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miércoles, 31 de octubre de 2018

¿PUEDE UN SIMPLE FIEL ATACAR EL ERROR?


“Quienes conocen la verdad deben hacerse un deber definirla claramente cuando sus enemigos la deforman hábilmente. Deben tener el coraje de defenderla”. (Pío XII, 26 de agosto de 1947).

[Mater Inmaculata] Para definir la verdad o para defenderla “sin duda la tranquila exposición de la verdad es, en sí, preferible; nuestros ilustres predecesores lo han declarado a menudo. Sin embargo, la necesidad de los tiempos los precipita a ellos mismos, a menudo, a la controversia. Cuando se leen sus obras, se reconoce que la polémica figura en la mayor parte” (Cardenal Pie).
La polémica no es pues el único medio de proclamar y defender la verdad. Pero es un medio lícito, legítimo y eficaz. Numerosos Padres de la Iglesia, numerosos Santos se han servido de ella… Aún el docto y tranquilo santo Tomás de Aquino, y el dulce san Bernardo.
Sin duda, puede haber un abuso de la polémica. Pero el desprecio de toda polémica es una manifestación de liberalismo práctico inconsciente. Y el buen sentido está de acuerdo con san Francisco de Sales que escribía: “Los enemigos declarados de Dios y de la Iglesia deben ser atacados y censurados con toda la fuerza posible. La caridad obliga a gritar al lobo cuando un lobo se ha deslizado al medio del rebaño y aún en cualquier lugar que se lo encuentre”.
¿Para atacar al error es necesario haber recibido un mandato de la autoridad eclesiástica?
Absolutamente no. Para qué serviría la regla de la fe y de las costumbres, si en cada caso particular el simple fiel no pudiera hacer inmediatamente la aplicación?” (Don Sardá). Por el bautismo y la confirmación que ha recibido, el simple fiel tiene el deber de defender su fe y de esforzarse para hacerla conocer a los otros. “El simple fiel puede así desconfiar, a primera vista, de una doctrina nueva que le es presentada, en la medida en que la vea en desacuerdo con otra doctrina definida” (Sardá).
¿Para atacar el error es necesario que la Iglesia ya se haya pronunciado?


