Meditación
Por el P. Alonso de Andrade
De la Cena legal que celebró Cristo con sus discípulos.
Punto I.- Considera la observancia que tuvo Cristo de la ley y de todas
sus ceremonias, guardándolas puntualmente, y aprende de tan gran maestro a
guardar la ley de Dios y todas sus ceremonias puntualísimamente, y las reglas y
estatutos de tu estado y profesión a ejemplo del Salvador, y pídele su gracia para
imitarle.
Punto II.- Mira con los ojos del alma a Cristo nuestro Señor a la mesa
con sus discípulos. Contempla la modestia, la gravedad y silencio con que
están; la templanza que guardan en la comida y bebida, y en todas las acciones
que hacen; y aprende de la manera que te debes portar en tus comidas,
pidiéndole al Señor sus auxilios para no excederse en ellas.
Punto III.- Mira el plato principal de aquel convite, aquel Cordero
legal asado y entero, imagen del mismo Cristo: Cordero inmaculado, sazonado en
el fuego de su amor, y crucificado y
herido con tanto número de tormentos. Contempla al Salvador y mira los afectos
de obediencia y amor que ardían en su Alma, ofreciéndose de buena voluntad a su
Eterno Padre, para remedio del género humano; recoge las lágrimas que caen de
sus ojos y acompáñalas con las tuyas viendo a tu Salvador ofreciéndose por ti,
y ofrécete con rendida voluntad a morir por su amor y padecer por el bien de tus hermanos.
Punto IV.- Mira cómo Cristo parte y reparte aquel cordero entre todos
los apóstoles y los que moraban en la casa; declarando con esto, que a todos
había de caber parte de los méritos de su pasión, y habían de participar del
Cordero inmaculado que se había de ofrecer en la cruz. Llega tú también con la
reverencia y humildad que debes, y pídele al Señor que te dé alguna parte
aunque no la merezcas. Dile con afecto de tu corazón: Señor, que a todos
repartís del plato de esta mesa, no me dejéis a mí solo sin alguna parte de las
que dais a los demás; dais por pobres, ninguno más que yo; si por necesitados,
yo soy el que más, si por desamparados, yo no tengo otro amparo sino a Vos, si
por huérfanos, vedme aquí sin padre y sin madre; si por siervos vuestros, yo no
quiero tener otro dueño sino a Vos; aquí me estaré hasta que os apiadéis de mí.