialogo actual de la Neo- Fraternidad San Pío X, empleando este término que más se adapta a nuestros tiempos), con los herejes y concesiones que hicieron a estos, mediante una fórmula de transacción llamada por él formula de conciliación, que parecía justificarse, ante el nuevo peligro de la invasión musulmana que se gestaba en el sur.
[NB: Los herejes en la historia de la humanidad siempre han traicionado a la Iglesia de Cristo y favorecido a sus enemigos].
Entonces surgió el Patriarca Sergio de Constantinopla, como el hombre que trabajó incansablemente por inyectar ánimo al desmoralizado emperador y empujarlo a una acción eficaz, para defender al cristianísimo imperio, conduciéndolo un día a una iglesia, según refiere la tradición, donde hablándole de Dios, le exigió el juramento de morir por la defensa de la cristiandad y el imperio; operándose con esto un cambio en Heraclio, que inició inmediatamente una serie de campañas victoriosas para recuperar los santos lugares y recobrar de los persas las bastas regiones que habían capturado, pero al mismo tiempo, movido el combativo Patriarca, del celo por obtener la Unidad de los Cristianos, se gestó la idea de que esta solamente podría conseguirse mediante el dialogo (mediante el cambio de impresiones, negociaciones y términos que equivalen al dialogo actual de la Neo- Fraternidad San Pío X, empleando este término que más se adapta a nuestros tiempos), con los herejes y concesiones que hicieron a estos, mediante una fórmula de transacción llamada por él formula de conciliación, que parecía justificarse, ante el nuevo peligro de la invasión musulmana que se gestaba en el sur.
ESO DE CREER QUE LA VERDAD REVELADA, PUEDE SER OBJETO DE DIALOGO, PARA REALIZAR CON ELLA TRANSACCIONES, como con cualquier asunto político, lejos de conseguir la unidad tan deseada, ha traído siempre, por castigo de Dios, nuevas herejías y todo género de males, ya que la verdad revelada por Dios no puede ser modificada por los hombres ni ser objeto de componendas. Dios ha castigado siempre estos gestos de debilidad o de oportunismo de algunos grandes jerarcas eclesiásticos, permitiendo que ocurran mayores conflictos a la Santa Iglesia, que aquellos que con estos diálogos y transacciones se querían liquidar, quizá para hacernos ver a todos que la Divina Revelación no puede ser objeto de componendas humanas.
El patriarca Sergio, que demostró con hechos su gran celo por defender la Cristiandad, pensó que podría lograr la adhesión de los herejes monofisitas, a la Iglesia Católica, mediante el diálogo y concesiones mutuas que hicieron varias partes y la adopción de la fórmula de compromiso, que aceptando que en Cristo Nuestro Señor hubiera una sola persona, tuviera dos naturalezas, la Divina y la humana, pero una sola energía, una sola voluntad. Creyó que en esta forma se lograría, que los monofisitas, que sostenían la existencia de Cristo en una sola naturaleza, podrían unirse a la ortodoxa, pero se incurrió en una más grave herejía, que en el fondo era el mismo monofisismo con otro aspecto. Y ocurrió que la famosa formula de transacción, si bien logró atraer a la mayoría de los monofisitas, fue insuficiente e inaceptable para otros.
Patriarcas y Obispos se adhieren a la herejía MONOTELITA que avanza sin resistencia entre el episcopado.
Lo más grave de todo, fue que el emperador Heraclio, sobre quien el Patriarca de Constantinopla tenía influencia decisiva, aceptó con gusto la llamada fórmula de reconciliación y la hizo suya, puso en su apoyo toda la fuerza imperial, siendo atraídos a la nueva herejía. Plegándose a las presiones del emperador y del Patriarcado un numero cada día mayor de obispos, entre ellos el Metropolitano de Laica, Atanasio de Antioquia, Faran de Arabia, y otros.
El patriarca Sergio logró que el emperador nombrara a Ciro de Fasis, para ocupar el Patriarcado de Alejandría, al quedar vacante este, con lo que los partidarios de la nueva herejía controlaban las sedes más importantes de oriente, tomando proporciones gigantescas esta nueva herejía, sin haber logrado la tan ansiada anhelada unidad de los cristianos, sino mas bien, acrecentando la discordia y la división, en forma más aguda y peligrosa.