Sin duda sólo la Iglesia posee el supremo magisterio doctrinal de hecho y de derecho; su soberana autoridad se personifica en el Papa, y ella es la única que puede definitivamente y sin apelación, calificar abstractivamente las doctrinas y declarar que están concretamente contenidas en tal o cual libro, o profesadas por tal o cual persona. Pero al simple fiel le es perfectamente lícito tener a tal doctrina ante sí como perversa, señalarla como tal a los otros para su gobierno, dar el grito de alarma y tirar los primeros golpes. El fiel laico puede hacer todo esto, lo ha hecho siempre con los aplausos de la Iglesia” (Sardá).
¿Conviene, combatiendo el error, combatir y desacreditar a la persona que lo sostiene?
Sí, muy a menudo conviene y no solamente conviene, sino todavía es indispensable y meritorio ante Dios y ante la sociedad, que sea así” (Sardá). En efecto, las ideas no podrían, reducidas a ellas solas, producir todo el mal del cual sufre la sociedad. “Ellas son parecidas a las flechas y a las balas que no causarían heridas a nadie, si no se las lanzara con el arco o el fusil; es pues al arquero o al fusilero que se debe tomar sobre todo. (id.).
Los Padres suministran la prueba de esta tesis. Las obras de san Agustín, por ejemplo, llevan casi todas como título el nombre del autor de la herejía que combaten: Contra Fortunatum, Contra Felicem… etc…
¿Es pues lícito, en ciertos casos, revelar en público las infamias de aquél que sostiene o propaga el error?
¡Perfectamente! “¿Es permitido –se  le preguntaba un día a san Francisco de Sales- hablar mal de un hereje que difunde malas doctrinas?” “Sí –respondió él- tú puedes a condición de atenerte a la exacta verdad, con lo que tú sabes de su mala conducta, presentando lo que es dudoso como dudoso, y según el grado más o menos grande de duda que tengas al respecto”.
Es pues permitido revelar sus defectos, ridiculizar sus hábitos, y aún… ¡burlarse de él! “Los señores liberales querrían sobre todo ser siempre tomados muy en serio, estimados, reverenciados, adulados y tratados como personajes importantes. Se resignarían muy bien a que se los refute, mas a condición de que sea con el sombrero quitado… De allí vienen sus quejas, cuando a veces se los satiriza, es decir cuando se hacen burlas de ellos… Cualquiera comprenderá que hacer reír honestamente a expensas del vicio y del hombre vicioso es una cosa muy buena en sí” (Artículo de la Civilta Cattolica)
Los grandes doctores recomiendan sin duda la mesura, la indulgencia, la moderación. Lo que no impide que, sin contradecir sus propios principios, ellos mismos emplean, en todo instante, el arma de la indignación, algunas veces la del ridículo, con una vivacidad y una libertad de lenguaje que asustaría nuestra delicadeza moderna” (Cardenal Pie).
Combatir así a un hereje, vaya y pase… ¿Pero combatir a un católico… aún un amigo?
¡Pero un católico liberal es un hereje! La Iglesia ha condenado numerosas veces el liberalismo, y aún el liberalismo católico. ¡Pío IX lo declara más terrible que la Revolución, más terrible que la Comuna! “Cuando tantas veces hemos censurado a los sectarios de estas opiniones liberales, no teníamos en vista a los enemigos declarados de la Iglesia… sino a aquéllos de los que acabamos de hablar: católicos que son por otra parte honestos y piadosos, y que, por la influencia que les dan su religiosidad y su piedad, pueden muy fácilmente captar los espíritus e inducirlos a profesar máximas muy perniciosas” (Pío IX).
¡Además no olvidéis que no es necesario que la autoridad eclesiástica se haya pronunciado para que el simple fiel sirva de perro guardián y ladre!
¿Puede ser, en efecto, que se trate de un amigo? Pero si mi amigo farmacéutico vende droga, ¿debo callarme, en nombre de la amistad? Para el buen sentido, la respuesta no es dudosa.
Hablar mal del prójimo… ¿no es contrario a la caridad?
Se puede amar al prójimo, bien y mucho, desagradándole, contrariándolo, causándole un perjuicio material, y aún en ciertas ocasiones privándolo de la vida” (Sardá).¡Cuando son atacados, los liberales no cesan de reclamar la caridad! “La caridad que ellos querrían de nosotros, sería la de alabarlos, admirarlos, apoyarlos, o por lo menos dejarlos actuar a su gusto. Nosotros, por el contrario no queremos más que hacer la caridad de interpelarlos, reprenderlos, excitarlos por mil medios a salir de su mal camino. Cuando dicen una mentira… querrían vernos ocultar sus pequeños pecados veniales— Cuando se les escapa alguna distracción gramatical… nos ruegan que cerremos los ojos… ¡Que dejen de quejarse de nuestra falta de caridad!” (La Civilta Cattolica).


