DEMOS GRACIAS A DIOS POR TODO LO RECIBIDO EN ESTE AÑO QUE FINALIZA
DEO GRATIAS
DEMOS GRACIAS A DIOS POR TODO LO RECIBIDO EN ESTE AÑO QUE FINALIZA
DEO GRATIAS
Mensaje de gran actualidad aun en estos tiempos.
FELIZ NAVIDAD Y SANTO AÑO NUEVO LES DESEA EL ARIETE CATOLICO
Porque así amó
Dios al mundo: hasta dar su Hijo único, para
que todo aquel que cree en Él no se pierda,
sino que tenga vida eterna. (San Juan 3:16)
FELIZ Y SANTA NAVIDAD LES DESEA EL ARIETE CATOLICO
¡Adelante Católicos Cristeros...!
Aparte de otros adyuvantes y un universo de nanopartículas de dudoso origen y fines, las vacunas que se están administrando contra la COVID-19 contienen material genético de fetos abortados, dicho con palabras más claras, bebés en gestación a los que un médico abortista les arrebató la vida en la camilla de alguna de esas clínicas creadas para la ejecución de inocentes. Ninguna de las vacunas que están actualmente en el mercado –Moderna, AstraZeneka, Pfizer o Johnson & Johnson— para “salvarnos” de esta “mortal” enfermedad está libre de este material genético, conseguido, además, de manera muy poco honrosa. Hay que decir que el material genético que se utiliza en investigación no es de abortos espontáneos, sino de fetos vivos, tal como decimos a continuación.
Hace unos años, a raíz de la grabación con cámara oculta del oscuro negocio de la International Planed Parenthood IPPF con los bebés abortados se jaleó el tema en algunos medios de comunicación y, sobre todo, en las redes sociales. Muchos pudieron enterarse de algunos pormenores del sórdido mundo de la Cultura de la Muerte, pero fue una noticia más en una sociedad que ha perdido el norte hace tiempo. No era un tema nuevo. La IPPF, fundada por Margaret Sanger e íntima de Hitler, es la mayor promotora de abortos del mundo. Su manera de operar es siniestra e innoble, sobre todo hace unos años, porque muchas mujeres acudían engañadas a sus consultas.
Desde que en 1973 se implantó el aborto a petición en EE.UU., la experimentación con tejido fetal inició una carrera imparable que se vio reforzada con la derogación de las leyes que prohibían los experimentos con niños abortados, gracias a la administración Clinton, tan dispuesto siempre a favorecer a la cultura de la muerte. La Liga Nacional del Aborto (NARAL) y Paternidad Planificada son las organizaciones que más colaboran en promocionar estos oscuros experimentos.
Si el aborto es un negocio boyante, la investigación con fetos no le anda a la zaga. El instituto HANA, dedicado a estos menesteres publicita como reclamo para futuros accionistas los suculentos beneficios de su industria. Estamos hablando de miles de millones de dólares.
El Colegio Americano de Obstetricia y Ginecología (ACOG, por sus siglas en inglés), apoya estos trabajos y recibe varios millones de dólares al año para la investigación con tejido fetal.
El tejido fetal tiene cuatro características que lo hacen muy tentador para el trasplante en los adultos: 1) capacidad para crecer y multiplicarse. Con la edad, el cuerpo humano pierde esta cualidad; 2) capacidad de someterse a la diferenciación de células y tejidos; 3) capacidad de sintetizar factores de crecimiento. Estos factores aumentan la capacidad de las propias células fetales y estimulan el crecimiento y la supervivencia de otras células dañadas; 4) capacidad antigénica reducida, es decir, las células fetales tienen menos probabilidad de ser atacadas y destruidas por el sistema inmunitario del adulto.
Los primeros informes sobre la experimentación con fetos se remontan al año 1928. Desde el trasplante de huesos de conejo en humanos, citado por Shattuck, al tejido pancreático de tres fetos humanos en un joven de dieciocho años con diabetes, realizado por Fishera, o los trasplantes de tejido cerebral de fetos humanos en ratas de Willis, todos ellos un fracaso, se interrumpió la investigación durante bastante tiempo y no se reinició hasta finales de los años setenta cuando la fundación Krock, financiada por McDonald´s, costeó varias investigaciones que también fracasaron. El parkinson y la diabetes son las dos enfermedades que persiguen poder curar, sin que hasta la fecha hayan tenido éxitos sustanciales. En 1985, el doctor Kevin Lafferty de la Universidad de Colorado, volvió a trasplantar tejido pancreático fetal a tres adultos diabéticos y también fracasó.
