Republicamos este trabajo del R. P. Juan Carlos Ortiz escrito en el 2012, si vigencia es indiscutible porque en la FSSPX no se observan indicios de retomar el rumbo.
Conozco a la Fraternidad
y su finalidad, al haber sido sacerdote miembro de ella durante 28 años. Amo
profundamente a la Fraternidad en la que hice un compromiso de por vida. Conocí
personalmente al Fundador, quien me ordenó, y de quien SIEMPRE seguí
estudiando sus escritos y sus palabras. Es pues, por amor a la Fraternidad y
por piedad filial con Mons. Lefebvre, que considero que es mi deber hablar
públicamente. R. P. Juan Carlos Ortiz
A pesar de ciertos
discursos recientes que pretenden tranquilizar a la gente, la Fraternidad San
Pío X sigue atravesando la crisis interna más grave (tanto en profundidad como
en extensión), que nunca había conocido.
Esta crisis es
especialmente grave, ya que proviene precisamente de graves faltas,
especialmente de Mons. Fellay y de sus dos Asistentes, tanto en el campo DOCTRINAL,
como en la PRUDENCIA exigida a los superiores. He aquí la causa
principal de la perturbación entre los miembros de la Fraternidad.
Algunos tal vez se
sientan tentados a creer que, puesto que hasta ahora no ha habido acuerdo
práctico con Roma, el peligro ha pasado... ¡No hay que concluir tan rápido!
A pesar de las
apariencias, los superiores de la Fraternidad NO SE HAN
RETRACTADO de la nueva concepción sobre el papel que le corresponde a
la Tradición en la Iglesia, y en particular sobre las relaciones con la Iglesia
conciliar. Además, están lejos de haber asumido su responsabilidad personal en
esta crisis interna debida a sus actos imprudentes.
Vale la pena mirar de
cerca dos aspectos muy importantes de esta crisis para no subestimar los
efectos negativos que CONTINÚAN produciendo
daños en la Fraternidad y en las filas de la Tradición.
El primer aspecto, más
general, tiene que ver con el PAPEL
CAPITAL que la Fraternidad tiene en la
resistencia a la Iglesia conciliar y en la preservación de la Tradición
Católica. Si la Fraternidad cae, será entonces el último bastión de la
Tradición que caerá.
El segundo aspecto, más
específico, tiene que ver con el CAMBIO GRAVE operado por
Menzingen sobre el papel principal de la Fraternidad frente a la crisis de la
Iglesia, que se opone gravemente al que Mons. Lefebvre siempre sostuvo.
Sin embargo, este cambio
es muy astuto, y puede ser difícil de ver para algunos, porque aunque digan que
no quieren renunciar al combate doctrinal, esos superiores han hecho del RECONOCIMIENTO
CANÓNICO la PRIORIDAD ESENCIAL de la
Fraternidad. Algunos aspectos doctrinales todavía forman parte de sus agendas,
pero éstos pasan a un segundo plano. Así pues, todo debe ser
"redefinido" de acuerdo con esta nueva y equivocada prioridad.
Este cambio delata en
ellos el mismo "LEGALISMO" que sufrieron todas las comunidades
tradicionales que pactaron con Roma desde 1988. Al igual que ellos, terminaron
sintiéndose "culpables" de ser excluidos por la Iglesia oficial, con
la que sueñan ser "reconciliados" a toda costa.
Conocíamos la
"hermenéutica de la continuidad" de Benedicto XVI, con la que había
diseñado una nueva interpretación que quisiera INTEGRAR LA IGLESIA
CONCILIAR DENTRO LA TRADICIÓN DE LA IGLESIA.
Las autoridades de
Menzingen, para justificar su cambio de posición, han también diseñado una NUEVA"HERMENÉUTICA"
o "reinterpretación" del papel principal de la Fraternidad, por la
que quieren INTEGRAR LA TRADICIÓN EN LA IGLESIA CONCILIAR.
Esta hermenéutica exige
que se haga una “relectura” distorsionada de lo que Mons. Lefebvre entendía
como prioritario para la Fraternidad, por ejemplo, citando solo lo que él dijo
antes de la ruptura con Roma en 1988, o palabras suyas más conciliadoras sobre
las autoridades oficiales de la Iglesia conciliar.
Así pues, lo que antes se
rechazaba enérgicamente de la Iglesia conciliar es ahora
"rediseñado", con miras a su aceptación, si no total, al menos
“parcial” o “bajo ciertas condiciones.”