La caridad, en efecto, implica ante todo, el amor de Dios y de la verdadella no teme pues extraer la espada de su vaina por el interés de la causa divina, sabiendo que más de un enemigo no puede ser reencauzado o curado mas que por golpes audaces e incisiones salutíferas” (Cardenal Pie).
Edulcorar la verdad para evitar provocar pena a tal o cual no es practicar la caridad: es traicionarla” (Mons. Rupp).
Si los liberales reclaman tanto la caridad, ¡es que no aman la verdad! “Nuestro tiempo no ama la verdad… y en el pequeño número de quienes aman la verdad, muchos, por no decir demasiados, no aman para nada a los que van en vanguardia para defenderla. Se los encuentra indiscretos, molestos, inoportunos” (Louis Veuillot) Esto es lo que decía también el papa Gregorio VII: “Si es que algunos, por amor a la ley cristiana, osan resistir en cara a los impíos, no solamente no encuentran apoyo en sus hermanos, sino que se los tacha de imprudentes, de indiscretos, se los trata de locos”.
La intolerancia al respecto de los defensores de los principios, es, con la tolerancia hacia los patrones del error, uno de los síntomas más característicos del contagio liberal” (R. P. Ramière).
¿No existe sin embargo el deber de respetar a las personas?
El principio moderno y revolucionario de la respetabilidad de las personas en toda hipótesis, de la tolerancia a ultranza respecto a las personas es una gran herejía social que ha hecho mucho mal y lo hará todavía más a medida que esta idea se vaya vulgarizando en el futuro, a saber que la persona humana es siempre amable, siempre sagrada, siempre digna de respeto, cualesquiera que sean los errores teóricos o prácticos que lleva con ella a través del mundo.” (Amí du clergé)
Si soportar las injurias que nos alcanzan personalmente (y respetar a las personas que las profieren) es un acto virtuoso, soportar las que atañen a Dios es el colmo de la impiedad” (Santo Tomás de Aquino)
¿Ninguna colaboración es pues posible con los liberales?
Las Asociaciones Católicas deberán tener principalmente cuidado de excluir de su seno, no solamente a todos los que profesan abiertamente las máximas del liberalismo, sino todavía a los que se forjan la ilusión de creer posible la conciliación del liberalismo con el catolicismo, y son conocidos bajo el nombre de católicos liberales” (La Civilta Cattolica).
¿Mas por qué ejercer la polémica sobre todo contra el liberalismo?
Sin duda el liberalismo no es el único error que amenaza llevar la ruina a la fe, aún cuando se debe incluir bajo este vocablo el naturalismo, el racionalismo y el laicismo.
Pero el liberalismo es particularmente peligroso porque un cierto liberalismo se pretende católico. Un cristiano de buena fe comprenderá bastante fácilmente que no puede ser masón o comunista: las condenas de la Iglesia son muy claras. Pero muy fácilmente, por el contrario, podrá dejarse contaminar más o menos por las ideas liberales. “El liberalismo es menos una doctrina coherente, un sistema formulado, que una enfermedad del espíritu, una perversión del sentimiento…”  (Padre Rosussel). ¡Y esto es lo que lo hace particularmente peligroso!
Combatir jamás es agradable… sobre todo combatir a los amigos. Y sin embargo, “es necesario combatir el error aún en los cristianos, pues ellos tienen menos derechos que otros, si es posible, a profesarlo. ¡Amad a vuestros adversarios, rogad por ellos, pero no les hagáis cumplimientos1! ¡Puáh! No busquéis agradar a algunos. Buscad agradar a Dios” (Santo Cura de Ars).
Sí, cuidémonos –como decía Louis Veuillot de que “el temor de dejar de ser amables termine por quitarnos todo coraje de ser verdaderos”.
Seguramente muchos os acusarán de imprudencia y dirán que vuestra empresa es inoportuna… Una lucha de este género no podrá más que atraeros censuras, desprecio, querellas odiosas; pero Aquél que da la verdad a la tierra no ha predicho otra cosa a Sus discípulos, sino que serían odiosos a todos a causa de Su Nombre” (Pío IX, dic. De 1876).
Combatamos pues sin descanso, aún sin esperanza de ganar la batalla. ¡Qué importa el éxito!” (Santa Teresita del Niño Jesús).

CUAL ES LA POSTURA DE LA NUEVA SSPX RESPECTO AL CONCILIO VATICANO II?


La postura de la nueva SSPX respecto al Concilio Vaticano II, según lo escrito en un articulo oficial en su sitio: https://fsspx.mx/es/el-concilio-vaticano-ii parece tan ambigua y falto de precisión como el mismo CV II. 
Comenzando mal con lo siguiente en el  inicio del artículo:

"Todos están de acuerdo en reconocer en este Concilio un gran momento de la vida de la Iglesia Católica. Sin embargo, si bien los unos lo han considerado como una "nueva Pentecostés", una "primavera para la Iglesia", los otros han visto en él, regocijándose o inquietándose, según el caso, una "revolución en capa y tiara", "1789 en la Iglesia1", o aún "la tercera guerra mundial2" del siglo XX. Es la razón por la cual les presentamos una serie de textos al respecto:..."