En 1992 el New England Journal of Medicine publicó que los experimentos con tejido fetal humano para aliviar la enfermedad de Parkinson habían resultado exitosos. Tal afirmación la avalaba una nutrida colección de documentos científicos de las universidades de Yale y McGill, el Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Colorado y el Hospital Universitario de Lund, (Suecia). El tratamiento consistía en trasplantar tejido fetal en el cerebro de los aquejados de la citada enfermedad. Como ya apuntamos, el tejido fetal es el más adecuado para trasplantes, pues produce menor rechazo porque el sistema inmunitario reacciona más débilmente.
Estos últimos experimentos, por un lado, hicieron concebir esperanzas a los enfermos de parkinson, y por otro, suscitaron un gran debate sobre la moralidad de experimentar con fetos humanos. A este respecto, el doctor Bernard Nathanson, aun reconociendo que esta utilización sea para bien, siempre se posicionó en contra argumentando que si los tejidos de los masacrados judíos se hubieran empleado para curar a los heridos de guerra, no quedarían justificados los horrendos crímenes.
Pero fueron falsas esperanzas una vez más, pues aunque se habían producido mejorías, al cabo de un año los enfermos estaban en el mismo estado.
Durante las últimas dos décadas es muy poco lo que ha trascendido sobre la experimentación con fetos humanos, lo cual no quiere decir que no se esté experimentando. El secretismo es debido a que la falta de ética de estas investigaciones supuestamente científicas es más que evidente.
Para los trasplantes, los fetos tienen que ser recién abortados. Para reponer el páncreas de un enfermo de diabetes sería necesario –en el caso de que funcionase la técnica—el tejido pancreático de ocho fetos abortados entre las catorce y las veinte semanas. Para obtener tejido nervioso y cerebral adecuado para tratar a un enfermo de parkinson son necesarios cinco fetos de entre nueve y doce semanas. Esto ha propiciado un mercado de fetos vergonzoso, que tiene entre otros protagonistas a la citada IPPF.
A los científicos no les importa saber cómo se obtienen los tejidos fetales para sus experimentos. El doctor B. Nathanson relata que: “las mujeres de entre 13 y 18 semanas de embarazo se colocan en una mesa de operaciones, se les dilata el cuello uterino, se les rompe la bolsa de agua, la cabeza del feto se guía inmediatamente por encima de la cérvix dilatada, se le perfora el cráneo y se coloca una bomba de succión en el cerebro. Luego se succiona el contenido cerebral y se almacena inmediatamente con hielo para preservar su viabilidad […] Procedimientos similares se usan para obtener páncreas fetal, fluido fetal, y timo fetal”.
Espero lector, que conserves la noble capacidad de escandalizarte ante prácticas como esta que denuncia el doctor Nathanson. Él sabía muy bien toda la sordidez que escondía el mundo del aborto y quiso regalarnos su testimonio.
Los fetos de abortos espontáneos no son válidos para la experimentación porque, primero, ya nacen muertos, y, como hemos expresado, es necesario que el tejido esté vivo. Tampoco sirven los fetos muertos por efecto de la RU 486. Segundo, porque los fetos de abortos espontáneos no son suficientes para satisfacer la demanda existente. El negocio del aborto nos lleva a un negocio igual o mayor: el de la experimentación fetal. Pensar en el horror al que todo esto nos está llevando es escalofriante. ¡Es hora de abrir los ojos!
La ciencia, los medios de comunicación, la iglesia oficial que se dice católica y mucho menos los gobiernos NO nos han hablado ni alertado sobre este aspecto.
MRC-5
A finales de la década de los 60’´s, la línea celular MRC-5 (AG05965) que son fibroblastos de pulmón de feto humano abortado se desarrolló en septiembre de 1966 a partir de tejido pulmonar extraído de un feto de 14 semanas abortado de una mujer de 27 años físicamente sana. La morfología celular es similar a la de los fibroblastos. [coriell.org] Actualmente las vacunas que se fabrican cultivando virus en estas células son Hepatitis A, Hepatitis A +B, Hepatitis A+B + tifoidea, y en todas las combinaciones que incluyan Rubeola.
HEK-293
Otra cepa de células de origen de feto abortado son HEK-293. La línea celular de riñón embrionario humano HEK293 tiene potencial biosintético para la producción similar a la humana y actualmente se utiliza para la fabricación de varios proteínas terapéuticas y vectores virales. Aunque inicialmente se usó para la producción de vectores adenovirales, HEK293 también se convirtió en una de las líneas celulares preferidas para la expresión de proteínas transitoria o estable.