Cabe señalar que las
autoridades de la Fraternidad delatan esta nueva actitud, no por lo que ellas
dicen, sino por lo que NO DICEN de las autoridades
conciliares, es decir POR OMISIÓN.
Aparte de unas cuantas frases más “fuertes”aquí y
allá (para tranquilizar a los "más duros" entre nosotros), podemos
ver en ellos desde hace tiempo una actitud "positiva"hacia los
discursos y las acciones de las autoridades conciliares, y especialmente con
Benedicto XVI.
Una prueba reciente de
este “reblandecimiento”, es sin dudas el boicot que Menzingen hizo de
libros considerados "demasiado duros," escritos por Mons.Tissier y el
P. Calderón sobre la Iglesia conciliar. ¡Otro ejemplo es el Simposio del Angelus,
del Distrito de los EEUU, que escogió como tema de este año "El
Papado", cuando se conmemora el 50º aniversario de la apertura del
desastroso Concilio Vaticano II!
Algunos podrían entonces
preguntarse, ¿por qué y con qué derecho denunciar esta nueva
orientación en la Fraternidad?
Conozco a la Fraternidad
y su finalidad, al haber sido sacerdote miembro de ella durante 28 años. Amo
profundamente a la Fraternidad en la que hice un compromiso de por vida. Conocí
personalmente al Fundador, quien me ordenó, y de quien SIEMPRE seguí
estudiando sus escritos y sus palabras. Es pues, por amor a la Fraternidad y
por piedad filial con Mons. Lefebvre, que considero que es mi deber hablar
públicamente.
Aparece claro que desde
hace muchos años ha habido un CAMBIO FUNDAMENTAL, sobre todo de
Mons. Fellay y de sus Asistentes Generales, en la FINALIDAD
PRINCIPAL de la Fraternidad San Pío X, en estos tiempos de crisis en
la Iglesia, desconociendo que ella consiste en preservar la Tradición
Católica combatiendo a los enemigos de Iglesia, tanto adentro como afuera.
La finalidad fundamental
de la Fraternidad no se puede cambiar, ya que fue claramente señalada por su
Fundador en muchos de sus escritos, sermones, conferencias y actuaciones, sobre
todo a partir de 1988. Por lo tanto, cambiar esta finalidad en puntos
importantes sería ALEJARSE GRAVEMENTE de su Fundador, y así
exponer a la Fraternidad a SUICIDARSE y a caer entre las manos
de la Roma modernista, que la Fraternidad combate desde su fundación.
La experiencia nos
muestra que TODOS aquellos que se han desviado de la línea
trazada por Mons.Lefebvre, terminaron traicionando la lucha por la Tradición.
Este cambio en la
Fraternidad no se justifica, dado que en los últimos años no hemos visto en la
Iglesia conciliar NINGÚN cambio doctrinal o practico importante que
nos demuestre un retorno REAL a la Tradición por la
condenación de los errores y reformas conciliares.
Quisiera probar lo que
acabo de decir, mostrando cómo las afirmaciones y acciones de Mons. Fellay y de
sus Asistentes son TOTALMENTE CONTRARIAS a lo que
Mons.Lefebvre afirmó con claridad. Y aunque Mons. Lefebvre no hubiera hablado
explícitamente, estos cambios se oponen gravemente al BIEN COMÚN de
la Fraternidad y al simple SENTIDO COMÚN.
1. UNA CONCEPCIÓN
ERRÓNEA SOBRE LA VISIBILIDAD DE LA IGLESIA.
En primer lugar, aparece
muy claramente que EL PUNTO DE PARTIDA del cambio está basado
en un CONCEPTO ERRÓNEO SOBRE LA VISIBILIDAD DE LA IGLESIA.
En sus declaraciones
públicas los superiores describen a la Fraternidad como si le
"faltara" algo fundamental en relación con la "visibilidad"
de la Iglesia. A menudo hablan de la Fraternidad como si estuviera en una
situación "irregular", "anormal", "ilegal",
mientras que todo esto, lo sabemos, es sólo APARENTE.