Desgraciadamente, como en el caso de la herejía arriana, fueron los obispos los primeros en claudicar y abrazar la nueva herejía arrastrando en su traición al clero de su diócesis, además, como en otras crisis de la Iglesia, lo primero que hicieron los jerarcas herejes fue la promoción de obispos herejes para que ocuparan las sedes vacantes y demás puestos claves. Clérigos herejes que contribuyeran a propagar la herejía; sin la menor resistencia de los obispos, faltando con esta acción, gravemente a sus deberes para con Dios. En medio de esta tormenta, el Papa Honorio I, convencido de la necesidad de lograr la unidad de los cristianos, había sufrido el impacto de los argumentos del Patriarca de Constantinopla y se encontraba en actitud vacilante, sin condenar la nueva herejía, que era apoyada por la gran parte de la jerarquía y el silencio del Papa, iba controlando cada vez más a la cristiandad.
En realidad, lo que provocaba las vacilaciones del Papa, eran motivos de alta política, pero relacionados íntimamente con la salvación de la cristiandad. Los mismos motivos que inspiraron al Patriarca Sergio y al emperador Heraclio, o sea, lograr a toda costa la unidad de los cristianos para impedir que una división interna facilitara el avance de los Musulmanes, que de llevarse acabo causaría un gran desastre al catolicismo. No se trata de justificar a un Papa sobre quien recayó tremenda excomunión de un santo Concilio Ecuménico, ratificada por un Papa Santo; sino simplemente hacer honor a la verdad histórica, la cual demuestra que los móviles de ese vicario de Cristo en la tierra fueron bien intencionados aunque se hayan desencadenado en una actuación equívoca, que dio motivo justificado a un terrible anatema post mortem.
Unos cuantos sacerdotes se enfrentan a sus obispos, en defensa de la ortodoxia católica.
En tan grave situación, Dios Nuestro Señor se valió, para iniciar la defensa de la verdadera doctrina, de un humilde monje de Palestina llamado Antíoco que, dejando la paz de su convento y rebelándose contra su obispo y Patriarcas que sostenían la herejía, acuso públicamente al Patriarca de Antioquía de ser el Anti-Cristo y de renovar las herejías de Estiques y Apolinar. La rebelión del fraile Antíoco contra la jerarquía eclesiástica hereje, encontró eco en Egipto, donde unos simples sacerdotes y frailes se rebelaron contra sus obispos herejes y contra el nuevo Patriarca Ciro de Alejandría, que vendría siendo ahora como el primado de la Iglesia de Egipto, después del Papa y del Patriarca de Constantinopla, el jerarca de mayor categoría en la Iglesia de esos tiempos. El poderoso Patriarca condenó, excomulgó y hasta empleó la violencia contra esos infelices sacerdotes y monjes que lo sacrificaron todo por la verdadera doctrina de Cristo.
[NdB. Cualquier semejanza con los ataques de la nueva FSSPX contra los fieles que resisten su liberalismo y concesiones doctrinales, es coincidencia, y no nos referimos a la falsa resistencia de Mons. Williamson, Faure, Thomas ni al mexicano, Su Excelencia Monseñor Zendejas].
[NdB. Cualquier semejanza con los ataques de la nueva FSSPX contra los fieles que resisten su liberalismo y concesiones doctrinales, es coincidencia, y no nos referimos a la falsa resistencia de Mons. Williamson, Faure, Thomas ni al mexicano, Su Excelencia Monseñor Zendejas].