La necesidad de un plegamiento de proteínas y glicosilación adecuados de proteínas terapéuticas ha promovido la producción en células HEK293. [https://www.capricorn-scientific.com/en/landing-pages/HEK-ONE] HEK293 es una línea celular derivada de células renales embrionarias humanas cultivadas en cultivo de tejidos. También se conocen, de manera más informal, como células HEK. Esta línea en particular se inició mediante la transformación y cultivo de células HEK normales con ADN de adenovirus 5 cortado. La transformación dio como resultado la incorporación de aproximadamente 4,5 kilobases del genoma viral en el cromosoma 19 humano de las células HEK. La línea fue cultivada por el científico Alex Van der Eb a principios de la década de 1970 en su laboratorio de la Universidad de Leiden, Holanda. La transformación fue ejecutada por Frank Graham, otro científico del laboratorio de Van der Eb que inventó el método del fosfato de calcio para transfectar células. La fuente de las células era un feto abortado sano de paternidad desconocida.
El nombre HEK293 se llama así porque fue el experimento número 293 de Frank Graham. Se “desconoce” el tipo de célula de riñón de la que proviene la línea celular HEK293 y es difícil caracterizar de manera concluyente las células después de la transformación, ya que el adenovirus 5 podría haber alterado significativamente la morfología y expresión celular. Además, los riñones embrionarios son una mezcla heterogénea de casi todos los tipos de células presentes en el cuerpo. De hecho, investigadores independientes, incluido el propio Van der Eb, han especulado que las células pueden ser de origen neuronal. Aunque teóricamente posible, la mayoría de las células derivadas de un riñón embrionario serían células endoteliales, epiteliales o fibroblásticas.
Se sospecha un origen neuronal debido a la presencia de ARNm y productos génicos que se encuentran típicamente en las neuronas. Hoy en día, las células HEK293 se utilizan con frecuencia en biología celular y biotecnología, solo superadas por HeLa, la primera línea celular humana. Alrededor del establecimiento de HeLa en 1951, los científicos se mostraban reacios a aceptar y utilizar líneas celulares humanas debido a la preocupación por un agente oncogénico en ellas. Esta preocupación, junto con la capacidad conocida de las líneas de células animales para crecer rápidamente y producir una gran cantidad de proteínas, dio a los científicos razones para favorecer las líneas de células animales sobre las líneas celulares humanas al producir proteínas recombinantes. Sin embargo, los avances en la tecnología desde entonces han permitido un aumento en el uso de líneas celulares humanas.
Una ventaja de las líneas celulares humanas es que pueden producir proteínas muy similares a las que los humanos sintetizan de forma natural. Ahora existen productos bioterapéuticos recombinantes aprobados producidos a partir de HEK293 y otras líneas celulares humanas.
HEK293 y sus derivados se utilizan en una amplia gama de experimentos, incluidos estudios de transducción de señales e interacción de proteínas, producción rápida de proteínas a pequeña escala y producción biofarmacéutica. Las células HEK293 crecen fácilmente en cultivos sin suero en suspensión, se reproducen rápidamente y producen altos niveles de proteína, lo que explica por qué se han utilizado ampliamente para producir proteínas de grado de investigación durante varios años. [http://www.hek293.com/]
Las vacunas que se fabrican a partir de esta línea de células son varias del COVID19, la vacuna del ébola y pulmozyme (alfa dornasa) para fibrosis quística.
HEK 293 y vacunas COVID
Las vacunas que actualmente utilizan HEK para su fabricación son COVID 19 ChAdOx 1 AztraSeneca, CanSino Biologics, Pfizer (para pruebas), Inovio, Moderna para pruebas de RNA, Novavax – NVX-CoV2373. [https://cogforlife.org/wp-content/uploads/CovidCompareMoralImmoral.pdf]
Si bien las vacunas de Pfizer y Moderna no tienen en su composición directamente productos derivados de cultivo de células fetales, el RNA que se utiliza, es vectorizado e insertado en este tipo de células fetales para su evaluación y control de “calidad”, para verificar que mediante la inserción de RNA en las células fetales se produzca la proteína Spike del coronavirus.
WI-38
Otra de las líneas celulares de fetos abortados es WI-38. Son células humanas de feto abortado de 3 meses de gestación; de pulmón embrionario normal. Tienen espectros de virus humanos muy amplios, especialmente útiles para el aislamiento de rinovirus. Las células forman una membrana multicapa cuando se mantienen durante períodos prolongados a 37 ° C con ajustes periódicos de pH. Se utiliza en la preparación de vacunas contra virus humanos. Descripción del producto: (https://www.atcc.org/products/ccl-75) La línea celular WI-38 se derivó de un trabajo anterior de Hayflick en el cultivo de cultivos de células humanas. A principios de la década de 1960, Hayflick y su colega Paul Moorhead en el Instituto Wistar en Filadelfia , Pensilvania, descubrieron que cuando las células humanas normales se almacenaban en un congelador, las células recordaban el nivel de duplicación en el que se almacenaban y, cuando se reconstituían, comenzaban a dividirse. desde ese nivel hasta aproximadamente 50 duplicaciones totales (para células derivadas de tejido fetal). Hayflick determinó que las células normales experimentan gradualmente signos de senescencia a medida que se dividen, primero desacelerándose antes de detener la división por completo.