El P.Pfluger afirma
claramente este error en una entrevista reciente: “En cuanto a
nosotros, también sufrimos de un DEFECTO, debido a nuestra IRREGULARIDAD
canónica. No es sólo el estado de la Iglesia post-conciliar que es imperfecto,
EL NUESTRO TAMBIÉN.” Y más adelante: “La obligación de
trabajar activamente para superar la crisis no puede ser contradicha. Y este
trabajo EMPIEZA CON NOSOTROS, tratando de superar nuestro estado canónico
ANORMAL.” (Kirchliche Umschau, 17 de octubre de 2012)
Las autoridades oficiales
de la Iglesia conciliar por años han estigmatizado a la Fraternidad con esos
"defectos, por medio de falsas acusaciones y de condenaciones injustas,
mientras que nosotros sabemos, y lo hemos demostrado claramente con nuestros
escritos y nuestros actos, que la Fraternidad NUNCA ha salido
del perímetro visible de la Iglesia Católica ni ha cometido ningún delito
canónico. Por lo tanto, no necesitamos superar ninguna "discapacidad"
eclesial o canónica al pedir ser reconocidos hoy por la Iglesia conciliar.
Sobre este punto, ellos
repiten las mismas afirmaciones falsas de Dom Gérard y de los
que pactaron con Roma en 1988, a los cuales Mons. Lefebvre (Conferencia
del 9 de septiembre de 1988; Fideliter Nº 66) y el P.
Schmidberger (Fideliter Nº 65) respondieron
pertinentemente poco tiempo después de las consagraciones de obispos.
Monseñor Fellay,a su vez,
afirmó recientemente el mismo error sobre la naturaleza de la verdadera
Iglesia: “El hecho de ir a Roma no significa que estemos de acuerdo con
ellos. Pero es la Iglesia. Y ES LA VERDADERA IGLESIA. Rechazando lo que no está
bien, no hay que rechazarlo todo. ESA SIGUE SIENDO LA IGLESIA UNA, SANTA,
CATÓLICA, APOSTÓLICA.”(Flavigny, 2 de septiembre de 2012)
Esta asombrosa
declaración contradice claramente lo que Mons. Lefebvre decía sobre la iglesia
conciliar, en la conferencia antes citada: “... somos NOSOTROS los que
tenemos las marcas de la Iglesia visible. Si hay todavía una visibilidad de la
Iglesia hoy, es gracias a ustedes. ESTAS MARCAS NO ESTÁN MÁS EN LOS OTROS.”
Y Mons. Lefebvre
respondió explícitamente a Dom Gérard,que alegaba como razón para pactar con la
Roma modernista, la necesidad de unirse a la "iglesia visible", con
estas palabras:“Esta historia de Dom Gérard sobre la Iglesia visible es
infantil. ES INCREÍBLE que se pueda llamar IGLESIA VISIBLE a la Iglesia
Conciliar,en oposición a la Iglesia Católica que estamos tratando de
representar y de continuar.”(Fideliter, Nº 70, julio-agosto de 1989,
p. 6)
2. CONSEGUIR
NUESTRA "LEGITIMIDAD" DE LA IGLESIA CONCILIAR.
Como consecuencia del
primer error, ellos dicen que no es suficiente que la Fraternidad reconozca la
validez de la autoridad del Papa y de los obispos actuales, ni rezar
públicamente por ellos, ni reconocer algunos actos legítimos (cuando están en
conformidad con la Tradición). Para ellos hay que "ir más allá" y
¡pedir a la Iglesia conciliar QUE NOS OTORGUE ESA
"LEGITIMIDAD"que nos hace falta!
Una vez más aquí ellos se
apartan abiertamente de Mons. Lefebvre quien declaró que, mientras perdure la
crisis de la Iglesia, no tenemos necesidad de ser reconocidos por la Iglesia
conciliar,porque la legitimidad auténtica será un día confirmada lógicamente
cuando las autoridades de la Iglesia hayan regresado a la sana doctrina.
Monseñor Lefebvre dijo
que no necesitamos que la Iglesia conciliar nos confiera ninguna
"legitimidad": “¿De que Iglesia se trata - quisiera saberlo -
si se trata de la Iglesia Católica, o si se trata de otra iglesia, de una
contra-Iglesia, de una falsificación de la Iglesia? ... Ahora, yo creo
sinceramente que se trata de una FALSIFICACIÓN de la Iglesia y no de la Iglesia
Católica.”(18 de junio de 1978)
3. NECESIDAD DE
UN ACUERDO PURAMENTE PRÁCTICO.