Para la nueva SSPX ¿fue un gran momento de la vida de la Iglesia Católica? O son de los "unos u otros" que se alegran o inquietan, o bien están en una postura neutra para que la iglesia de Francisco no los censure.  Sin duda para la nueva SSPX no fue la tercera guerra mundial; a pesar de haber cambiado, el CV II, la religión católica por la nueva religión modernista de principios masónicos. Tómese el lector el tiempo de investigar la postura  de la nueva SSPX y encontrará mas preguntas que respuestas, sin tomar en cuenta el énfasis en la hermenéutica del papa Benedicto XVI y la falacia de tomar lo "bueno" del concilio y rechazar lo malo.
Quiere usted lector saber más sobre el Concilio Vaticano II, lea los artículos en este mismo sitio: LOS ERRORES DEL CONCILIO VATICANO II, escritos por la verdadera SSPX, en los tiempos en que defendían los intereses de la Iglesia Católica, en ellos se leen claramente las herejias contenidas en el concilio  vaticano II y se alerta a los católicos sobre el peligro de esas nuevas ideas.

Para aquellos que sufren por ser corregidos y dicen que es falta a la caridad dejamos las siguientes citas:
“Quienes conocen la verdad deben hacerse un deber definirla claramente cuando sus enemigos la deforman hábilmente. Deben tener el coraje de defenderla”. (Pío XII, 26 de agosto de 1947).
La caridad, en efecto, implica ante todo, el amor de Dios y de la verdadella no teme pues extraer la espada de su vaina por el interés de la causa divina, sabiendo que más de un enemigo no puede ser reencauzado o curado mas que por golpes audaces e incisiones salutíferas” (Cardenal Pie).
Edulcorar la verdad para evitar provocar pena a tal o cual no es practicar la caridad: es traicionarla” (Mons. Rupp).
https://elarietecatolico.blogspot.com/2015/10/puede-un-simple-fiel-atacar-el-error.html

¡NO AL HALLOWEEN!


¿SE HA PREGUNTADO CUÁL ES EL ORIGEN DEL HALLOWEEN? - ¿CUÁL ES SU FONDO? - ¿POR QUÉ SE HACE EL 31 DE OCTUBRE? 

El 31 de Octubre es el día más importante para los brujos y satanistas. Si usted cree que no existen personas así, está en un error. De hecho hay países donde la “Iglesia Satánica” está registrada; tal es el caso de Estados Unidos, donde en la década de los 60’ se hizo el primer registro de una iglesia satánica. Además, existen asociaciones nacionales e internacionales de brujas y brujos, y congresos de ellos. Los seguidores del demonio tienen dos grandes eventos que se festejan el último día de Octubre y que actualmente se han fusionado en una sola celebración: “HALLOWEEN”. Estos festejos son el “Sabbath” y el “Festival de Samhain”. 

ORÍGENES DEL HALLOWEEN: 

EL FESTIVAL DE SAMHAIN era celebrado cada 31 de Octubre por los celtas, antiguos habitantes del ahora Reino Unido (Inglaterra). Samhain era “el dios y señor de la muerte”, y lo honraban ese día ofreciéndole sacrificios de sus cosechas, animales, y también seres humanos. Los druidas -sacerdotes de los celtas- solicitaban a algunos pobladores que ofrecieran a un bebé o a una virgen para sacrificarla esa noche del 31 de octubre, en la cual el “señor de la muerte” los visitaría junto con sus demonios. A quienes se negaran a entregar la víctima, se les marcaba la puerta de su casa para que esa noche los demonios los destruyeran; y quienes cooperaban (entregando la víctima) eran protegidos de los espíritus mediante una verdura o legumbre (generalmente un nabo) dentro de la cual se ponía una vela (¿no le suena parecido a lo de la calabaza y su luz dentro?). Durante la ceremonia, los druidas se disfrazaban paseando por el pueblo a los demonios que los visitaban, regresaban a la normalidad al día siguiente. Con las cenizas y restos de los sacrificios, los druidas hacían un rito para conocer el futuro de los siguientes doce meses. Por su parte, EL SABBATH es lo que conocemos como “fiesta de brujas”. En ella, las brujas y brujos se reunían para ofrecer sacrificios a “Satanás, señor de la muerte” mediante ritos, actos de impureza (podían ser orgías) y muerte (algunos relatan sacrificios humanos de bebés, niños, adultos). Existen varias fechas especiales para celebrar “el Sabbath” a lo largo del año, pero la principal es el 31 de Octubre. 

