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miércoles, 2 de enero de 2019

LAS MARAVILLAS DEL SANTO NOMBRE DE JESUS




Hemos escuchado y repetido desde nuestra niñez el Santo Nombre de Jesús, pero, desafortunadamente, muchos, muchísimos no tienen idea de las grandes maravillas de este Santo Nombre.

  ¿Qué sabes querido lector sobre el Nombre de Jesús? Sabes que es un nombre santo y que debes inclinar tu cabeza con reverencia cuando lo menciones. Eso es muy poco. Sería como si miraras un libro y únicamente le dieras un vistazo al título de la portada, y desconocerías los hermosos pensamientos dentro del libro.

  Este Nombre Divino es una mina de riquezas. Es la fuente de la más alta santidad y el secreto de la felicidad más grande que un hombre puede esperar disfrutar en esta tierra.

  Es tan poderoso que nunca falla produciendo en nuestra alma los resultados más maravillosos. Consuela al corazón más triste y hace del pecador más débil un ser fuerte. Nos obtiene toda clase de favores y gracias, ya sea espirituales como temporales.

  Debemos  hacer dos cosas. Primero, comprender claramente el significado y el valor del Nombre de Jesús. Segundo, debemos tener el hábito de pronunciarlo devotamente, frecuentemente, cientos y cientos de veces al día. Lejos de ser una carga, será una inmensa alegría y consuelo. 

  El Santo Nombre de Jesús, es primero que nada, una poderosa oración. Nuestro Señor mismo solemnemente nos prometió que cualquier cosa que pidamos a Su Padre en Su Nombre lo recibiremos. Dios nunca falla en cumplir Su palabra.

  Cuando digamos “Jesús” pidámosle a Dios todo lo que necesitemos con absoluta confianza de que seremos escuchados.
  Por esta razón, la Iglesia termina su oración con las palabras “por Nuestro Señor Jesucristo”, que le da a la oración una nueva y divina eficacia.

  Pero el Nombre de Jesús es algo aún más grande.
  Cada vez que decimos “Jesús” le damos a Dios una alegría y gloria infinitas, porque le ofrecemos a Él todos los méritos infinitos de la Pasión y Muerte de Jesucristo.

  Cada vez que decimos “Jesús” deseemos ofrecerle a Dios todas las Misas que se dicen en todo el mundo por nuestras intenciones. Participaremos por lo tanto en estas miles de Misas.

  Cada vez que decimos “Jesús” ganamos 300 días de indulgencias, que podemos aplicar a las Almas del Purgatorio. Ellas llegarán a ser nuestras mejores amigas y rezarán por nosotros con increíble fervor.

  Cada vez que decimos “Jesús” es un acto de perfecto amor, pues le ofrecemos a Dios el infinito amor de Jesús.

  El Santo Nombre de Jesús nos salva de innumerables males y nos libra del poder del demonio, quien está constantemente buscando hacernos daño.
  El Nombre de Jesús llena gradualmente nuestras almas de una paz y alegría que nunca antes habíamos tenido.

Así que debemos formar el hábito de decir: “Jesús, Jesús, Jesús” muy seguido todos los días. En la calle, caminando, trabajando, al vestirse, no importa qué estemos haciendo, en momentos de tristeza, en casa, en todos lados.

  No hay nada más sencillo si solamente lo hacemos metódicamente. Lo podemos pronunciar incontable número de veces.

  Recordemos que al pronunciarlo le damos una gran gloria a Dios, recibiremos muchas gracias y ayudaremos a las Almas del Purgatorio.

  Las Maravillas del Santo Nombre de Jesús
  Padre Paul O´Sullivan O.P.