Poco a poco se fue propagando la llama de la defensa de la Fe verdadera y la rebelión contra un episcopado que se había sumado a la herejía, convirtiendo algunos modestos presbíteros, los templos a su cargo en verdaderos baluartes de la verdadera doctrina cristiana, por supuesto con el apoyo moral y físico de sus feligreses, quienes, junto con sus pastores comprendieron la gran necesidad de defender la Fe ortodoxa incluso yendo en contra de sus Obispos y altos jerarcas de la Iglesia en aquellos tiempos y gracias a esta unión lograron sacar a los Obispos herejes. Estos éxitos fueron posibles mientras las autoridades civiles locales se mantuvieron al margen de todo esto y e incluso se abstuvieron de brindar apoyo militar a los Jerarcas eclesiásticos Monotelitas. Pero siempre que dichas autoridades por orden del emperador intervinieron militarmente a favor de los herejes, quitaron a los celosos párrocos sus iglesias y las entregaron a los herejes, así la victoria de los herejes se antojaba definitiva.
[NdB. ¿No sucedió lo mismo cuando los modernistas persiguieron a todos los sacerdotes que rechazaron el Concilio Vaticano II y sus reformas litúrgicas? Sucedió lo mismo cuando la nueva FSSPX persiguió y corrió a los sacerdotes que no fueran leales a mons Fellay y su acuerdismo. Se corrieron a fieles y se les amenazó con privación de Sacramentos; deshonraron a los Sagrados Sacramentos usándolos para amedrentar a los que resistían tan gran traición, el objetivo de la nueva FSSPX: retirar de su camino a quienes le impidieran su ralliement.]
[NdB. ¿No sucedió lo mismo cuando los modernistas persiguieron a todos los sacerdotes que rechazaron el Concilio Vaticano II y sus reformas litúrgicas? Sucedió lo mismo cuando la nueva FSSPX persiguió y corrió a los sacerdotes que no fueran leales a mons Fellay y su acuerdismo. Se corrieron a fieles y se les amenazó con privación de Sacramentos; deshonraron a los Sagrados Sacramentos usándolos para amedrentar a los que resistían tan gran traición, el objetivo de la nueva FSSPX: retirar de su camino a quienes le impidieran su ralliement.]
UN HUMILDE MONJE, SAN SOFRONIO (560-638) SURGE COMO CAUDILLO DE LA ORTODOXIA.
En el fragor de esta batalla desigual, librada por un pequeño número de sacerdotes y monjes de oriente, considerados como locos y perturbadores que defendían la verdad contra una jerarquía eclesiástica claudicante.
[NdE: hoy en día también se nos llama locos, enfermos, necios y cuanto se les viene en mente a las autoridades de la neo- fraternidad, como que la historia se repite y hay quien se ha atrevido a decir que, quienes se confiesen o comulguen con los que, a pesar de nuestra indignidad, tratamos de defender la fe y la doctrina de Nuestro amado Salvado, incurren en pecado mortal. ¿No fue esta la conducta del Vaticano II respecto a los miembros de la Fraternidad en tiempos de Monseñor Marcel Lefebvre?]
Es en este momento cuando San Sofronio, nacido en Damasco, salió en defensa de la ortodoxia, así lo hizo hasta su muerte, este santo monje como sus compañeros en este valerosa defensa de los derechos de Dios, carecía de jerarquía eclesiástica. San Sofronio animado por el celo de la obediencia intentó, con humildad propia de estos monjes, convencer a la jerarquía de sus desviaciones heréticas, con este fin acudió al hereje Patriarca de Alejandría, ante el cual cayó de rodillas, para pedirle llorando que no fuera a leer desde el pulpito de la Catedral, el Edicto que renovaba la HEREJIA DE APOLINAR; pero el Patriarca en nada cedió a las súplicas de este gran santo y, además, lo censuró, lo llamo REBELDE y lo amenazó con excomulgarlo si continuaba oponiéndose a la tesis de conciliación cuyo fin era:
“LA NECESARIA UNIDAD DE LA IGLESIA”.
[NdE: hoy en día también se nos llama locos, enfermos, necios y cuanto se les viene en mente a las autoridades de la neo- fraternidad, como que la historia se repite y hay quien se ha atrevido a decir que, quienes se confiesen o comulguen con los que, a pesar de nuestra indignidad, tratamos de defender la fe y la doctrina de Nuestro amado Salvado, incurren en pecado mortal. ¿No fue esta la conducta del Vaticano II respecto a los miembros de la Fraternidad en tiempos de Monseñor Marcel Lefebvre?]