PERO ALGUNOS OPINAN QUE EL HALLOWEEN NO TIENE NADA QUE VER CON ESO:

 Estas personas nombradas -ocultistas, brujos, satanistas- sí lo celebran, y la fecha es el 31 de octubre. Sabemos que los niños participan inocentemente, pero: ¿Le parece correcto que una familia Católica celebre una costumbre satánica? ¿Aceptaría usted que alguno de su familia visitara un lugar donde se blasfema contra Dios? Entonces no meta a su casa fiestas que no del enemigo de Dios, fiestas de Lucifer. Y ahora que conoce usted lo que hacen las brujas, ¿le parece bueno que los niños se disfracen como una de ellas y crean que es algo bueno y bonito? ¿Mandaría usted a su hijo a una celebración de una religión de druidas, de brujería o satanismo? Entonces no los deje festejar una costumbre de una religión ocultista y contraria al Catolicismo, contraria al único y verdadero Dios:

LA SANTÍSIMA TRINIDAD. Si sus niños quieren coger disfraces, pues escoja otras fechas o momentos y disfrácelos varias veces al año, pero para festejar cosas hermosas y no el Halloween.

“PERO ES QUE TODOS LO CELEBRAN”: El hecho de que algo sea practicado por la mayoría, o que sea costumbre, no significa que Dios está de acuerdo con ello o que lo pasará por alto el día de nuestro juicio porque todos lo hacían. Recordemos las palabras de Nuestro Señor: (San Mateo, cap. 15) “¿Por qué ustedes desobedecen el mandato de Dios para seguir sus propias tradiciones? Hipócritas, bien habló el profeta Isaías de ustedes, cuando dijo: Este pueblo me honra con la boca; pero su corazón está lejos de mí”. No permita que la presión social y “el qué dirán” le ganen a la Fe Católica. No se contradiga entre lo que cree y lo que hace. Sólo hay dos bandos y no tres: el de DIOS y el de Satanás. ¿Y qué pasa si alguien participa por ignorancia? Esta pregunta es una triste prueba de que el Halloween ha ganado en gran parte nuestra sociedad, pues ¿cómo es posible que creamos que una fiesta donde todo gira alrededor de diablos, brujas, monstruos y demonios, pueda agradar a Dios? Además, usted ya no es ignorante al respecto, por lo tanto le quedan dos alternativas: O permanecer del lado de DIOS y soportar las críticas o comentarios de amigos y familiares. O dejarse llevar por “el qué dirán” y participar conscientemente en una costumbre de la iglesia satánica cometiendo pecado contra Dios Nuestro Señor Jesucristo. Depende de usted. 

RECOMENDACIONES PARA ESTE HALLOWEEN: Explique a sus hijos el motivo por el cual NO van a celebrar Halloween ya nunca más, y no les permita salir a pedir dulces. No deje que sus hijos vayan a la fiesta de Halloween de su escuela, kinder, barrio o conjunto cerrado. Explíque al maestro o profesor por qué sus hijos no festejarán Halloween, déjele una copia de este folleto, o simplemente no mande a sus hijos ese día a la escuela; más vale una falta más al año, que participar en Halloween. NO regale dulces a los niños que le piden dulces en su casa; esto también es participar. Realice varias copias de este folleto y repártalo entre sus familiares, vecinos, amigos y conocidos. Si eres un adolescente o un joven, tú también necesitas mantenerte fiel a Dios, NO participes entonces en las fiestas de Halloween. Si usted tiene una tienda, supermercado, o es propietario de un establecimiento comercial, no promueva esta fiesta, no “adorne” su local en base al Halloween, obsequie a sus clientes este folleto o déjelo en una parte visible.