Luego, a partir de este
doble error, ellos abogan por la ABSOLUTA NECESIDAD DE UN ACUERDO
PRÁCTICO con las autoridades actuales, pero SIN PREVIO ACUERDO
DOCTRINAL, contraviniendo así lo que Mons.Lefebvre había
afirmado explícitamente, sobre todo después de 1988, y lo que el Capítulo
General (que, recordémoslo, tiene más autoridad que ellos), había
decidido en el 2006.
La búsqueda actual por
ellos,de un acuerdo puramente práctico, es aún más sorprendente si se tiene en
cuenta que las discusiones doctrinales recientes entre nuestra Comisión Teológica
y el Vaticano llegaron a la conclusión de que ¡un acuerdo doctrinal con la
Iglesia conciliar esIMPOSIBLE!
Entonces buscar para la
Fraternidad un acuerdo puramente práctico con Roma hoy, que sigue en el error,
equivale a una "operación suicida", porque nos
encontraríamos "asimilados" a la Iglesia conciliar, de la cual TODA la
estructura tiene no sólo sus raíces en el Concilio Vaticano II, sino que está
hecha para poner en práctica las reformas conciliares y
posconciliares. Sabemos suficientemente lo que pasó con las ocho
comunidadestradicionales que pactaron con esa Iglesia conciliar sin previo
acuerdo doctrinal, para saber que inevitablemente nos sucederá lo mismo...
Monseñor Lefebvre ponía claramente, sobre
todo después de las consagraciones de obispos, como condición previa para
cualquier diálogo futuro con la Iglesia conciliar, el resolver primero la CUESTIÓN
DOCTRINAL: “Yo pondría la cuestión en el PLANO DOCTRINAL: ¿Están de
acuerdo con las grandes encíclicas de todos los papas que les precedieron? ...
Están en plena comunión con esos Papas y con sus afirmaciones?¿Todavía aceptan
el Juramento Anti-modernista? ¿Están en favor del reinado social de Nuestro
Señor Jesucristo? Si no aceptan la DOCTRINA de sus predecesores, es inútil
hablar. Mientras no acepten reformar el Consejo teniendo en cuenta la DOCTRINA
de los papas que les precedieron, no hay diálogo posible. Es inútil. Las
posiciones estarían así más claras.”(Fideliter Nº 66, nov.-dic.
1988, p. 12-13)
4. EL ESPEJISMO
DE "HACER UN MAYOR BIEN."
Entonces, con el fin de
encontrar una justificación "positiva" para negociar con la Roma
conciliar, ellos argumentan que un acuerdo puramente práctico permitiría HACER
UN BIEN MAYOR, puesto que una vez “dentro de la iglesia visible” así
podrían convertir a la Iglesia conciliar a la Tradición... ¡Es exactamente el
mismo argumento que utilizaron Dom Gérard y los sacerdotes de Campos para
justificar su entrega a la Roma conciliar!
Nuestro Fundador
respondió en una entrevista,a esta perspectiva engañosamente
"optimista," diciendo con gran realismo: “Entrar en la
Iglesia, ¿qué significa eso? Y primero que todo, ¿de que Iglesia hablamos? Si
es de la iglesia conciliar, ¿deberíamos nosotros, que hemos luchado contra ella
durante veinte años porque queremos a la Iglesia Católica, entrar en a la
iglesia conciliar supuestamente para HACERLA CATÓLICA ¡Es una ilusión
total! NO SON LOS INFERIORES LOS QUE CAMBIAN A LOS SUPERIORES, SINO LOS
SUPERIORES LOS QUE CAMBIAN A LOS INFERIORES.”(Fideliter N
° 70 julio-agosto de 1989)
Los HECHOS nos
muestran que el poco bien que han hecho los que pactaron desde 1988 no
justifica un MAL MÁS GRANDE, como el que han hecho al abandonar sus
críticas a los errores conciliares y a la nueva misa, al justificar las
acciones de los Papas postconciliares, etc.
5. ¿CONDICIONES
PREVIAS SUFICIENTES?
Además, para justificar
este acuerdo, ellos afirman que las CONDICIONES PREVIAS, como las establecidas
por el último Capítulo General en julio de 2012, serían suficientes para no
caer en las mismas ‘trampas” que las comunidades que pactaron con Roma.
Pero aparte del hecho de
que estas condiciones son INSUFICIENTES E IRRREALISTAS para
protegernos de ser "asimilados" y "neutralizados" por la
Iglesia conciliar, el Capítulo General olvidó LAS DOS MÁS IMPORTANTES,
claramente exigidas por Mons. Lefebvre: la CONVERSIÓN de las
autoridades oficiales de la Iglesia conciliar, es decir, por medio de una
condenación explícita de los errores conciliares, y de ser EXENTOS DEL
NUEVO CÓDIGO DE DERECHO CANÓNICO.
