sábado, 21 de febrero de 2015

MEDITACIONES: Viernes primero de Cuaresma


Meditación
Por el P. Alonso de Andrade
De la Cena legal que celebró Cristo con sus discípulos.

   Punto I.- Considera la observancia que tuvo Cristo de la ley y de todas sus ceremonias, guardándolas puntualmente, y aprende de tan gran maestro a guardar la ley de Dios y todas sus ceremonias puntualísimamente, y las reglas y estatutos de tu estado y profesión a ejemplo del Salvador, y pídele su gracia para imitarle.

   Punto II.- Mira con los ojos del alma a Cristo nuestro Señor a la mesa con sus discípulos. Contempla la modestia, la gravedad y silencio con que están; la templanza que guardan en la comida y bebida, y en todas las acciones que hacen; y aprende de la manera que te debes portar en tus comidas, pidiéndole al Señor sus auxilios para no excederse en ellas.

   Punto III.- Mira el plato principal de aquel convite, aquel Cordero legal asado y entero, imagen del mismo Cristo: Cordero inmaculado, sazonado en el fuego de  su amor, y crucificado y herido con tanto número de tormentos. Contempla al Salvador y mira los afectos de obediencia y amor que ardían en su Alma, ofreciéndose de buena voluntad a su Eterno Padre, para remedio del género humano; recoge las lágrimas que caen de sus ojos y acompáñalas con las tuyas viendo a tu Salvador ofreciéndose por ti, y ofrécete con rendida voluntad a morir por su amor y padecer  por el bien de tus hermanos.

   Punto IV.- Mira cómo Cristo parte y reparte aquel cordero entre todos los apóstoles y los que moraban en la casa; declarando con esto, que a todos había de caber parte de los méritos de su pasión, y habían de participar del Cordero inmaculado que se había de ofrecer en la cruz. Llega tú también con la reverencia y humildad que debes, y pídele al Señor que te dé alguna parte aunque no la merezcas. Dile con afecto de tu corazón: Señor, que a todos repartís del plato de esta mesa, no me dejéis a mí solo sin alguna parte de las que dais a los demás; dais por pobres, ninguno más que yo; si por necesitados, yo soy el que más, si por desamparados, yo no tengo otro amparo sino a Vos, si por huérfanos, vedme aquí sin padre y sin madre; si por siervos vuestros, yo no quiero tener otro dueño sino a Vos; aquí me estaré hasta que os apiadéis de mí.