AYUDE A TENER UN PAIS FIRME EN SU FE CATÓLICA POR AMOR Y RESPETO A DIOS NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, POR AMOR A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA DIGA NO AL HALLOWEEN PARA SIEMPRE

martes, 30 de octubre de 2018

SAN WENCESLAO EJEMPLO DE VIRTUDES HEROICAS




San Wenceslao, Duque y mártir († 938)

San Wenceslao, duque de Bohemia, tuvo una existencia breve y agitada. Murió mártir a los 30 años.
Era hijo de los príncipes Wratislao y Dragomira.
Su padre, buen cristiano y amante de la paz, murió pronto.
Su madre era cruel, vengativa, y fanática pagana. Tuvo un mal hermano: Boleslao.
Los dos hermanos recibieron distinta educación.
A Boleslao le tocó recibir las perversas lecciones de su madre. Wenceslao vivió con su abuela, Santa Ludmila, seguramente bautizada por San Metodio.
Con mano dulce y fuerte supo forjar el alma de su nieto.
Lo hizo bautizar y sembró en su alma la semilla del Evangelio, que dió fruto abundante de santidad.

Pronto llegó la hora de las intrigas. Llegado Wenceslao a la mayoría de edad, Dragomira no quería cederle el poder, para pasarlo luego a Boleslao, más dócil a sus caprichos.
Pero el pueblo reconocía al primogénito Wenceslao; y Dragomira tuvo que retirarse.
Pero no quería hacerlo sin víctimas. Su alma envenenada consiguió eliminar a su suegra: unos forajidos la ahogaron con su propio velo y hacen de ella una mártir.
Más difícil le será eliminar a su propio hijo, pues le apoya gran parte del pueblo. Pero no dejará de intentarlo, hasta conseguir quitarle la vida.
Se pone de acuerdo con el duque Radislao para que invadiera Bohemia. Wenceslao le sale al encuentro y concierta con él un combate personal, para evitar derramamientos de sangre.
Cuenta la tradición que al emprender el combate, Radislao vió una cruz brillante en la frente de Wenceslao, y a dos ángeles que lo protegían, por lo que cayó a sus pies y le pidió perdón.
Wenceslao le perdonó concediéndole la libertad y la posesión de sus bienes.

Su reinado fue cortó, pero fecundo en obras.
Todos los autores pregonan a porfía su bondad, su afabilidad y su celo.
Como verdadero padre de familia, invitaba a su mesa a sus súbditos; conversaba con las gentes de bien;

Por la noche llevaba en secreto leña de sus bosques a los pobres y a las viudas.

Suprimió los tormentos y transformó las cárceles en hospitales.
Luchó contra las costumbres del paganismo.
Favoreció la llegada de sacerdotes evangelizadores.
Favoreció las artes y las ciencias, dictó normas de moralidad, construyó hermosos templos, como la catedral de San Vito de Praga.
Visitaba descalzo en noches frías y de nieve las iglesias para visitar al Santísimo.
Según una piadosa tradición, al acompañante que, cierto día, se quejaba de no poder soportar el frío glacial que hacía, díjole Wenceslao que pasara por las huellas que dejaban sus pies y no sentiría frio, y así fue.

Sentía una gran devoción a la Virgen María, a la que había consagrado para siempre su castidad.
Según un biógrafo, fue veraz en sus palabras, fiel en sus promesas, sumamente piadoso.
Observaba sin desmayo las virtudes de la humildad, de la paciencia, de la caridad.
Se le vio llorar con frecuencia por los culpados a quienes se veía forzado a condenar.
Rescataba los esclavos paganos para que se bautizaran,
y a todos manifestaba, pero con especialidad a los idolatras, pecadores y vagabundos, un celo no desprovista de fuerza en la reprensión y corrección, pero al propio tiempo impregnado de compasión y de abnegación sobrenaturales.