Monseñor Lefebvre había
afirmado claramente que incluso si la Roma modernista nos concedía
ciertas CONDICIONES PREVIAS, ello sería insuficiente para poder
firmar un acuerdo con ellos. He aquí lo que le dijo alCard. Ratzinger: “Vea,
Su Eminencia, incluso si ustedes nos dan un obispo, incluso si ustedes nos dan
una cierta autonomía de los obispos, incluso si ustedes nos dan toda la
liturgia de 1962, si ustedes nos permiten continuar con los seminarios de la
Fraternidad, como lo hacemos ahora, NO PODEMOS TRABAJAR JUNTOS, es imposible,
imposible, porque trabajamos en dos direcciones diametralmente opuestas:
ustedes trabajan en la descristianización de la sociedad, de la persona humana
y de la Iglesia, y nosotros trabajamos en la cristianización. NO PODEMOS
PONERNOS DE ACUERDO.”(Retiro de Ecône, 4 de septiembre de 1987)
También Mons. Lefebvre
ponía la CONVERSIÓN DE ROMA como condición esencial para
lograr un acuerdo cuando dirigió estas palabras a los cuatro futuros obispos:“...convencido
de que sin demora la Sede de Pedro estará ocupada por un sucesor de Pedro
PERFECTAMENTE CATÓLICO, en cuyas manos ustedes podrán depositar la gracia de su
episcopado para que la confirme.”(29 de agosto de 1987)
Y a propósito del CÓDIGO
DE DERECHO CANÓNICO, que Mons. Lefebvre decía que era"peor que el
encuentro de Asís," ¿cómo mantendremos nuestra identidad y
continuaremos nuestra lucha, si estaríamos bajo la ley común de la Iglesia
conciliar que es elNUEVO Código de Derecho Canónico? ¿No ven ellos que
el nuevo código fue hecho precisamente para aplicar las reformas conciliares y NO
PARA CONSERVAR LA TRADICIÓN?
6. ¡UN VATICANO
II ACEPTABLE!
Y para superar el impasse doctrinal
del Vaticano II y del "magisterio" post-conciliar, hemos visto en
ellos a través de sus conferencias, sermones y entrevistas el ánimo explícito y
continuo de MINIMIZAR LOS ERRORES CONCILIARES,con el fin de
preparar las mentes a la reconciliación con la Roma conciliar.
¿No escuchamos con
asombro a Mons.Fellay, en una entrevista a Catholic News Service,
decir que:“El Concilio presenta una libertad religiosa, que es en realidad
MUY, MUY LIMITADA, MUY LIMITADA”? ¡Y también afirmar que LA conclusión
de las discusiones doctrinales con Roma fue que “vimos que muchas cosas
que nosotros hubiéramos condenado como si fueran del Concilio, en realidad no
son el Concilio, sino que provienen de una comprensión común de la misma.”! O
también esto: “El Concilio debe ponerse DENTRO de la gran Tradición de
la Iglesia, debe ser entendido DENTRO de ella, y EN RELACIÓN con ella. Estas
son declaraciones con las que nosotros estamos TOTALMENTE DE ACUERDO,
TOTALMENTE, ABSOLUTAMENTE.” (11 de mayo de 2012)
Y el único texto
(incompleto) conocido del último preámbulo doctrinal que ellos presentaron a
Roma en abril, y dado a conocer por el P. Pfluger en una conferencia, revela no
solo el mismo deseo de minimizar los errores conciliares,sino que incluso habla
deACEPTARLOS: “... toda la Tradición de la fe católica debe ser
el criterio y la guía para el entendimiento de las enseñanzas del Concilio
Vaticano II, EL CUAL a su vez, ILUMINA ciertos aspectos de la VIDA Y LA
DOCTRINA DE LA IGLESIA, implícitamente presente en ella, y aún no formulados.”(St
Joseph des Carmes, 5 de junio de 2012)
El hecho que ellos hayan
dejaron pasar la reunión interreligiosa de Asís III SIN CONDENARLA
ENÉRGICAMENTE, ¿no es también un signo revelador de esta actitud? Ellos
incluso les pidieron a algunos miembros de la Fraternidad que no lo hicieran.