Es en este momento cuando San Sofronio, nacido en Damasco, salió en defensa de la ortodoxia, así lo hizo hasta su muerte, este santo monje como sus compañeros en este valerosa defensa de los derechos de Dios, carecía de jerarquía eclesiástica. San Sofronio animado por el celo de la obediencia intentó, con humildad propia de estos monjes, convencer a la jerarquía de sus desviaciones heréticas, con este fin acudió al hereje Patriarca de Alejandría, ante el cual cayó de rodillas, para pedirle llorando que no fuera a leer desde el pulpito de la Catedral, el Edicto que renovaba la HEREJIA DE APOLINAR; pero el Patriarca en nada cedió a las súplicas de este gran santo y, además, lo censuró, lo llamo REBELDE y lo amenazó con excomulgarlo si continuaba oponiéndose a la tesis de conciliación cuyo fin era:
“LA NECESARIA UNIDAD DE LA IGLESIA”.
Muy duro fue para San Sofronio el conflicto interno que se generó en su alma a consecuencia de esta “excomunión”. Por una parte el deber de obediencia a su superior jerárquico en la Iglesia y por otra la de ser fiel a Cristo defendiendo su verdadera doctrina, incluso en contra de la traición a esta santa doctrina por parte de su superior.
[NdE: Consejos, exhortaciones, cartas y otras tantas cosas no bastaron para quienes buscan la unidad con la roma herética para hacerlos entender que lo deseado por ellos es contrario a la fe y doctrina de Nuestro Señor Jesucristo sino mas bien con una saña inaudita, haciendo mal uso de autoridad han lanzado a diestra y siniestra admoniciones y expulsiones para todos aquellos sacerdotes que quieren ser fieles a su fundador y, sobre todo, a nuestro divino Maestro y a llegado a tal grado su osadía que han privado de su libertad a algunos sacerdotes e incluso prohibiéndoles el ejercicio sacerdotal por excelencia como es el celebrar el Santo Sacrificio de la Misa. Como de hecho esa misma prueba sufrimos quienes nos vimos constreñidos a abandonar la FSSPX no tanto por la excomunión sino por la persecución que contra nosotros se realizó desde las altas esferas de esta Congregación por medio de la difamación y satanización de nuestras personas, fieles con familias completas]
[NdE: Consejos, exhortaciones, cartas y otras tantas cosas no bastaron para quienes buscan la unidad con la roma herética para hacerlos entender que lo deseado por ellos es contrario a la fe y doctrina de Nuestro Señor Jesucristo sino mas bien con una saña inaudita, haciendo mal uso de autoridad han lanzado a diestra y siniestra admoniciones y expulsiones para todos aquellos sacerdotes que quieren ser fieles a su fundador y, sobre todo, a nuestro divino Maestro y a llegado a tal grado su osadía que han privado de su libertad a algunos sacerdotes e incluso prohibiéndoles el ejercicio sacerdotal por excelencia como es el celebrar el Santo Sacrificio de la Misa. Como de hecho esa misma prueba sufrimos quienes nos vimos constreñidos a abandonar la FSSPX no tanto por la excomunión sino por la persecución que contra nosotros se realizó desde las altas esferas de esta Congregación por medio de la difamación y satanización de nuestras personas, fieles con familias completas]
Sin embargo San Sofronio no vaciló, y poseído de esa energía y de esa santa rebeldía contra la HEREJIA y a sus partidarios conociendo que era Cristo Nuestro señor quien infundía en su alma este celo por la verdad reconfortado por ello siguió predicando con gran ardor, propio de los santos. Luego dedicó sus fuerzas a dar una batalla decisiva contra los obispos herejes e hizo un penoso viaje a la capital del imperio, para entrevistarse con el poderoso Patriarca Sergio de Constantinopla que, como antes se aclaró, era en esos tiempos el Jerarca de Mayor autoridad en la Santa Iglesia después del Papa. (Es la lucha que Monseñor Lefebvre también realizó durante los últimos años de su vida con el resultado que ya conocemos, pero tranquilo con su conciencia y en paz con Dios por el buen combate de la fe. El decía: “Yo no quiero escuchar de Nuestro Señor en el día de mi juicio “TU HAS CONTRIBUIDO A LA DESTRUCCIÓN DE MI IGLESIA” Palabras que él repetía con frecuencia y de eso soy testigo.)