Oía Misa diariamente, y él mismo, con trigo de su cosecha y uvas de su viña preparaba el vino y las hostias. Hubiera deseado ser sacerdote, de no haber tenido que ser rey.
PERO LA AMBICIÓN Y MALDAD DE SU MADRE Y HERMANO no se daban descanso.
Su hermano resolvió darle muerte, no en Praga, donde el soberano contaba con demasiados amigos. Sino en su propia residencia de Boleslava.

Con el pretexto de que la capilla de su castillo estaba dedicada a los
Santos Cosme y Damián, Boleslao invitó a su hermano a celebrar la fiesta de estos dos mártires (27 de septiembre).

Aceptó el duque, pero, conociendo las pérfidas intenciones de su hermano, se despidió de sus parientes y amigos, como si no hubiera de volverlos a ver más.

Asistió a misa en Boleslava, se encomendó a Dios y a la intercesión de
los santos cuya fiesta se conmemoraba y luego entró plácidamente en la sala del banquete.

Por permiso de Dios, los asesinos, excitados por la bebida, nada pudieron
hacer ese día. Decidieron matar a Wenceslao al día siguiente por la mañana, cuando el duque fuera a la iglesia.

Para impedir que buscara refugio, Boleslao había dado orden de que cerrasen la puerta. La víctima cayó, sin darse cuenta, en la trampa preparada por sus enemigos.

En la mañana del 28 de septiembre del 929, mientras el duque llegaba sin escolta a la iglesia, Boleslao, apostado en una emboscada con sus cómplices, como respuesta al beso que le dió Wenceslao,
asestóle dos golpes con su espada.

El príncipe, que por nada quería ser fratricida, no quiso usar de su derecho de legítima defensa, que le hubiera sido fácil a pesar de hallarse herido, y prefirió ir a toda prisa a la iglesia.


A una señal de Boleslao llegaron los conjurados, se arrojaron
sobre el duque y le mataron ante la puerta acribillándole de heridas.

La sangre del mártir salpicó los muros del templo. El cuerpo fue enterrado
apresuradamente cerca de la iglesia de los Santos Cosme y Damián, en Boleslava.

Pronto se corrió la noticia del horrible crimen, causando angustia en
todo el pueblo.

El fratricida se hizo dueño del poder y persiguió cruelmente a los amigos
y partidarios de Wenceslao; muchos fueron muertos o encarcelados o tuvieron que abandonar el país. El clero, en particular, tuvo mucho que sufrir, y los sacerdotes extranjeros fueron expulsados.


CULTO DE LA NACION CHECA A SAN WENCESLAO

El martirio de Wenceslao aumento más aún la veneración que los fieles
le tenían. Numerosos milagros y curaciones extraordinarias se obtuvieron
por su intercesión.

El culto que en Bohemia y en otros países se daba a la persona y sepulcro de Wenceslao, hicieron que Boleslao cambiara de actitud y mostrase un poco más de respeto a los restos de su hermano.

Habiéndose ampliado ya la iglesia del castillo de Boleslava, la tumba del
duque quedó en el interior de este edificio.

Para satisfacer los deseos del pueblo, el cuerpo, que se había encontrado incorrupto, fue trasladado el 4 de marzo de 932, a la iglesia de San Vito de Praga, cuya reconstrucción se había comenzado en tiempos de Wenceslao.

El santo duque había cristianizado a su país, le había colocado entre las naciones civilizadas, habíale alcanzado en el imperio germánico una situación honrosa, influyente; con justo título, pues, era en
verdad padre, salvador y protector del mismo;

Cuando era llevada su lanza a la vanguardia de las tropas, aseguraba la victoria.

La corona de los reyes de Bohemia debía descansar sobre la cabeza del Santo cuando el príncipe no la llevara sobre sí; era esta la corona de San Wenceslao.

Oración a San Wenceslao

Dios nuestro, que impulsaste al santo mártir Wenceslao a anteponer el reino de los cielos a un reino terrenal, concédenos, por su intercesión, que tengamos valor para dejar lo que nos impida unirnos a ti de todo corazón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Amén.

lunes, 22 de octubre de 2018

DE CÓMO NUESTRO SEÑOR CELEBRÓ UNA MISA JUNTO A LOS CUATRO EVANGELISTAS


En honor de la Santa Misa vamos a relatar aquí como el mismo Jesucristo celebró con la mayor solemnidad la consagración de la capilla de Einsiedeln.