Y, lo que es más
preocupante, es que esta minimización de los errores del Concilio Vaticano II
parece venir desde hace tiempo... cuando Mons. Fellay señalaba ya en 2001 (!)
en una entrevista que: “NO TENEMOS NINGÚN PROBLEMA en aceptar
el Concilio.” “A veces hay la impresión de que rechazamos todo del Vaticano II.
Ahora,NOSOTROS LO CONSERVAMOS EN UN 95%.”(Diario suizo La
Liberté, 11 de mayo de 2001)
En lugar de escuchar las
advertencias repetidas que les pedían que no firmaran un acuerdo práctico,
ellos respondieron con desdén a LA CARTA DE LOS TRES OBISPOS con
palabras durísimas... insinuando que ellos eran“sedevacantistas,”“cismáticos” y
que transformaban los errores del Vaticano II en “super-herejías.”
La lista sería demasiado
larga para citar otras declaraciones de ellos que van en el sentido de un DEBILITAMIENTO de
sus posiciones doctrinales, así como también de otros miembros de la
Fraternidad que apoyan los acuerdos. He podido ver cómo ciertos sacerdotes que
conocía que eran firmes en la condenación del Concilio Vaticano II y de los
papas post-conciliares, ahora mantienen posiciones “mitigadas” y están muy en
favor de un acuerdo con la Roma modernista...
7. ERRORES
GRAVES_CONTRA LA PRUDENCIA.
Además de sus errores a
nivel de los PRINCIPIOS, se puedentambién constatarERRORES DE
JUICIO GRAVES, que ha sido también la causa de la DIVISIÓN
INTERNA más grave,en profundidad y en extensión, que la Fraternidad
nunca había conocido.
Por conductas
imprudentes, prefirieron sacrificar la UNIDAD Y EL BIEN COMÚN de
la Fraternidad para seguir la agenda de la Roma modernista, como ellos lo
indicaron en su carta de respuesta a los otros tres obispos de la Fraternidad: “Por
el BIEN COMÚN de la Fraternidad preferiríamos de lejos la solución
intermediaria actual de status quo, pero obviamente ROMA NO LA
TOLERA MÁS.”(14 de abril de 2012)
Monseñor Fellay indicó
también de que era casi "inevitable" que una parte
de la Fraternidad no seguiría en caso de un acuerdo con Roma: “No puedo
descartar que habría tal vez una DIVISIÓN [en la Fraternidad].”(Entrevista
con Catholic News Service) y así tomó el riesgo de dividir
gravemente a la Fraternidad.
Así pues prefirieron
actuar sin tener en cuenta las ADVERTENCIAS de los otros tres
obispos, de ciertos superiores y miembros de la Fraternidad e incluso de
comunidades tradicionalistas amigas, que les pedían no firmar un acuerdo
puramente práctico.
Esta actitud chocó
profundamente a muchos miembros de la Fraternidad y creó una división interna
que ha socavado gravemente la CREDIBILIDAD PARA GOBERNARLA, y entre
las comunidades amigas debilitó la confianza que no ha sido restaurada.
8. ¿QUIÉN ENGAÑÓ
A QUIÉN?
Al escuchar sus
explicaciones (¿excusas?) durante los últimos meses a propósito de los
supuestos "motivos reales" que les llevaron tan lejos en sus
concesiones a la Roma modernista, vemos que no fueron tanto las autoridades
romanas las que los engañaron, ¡sino que ellos SE ENGAÑARON A SÍ MISMOS!
Porque si ellos, imprudentemente, decidieron descartar las respuestas que les
llegaban de los canales OFICIALES del Vaticano sobre el
verdadero pensamiento del Papa, para privilegiar otros canales supuestamente
"informales":esta actitud no los engrandece en su reputación de
superiores PRUDENTES...
De hecho, se negaron a
ver que todo lo que estos canales "no oficiales" les decían eran o
chismes, o manipulación, ya que el DESEO de ellos por llegar a
un acuerdo se había convertido en una "obsesión", ¡que terminaron
creyéndolo todo! ¿Quién tiene la culpa? ¡ELLOS MISMOS!
¿Cómo es posible que en
un asunto tan grave, ellos hayan actuado de una manera tanLIGERA? En
cualquier institución, incluso secular, semejante acto pide la renuncia de los
responsables, porque la confianza ha sido demasiado socavada. “Asumiremos
nuestras responsabilidades,” como amenazaba hacer el P. Pfluger si
fracasaban los acuerdos…
De hecho, si no
renunciaron fue porque ellos SIGUEN CREYENDO EN LOS ACUERDOS.