SÍNODOS Y ASAMBLEAS DE OBISPOS, USADOS PARA PROPAGAR LAS HEREJIAS
San Sofronio obtuvo una entrevista con el Patriarca de Constantinopla, trató de convencerlo sobre el grave peligro que amenazaba a la Iglesia con la nueva herejía. Sergio, quien era el alma de dicha herejía y además un político extraordinario, fingió en forma maquiavélica dejarse impresionar por los argumentos del santo fraile y le prometió presentar el caso ante el Sínodo de obispos que funcionaba en Constantinopla, pero este Sínodo estaba muy vigilado por el mismo Sergio. (Creo que aquí encontramos otra semejanza en la forma de actuar de quienes venimos hablando, pues considero que no fueron pocos los sacerdotes que, de una forma o de otra se hicieron oír en contra de los acuerdos con escritos, sermones, alocuciones y con recomendaciones de viva voz a los superiores que parecían escucharlos, pero al final solo fingían ya que continuaron y continúan con su pérfido plan.
De esta manera conoció el Patriarca Sergio la gran combatividad de San Sofronio y preparó el golpe, pero ESCONDIENDO LA MANO, para evitar en lo posible ser acusado de herejía y que los contragolpes de los ortodoxos fueran dirigidos contra el propio Sínodo y no contra el Patriarca, ya que daba la cara el Sínodo, sin embargo era Sergio quien, como ya se dijo más arriba, preparaba la herejía. De esta manera tan hábil lograba obtener el respaldo del Sínodo Episcopal mayor respaldo y apoyo para difundir la herejía entre los Obispos para quien representaba mucho las decisiones del Sínodo.
Es esta una hábil maniobra que, a través de la historia de la Iglesia, han utilizado algunos anti-Papas, y Jerarcas, cuando les ha convenido, ocultar su herejía y fingirse ortodoxos, tirando la piedra y escondiendo la mano para propagarla sin correr el riesgo de verse involucrados y no comprometer su situación. Dejando a los cuerpos episcopales, manejados ocultamente por estos herejes, la tarea de abrir las brechas a la traición y al mismo tiempo el Patriarca Sergio trataba de tranquilizar a San Sofronio, exigiendo de él la promesa de guardar silencio sobre las dos voluntades de Nuestro Señor Jesucristo, prometiendo, al mismo tiempo, que impondría tal medida al herético Patriarca Ciro de Alejandría.
Pero el heroico santo de la Iglesia no se dejó engañar por esta trampa y COMPRENDIENDO QUE PRIMERO DEBÍA LEALTAD A CRISTO Y A LA VERDAD REVELADA QUE OBEDIENCIA A LA JERARQUÍA ECLESIÁSTICA, LEJOS DE ACATAR LAS ÓRDENES DE SUS SUPERIORES, SE LANZÓ EN SANTA REBELDÍA A LA LUCHA EN DEFENSA DE LA ORTODOXIA.
(Esta heroica actitud la vimos en Monseñor Lefebvre que no solo combatió con ardor al modernismo durante el Concilio Vaticano II, si que también fundó una Congregación cuya misión era preservar el sacerdocio mediante el Santo Sacrificio de la Misa, defender la fe contra sus enemigos jurados los modernistas del Vaticano y conservar la doctrina católica,
¿Por qué ahora los jerarcas de la congregación se empeñan denodadamente en destruir lo que el fundador emprendió manteniéndose fiel a sus principios que no son otros que los de la misma Iglesia Católica?)
Dotado de una gran capacidad de organización procedió a juntar sacerdotes y fieles (seglares) para la defensa de la Santa Iglesia. Regresó a Palestina a predicar la verdadera doctrina y a formar ahí también grupos de clérigos y seglares para el triunfo de Dios Nuestro Señor Jesucristo.