Ochenta años después de la muerte de San Meinrado, un piadoso ermitaño de familia de príncipes, llamado Eberhard, fue a suplicar a Conrado, obispo de Constancia, que fuese a consagrar la capilla del santo. Fue allá Conrado, y la noche que precedió a la ceremonia, al ir a la iglesia a orar, oyo un coro de espíritus celestes que cantaban las antífonas y responsos de la consagración. Entró y vio a un gran numero de angeles y a Nuestro Señor vestido con los ornamentos episcopales, desempeñando las funciones de oficiante. 

La estupefacción lo dejó inmóvil pero continuó observando con atención. Jesús empleaba las palabras y los ritos prescritos a los obispos por el pontifical para esta circunstancia. Los cuatro evangelistas permanecían continuamente detrás de El quitándole y poniéndole la mitra. Los ángeles colocados en circulo alrededor del altar incensaban con incensarios de oro. San Pedro cerca de su Maestro tenía el báculo; de pie a su lado San Jorge llevaba el hisopo. San Agustín y San Ambrosio servían al Señor de prelados asistentes; San Esteban tenía la caja de Santo Crisma; San Lorenzo la de los Santos Oleos; San Miguel desempeñaba el oficio de maestro de capilla, y los ángeles cantaban os versículos, los responsos y los salmos. La Madre de Dios, a quién se dedicó el altar y la capilla aparecía mas brillante que el sol, mas refulgente que la luz.

Cuando terminó la Consagración, Cristo tomo una casulla, subió al altar y comenzó una Misa solemne. San Esteban cantó la epístola, San Lorenzo el Evangelio y a los ángeles se les oía cantar dulces cánticos. He aquí como cantaban el Sanctus y el Agnus Dei:

Santo, Santo es el Señor. Dios Santo tened piedad de nosotros en esta iglesia consagrada a la Virgen. El cielo y la tierra están llenos de tu esplendor. ¡Hosanna! Glorificado sea el Hijo de María, cuyo reino es eterno y ha venido en el nombre del Señor. ¡Hosanna en las alturas! Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad de los vivos que creen en Ti. Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, ten piedad de los muertos y dales el descanso eterno.Cordero de Dios que cargas con el peso de los pecados del mundo concede en tu reino bienaventuradola paz a los vivos y a los muertos.

En el Dominus vobiscum ellos respondían: Que esta sentado por encima de los querubines y que su mirada penetra hasta el abismo.
Concluída la Misa, la corte celestial desapareció, y San Conrado, lleno de alegría y consuelo, quedó solo. En las cenizas que cubrían el suelo de la capilla consagrada, reconoció las huellas de los pies de Nuestro Señor, y en los muros, las señales de las unciones.

A la mañana siguiente, el clero y los demás asistentes querían que el obispo consagrase el oratorio. No puedo hacerlo, contestó, el cielo lo ha hecho ya. A pesar de esto se le obligó a empezar la ceremonia. Entonces una voz celestial que todos oyeron claramente, repitió tres veces: Detente hermano mío, Dios mismo ha consagrado esta capilla.

Renunció naturalmente a hacer la consagración y envió a Roma la narración de este hecho maravilloso. Que es el testimonio más autentico de la sublimidad de la Santa Misa, puesto que Nuestro Señor mismo se dignó celebrarla. ¡Quién hubiera podido estar en ese momento alado del obispo Conrado y haber podido admirar con él ese prodigio! ¡Cuán grande hubiera sido nuestro arrobamiento, nuestra delicia, nuestra devoción! Pero de todos modos debemos regocijarnos al sólo conocimiento de que Cristo celebró la Misa del mismo modo que es uso celebrarla entre nosotros!


 *Esta Consagración se verificó el 14 de Septiembre del año 948 y es relatada por el mismo obispo San Conrado en su libro De Secretis.