¡Ellos todavía no han sacado las lecciones de sus acciones! Está claro que, a
pesar de ciertos obstáculos, ellos y el Vaticano harán todo lo posible para
"resucitar" las conversaciones. La expulsión de Mons. Williamson
aparece entonces claramente como una "señal inequívoca" para
reiniciar las conversaciones, ya que esta expulsión era, al menos para el
Vaticano, una condición sine qua non para favorecer los
acuerdos.
Además, encontramos en
Mons. Fellay una grave falta de JUICIO PRÁCTICO sobre las
ideas falsas del Papa. ¿Cómo puede imaginarse que Benedicto XVI estaría
dispuesto al reconocernos “dejar a un lado nuestra aceptación del
concilio,” como le escribió al Papa en junio de 2012? ¿No saben que el
concilio es "no negociable" para la Roma modernista? ¿Es ingenuidad
de su parte, o simplemente tomar sus sueños por la realidad? En cualquier caso,
es una falta seria de PRUDENCIA en cuestiones doctrinales.
9. PERSECUCIONES
INJUSTAS.
Y, por último, como colmo
de la CEGUERA y de la OBSTINACIÓN de ellos en el camino de la
"reconciliación" con la Roma modernista, emprendieron PERSECUCIONES
INJUSTAS para suprimir toda oposición a los acuerdos, tanto dentro
como fuera de la Fraternidad. ¡Hemos visto entonces toda una serie de
intimidaciones, moniciones, mutaciones, retardos en las ordenaciones, expulsión
de sacerdotes e incluso de uno de nuestros obispos!
Persiguen y expulsan
implacablemente a los que se OPONEN a su entrega a la Roma
modernista y, ¡al mismo tiempo afirman cínicamente que tienen la intención de
seguir haciendoOPOSICIÓN... dentro de la iglesia oficial una vez que los
hayan reconocido!
En fin de cuentas,
establecieron un gobierno AUTORITARIO, inclusive una verdadera
TIRANÍA en la Fraternidad, para eliminar cualquier obstáculo que se oponga a
sus planes de entrega a la Roma modernista.
Así vemos como Mons.
Fellay y sus dos Asistentes han cambiado radicalmente los PRINCIPIOS Y
FINALIDADES FUNDAMENTALES de la Fraternidad en esta crisis de la
Iglesia establecidos por nuestro Fundador. Pasaron por encima de decisiones
importantes del CAPÍTULO GENERAL DE 2006, que prohibía un acuerdo
práctico con la Iglesia oficial sin un acuerdo doctrinal previo. Deliberadamente
ignoraron las advertencias de gente prudente que les aconsejaban de no firmar
ningún acuerdo con la Roma modernista. Atentaron contra laUNIDAD Y EL BIEN
COMÚN de la Fraternidad al exponerla aun peligro de compromiso con los
enemigos de la Iglesia. Y, por último, ¡se contradicen ellos mismos,al
afirmar LO CONTRARIO de lo que ellos mismos decían hace unos
años!
Han pues traicionado el
legado de Monseñor Lefebvre, las responsabilidades de sus cargos, la confianza
de miles de personas e incluso de aquellos que, engañados por ellos, siguen
teniéndoles confianza.
Han mostrado una voluntad
determinada de llevar la Fraternidad, a toda costa, a PACTARcon nuestros
enemigos.
Poco importa si los
acuerdos con la Iglesia conciliar no se han hecho hasta hoy, o no se hagan
inmediatamente, o nunca... un PELIGRO
GRAVE subsiste para la Fraternidad mientras
ellos no SE RETRACTEN de los falsos principios que guiaron sus
acciones destructoras.
Veo hoy con dolor que
ellos, queriendo de una cierta manera identificar abusivamente sus juicios y
decisiones con la Fraternidad, terminaron CONFISCÁNDOLA como
si fuera su propiedad personal, olvidando que son sólo SERVIDORES nombrados
por un tiempo determinado.
Esta constatación es
tanto más dolorosa e inquietante,cuando sabemos que de laFIDELIDAD de
la Fraternidad a su misión depende la salvación de tantas almas y también la
restauración de toda la Iglesia.
¡Que Dios tenga piedad de
la Fraternidad!
Padre Juan Carlos Ortiz