(Esta heroica actitud la vimos en Monseñor Lefebvre que no solo combatió con ardor al modernismo durante el Concilio Vaticano II, si que también fundó una Congregación cuya misión era preservar el sacerdocio mediante el Santo Sacrificio de la Misa, defender la fe contra sus enemigos jurados los modernistas del Vaticano y conservar la doctrina católica,
¿Por qué ahora los jerarcas de la congregación se empeñan denodadamente en destruir lo que el fundador emprendió manteniéndose fiel a sus principios que no son otros que los de la misma Iglesia Católica?)
Dotado de una gran capacidad de organización procedió a juntar sacerdotes y fieles (seglares) para la defensa de la Santa Iglesia. Regresó a Palestina a predicar la verdadera doctrina y a formar ahí también grupos de clérigos y seglares para el triunfo de Dios Nuestro Señor Jesucristo.
CEREBRO INCORRUPTO DE SAN SOFRONIO
Con la muerte del Patriarca de Jerusalén, acontecimiento que aprovechó San Sofronio astuta y rápidamente, con el respaldo decisivo de los grupos de clérigos que él había organizado, fue elegido Patriarca de Jerusalén, como sucesor del ya fallecido. Con esta magna investidura, convocó inmediatamente a un Sínodo de Obispos en el año de 634, devolviéndole al Patriarca de Constantinopla su misma maniobra. En dicho sínodo se apoyó la doctrina de las dos voluntades existentes en Nuestro Señor Jesucristo, la divina y la humana. Sin que entre ellas hubiese oposición alguna y estando la humana sujeta en todo a la divina, si tener los desequilibrios causados en los demás hombres por el pecado original. Este acontecimiento vino a dar gran importancia a la ortodoxia, tal importancia no solo molestó sino que preocupó mucho al Patriarca Sergio quien decidió quitarse la careta y dar junto con el Papa Honorio, quien lamentablemente se mantenía a la expectativa, la batalla decisiva a favor de la herejía, a quien se dirigió mediante una carta en la que una forma hábil decía al Sumo Pontífice que el anhelo noble de la unidad cristiana se había logrado en la Iglesia de Oriente debido a la actividad del propio Sergio y del hereje Ciro Patriarca de Alejandría. Al mismo tiempo acusaba a San Sofronio de tener un espíritu inquieto, rebelde a la jerarquía eclesiástica y empeñado en turbar la paz y la unidad de la Iglesia logradas por Sergio y Ciro.
(¿No fueron acaso las mismas palabras que los jerarcas de la Iglesia actual y modernista que dirigieron, en su momento, a Monseñor Lefebvre?
¿No son ahora las que dirigen a sus sacerdotes (R.P. Rafael OSB, R.P Arturo Vargas entre otros y algunos fieles; los superiores de la Fraternidad que quieren “esa paz y unidad” de la Iglesia modernista?, la historia se repite.)
Al mismo tiempo el Patriarca aconsejaba al Papa que obligara a San Sofronio a guardar silencio sobre las dos voluntades en Cristo, manifestando, a su vez, que existieran estados dos voluntades y consistiendo esta controversia en un mero juego de palabras. Era necesario imponer silencio a San Sofronio para impedir la ruptura la unidad y la paz entre los fieles.
(¿No fueron acaso las mismas palabras que los jerarcas de la Iglesia actual y modernista que dirigieron, en su momento, a Monseñor Lefebvre?
¿No son ahora las que dirigen a sus sacerdotes (R.P. Rafael OSB, R.P Arturo Vargas entre otros y algunos fieles; los superiores de la Fraternidad que quieren “esa paz y unidad” de la Iglesia modernista?, la historia se repite.)
Al mismo tiempo el Patriarca aconsejaba al Papa que obligara a San Sofronio a guardar silencio sobre las dos voluntades en Cristo, manifestando, a su vez, que existieran estados dos voluntades y consistiendo esta controversia en un mero juego de palabras. Era necesario imponer silencio a San Sofronio para impedir la ruptura la unidad y la paz entre los fieles.
CONTINUARÁ..