Este hallazgo es la base del límite de Hayflick, que especifica el número de veces que una población de células humanas normales se dividirá, antes la división celular se detiene. El descubrimiento de Hayflick contribuyó posteriormente a la determinación de las funciones biológicas de los telómeros. Hayflick afirmó que la capacidad finita de las células humanas normales para replicarse era una expresión de envejecimiento o senescencia a nivel celular. Durante este período de investigación, Hayflick también descubrió que, si las células se almacenaran adecuadamente en un congelador, las células seguirían siendo viables y que se podría producir una enorme cantidad de células a partir de un solo cultivo inicial. Se descubrió que una de las cepas de células que aisló Hayflick, a la que llamó WI-38, estaba libre de virus contaminantes, a diferencia de las células primarias de riñón de mono que se usaban para la producción de vacunas de virus. Además, las células WI-38 podrían congelarse, luego descongelarse y probarse exhaustivamente.
Estas ventajas llevaron a que WI-38 reemplazara rápidamente las células primarias de riñón de mono para la producción de vacunas de virus humanos. WI-38 también se ha utilizado para la investigación de numerosos aspectos de la biología celular humana normal. Las vacunas que actualmente se fabrican con la línea celular WI-38 son sarampión, rubeola y paperas, varicela y vacuna para zoster.
Se ha comentado que se trata de líneas celulares que solo se fabricaron una sola vez a partir de los primeros fetos abortados, sin embargo, todas estas líneas celulares tienen una senescencia conocida (es decir mueren después de cierto número de divisiones), máximo hasta 60-90 divisiones. Son miles de millones de dosis que se han fabricado desde la década de los 60s y se han aplicado, la pregunta inmediata es ¿Cuántos fetos abortados se han requerido para mantener la demanda de cultivos celulares? Los fabricantes no detallan esta información.
PER C-6
Es otra línea de células de fetos abortados , son células de retina de feto de 18 semanas abortado. Se están desarrollando vacunas "novedosas" para el virus de influenza, ébola y HIV
Cuáles son las implicaciones morales
¿Cuál es la implicación moral de utilizar células de fetos abortados para la fabricación de vacunas? Primero hay que recordar que el 5o. Mandamiento prohíbe matar al inocente. El aborto provocado entra claramente en esta prohibición. Aunque el aborto pudiera llegar a ser un medio por el que se salvara la vida a muchos seres humanos, ni siquiera por ese fin tan noble se podría justificar hacer un mal tan grave rompiendo la ley de Dios. El pecado del aborto es uno de los que se denominan como un “pecado que clama al cielo”: es un crimen atroz, es matar a un inocente y privarlo de su derecho a ser redimido.
La ley moral nos prohíbe participar de algo intrínsecamente malo, como el aborto, ni directamente (participando, induciendo, aconsejándolo), ni tampoco provocando abortos indirectamente (por ejemplo, el consumir o utilizar una de las vacunas mencionadas, ya que crea indirectamente demanda de más fetos abortados para su producción o prueba). No se puede hacer uso del principio del doble efecto para justificar el uso de tales vacunas, ya que el hipotético buen efecto (“salvar vidas”) no sucede antes ni simultáneamente al mal efecto (aborto). De aquí se deriva el principio católico mencionado por San Pablo de que el fin no justifica los medios (“¿Hagamos el mal para que venga el bien?” Rom. 3,8).
Por los tanto es materia grave el participar directamente o indirectamente en el aborto para conseguir un bien posterior. De aquí se tiene que concluir necesariamente que el vacunarse (con las vacunas mencionadas) es materia de pecado grave. Por lo tanto, nadie debe usar las actuales “vacunas” del Covid: (ChAdOx 1, AztraSeneca, CanSino Biologics, Pfizer, Inovio, Moderna, Novavax – NVX-CoV2373, e inclusive la SPUTNIK cuando usa celulas de fetos humanos para reproducir los vectores virales, o son usadas para pruebas de “control de calidad”), ni tampoco las vacunas “convencionales” como las de varicela, hepatitis A, Rubeola y Fluarix (influenza virus) entre otras.
Como hemos visto la industria del aborto es lucrativa para los laboratorios de "ciencia", los productos biológicos llamados vacunas generan ganancias millonarias a costa del aborto. Dios tenga piedad de este mundo apóstata en el que vivimos.
Para más informacion: https://columbuscatholic.org/documents/2017/4/Vaccines%20and%20Alternatives.pdf
Bibliografía
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Manual de Teología Moral para seglares. Pbro. Royo Marín OP. BAC Tercera edición