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miércoles, 6 de agosto de 2025
EL FIN DEL HOMBRE (San Ignacio de Loyola)
martes, 22 de julio de 2025
TESTAMENTO ESPIRITUAL DE ALESSANDRO SERENELLI (AGRESOR DE SANTA MARIA GORETTI)
Alejando Serenelli murió en mayo de 1970 en el convento de los Capuchinos donde fue portero. Este texto se encontró después de su muerte en un sobre cerrado con fecha del 5 de mayo.
Huid del mal y seguid siempre el bien. Testamento espiritual de Alessandro Serenelli "Soy un viejo de casi 80 años, pronto voy a terminar mis días. Echando una mirada al pasado, reconozco que en mi primera juventud recorrí un sendero falso, la vía del mal que me condujo a la ruina. Veía todo a través de la prensa, los espectáculos y los malos ejemplos que siguen la mayoría de los jóvenes son siquiera pensarlo. Y yo hice lo mismo. No me preocupaba. Personas creyentes y practicantes tenía cerca de mí, pero no les prestaba atención, cegado por una fuerza brutal que me empujaba hacia un sendero malo. A los 20 años cometí el delito pasional, del que hoy me horrorizo con sólo recordarlo. María Goretti, ahora Santa, fue el ángel bueno que la Providencia había puesto ante mis pasos para guiarme y salvarme. Todavía tengo grabadas en mi corazón sus palabras de compasión y de perdón. Rezó por mí e intercedió por su asesino. Siguieron 30 años de prisión. Si no hubiera sido menor de edad, hubiera estado condenado a cadena perpetua. Acepté la merecida condena. Expié mi culpa. La pequeña María fue verdaderamente mi luz, mi protectora; con su ayuda, me porté bien en mis 27 años de cárcel e intenté vivir honradamente cuando la sociedad me aceptó de nuevo entre sus miembros.
" Los Hermanos de San Francisco, los Capuchinos, me acogieron con caridad seráfica en su monasterio no como un siervo, sino como un hermano y con ellos convivo desde hace 24 años. Ahora espero sereno el momento de ser admitido en la visión de Dios, de abrazar a mis seres queridos de nuevo, y de estar junto a mi ángel protectora y su querida Madre, Assunta. Los que lean esta carta, ojalá que quieran seguir la feliz enseñanza de huir del mal y seguir el bien siempre. Pienso que la religión con sus preceptos no es una cosa que se pueda menospreciar, sino que es el verdadero consuelo, el único camino seguro en toda circunstancia, hasta las más dolorosas de la vida. Paz y bien Alessandro Serenelli Macerata, Italia
miércoles, 28 de mayo de 2025
jueves, 6 de febrero de 2025
SOBRE JUDAS EL TRAIDOR (La agonía de Cristo)
"Yo los he guardado. Y ninguno se ha perdido sino el hijo de la perdición. También él estaba entre los que Tu me diste. El me recibió, y también al él como a todos los que me reciben, le he dado el poder de llegar a ser hijo de Dios. Cuando la avaricia le enloqueció pasó a Satanás, y abandonándome y traicionándome con perfidia, rechazando la salvación y esforzándose en mi destrucción, se convirtió en hijo de la perdición y pereció como un miserable en su propia miseria."
Santo Tomas Moro. La Agonía de Cristo
viernes, 31 de enero de 2025
EL BUEN PASTOR (SANTO TOMAS MORO)
El buen pastor da su vida por sus ovejas dice Cristo. Quien salve su vida con daño de las ovejas, no es buen pastor. El que pierde su vida por Cristo (y asi hace quien la pierde por el bien del rebaño que Cristo le confió) la salva para la vida eterna. De la misma manera, el que niega a Cristo (como hace el que no confiesa la verdad cuando el silencio a su rebaño) al querer salvar su vida empieza de hecho a perderla.
"Nuestro Señor Jesucristo quiere que los cristianos sean soldados fuertes y prudentes. El hombre fuerte aguanta y resiste los golpes; el prudente no permite que el miedo al sufrimiento le separe jamás de una conducta noble y santa. Sería escapar de unos dolores de poca monta para ir a caer en otros mucho más dolorosos y amargos".
Santo Tomas Moro. La Agonía de Cristo
miércoles, 16 de octubre de 2024
Espantoso juicio y eterna condenación del alma de un noble, que murió de repente sentado a la mesa.
Espantoso juicio y eterna condenación del alma de un noble, que murió de repente sentado a la
mesa.
Libro 6 Revelación 19
Vió santa Brígida gran muchedumbre de la corte celestial, a la que habló Dios y dijo: Esa alma que ahí veis no es mía, porque de la llaga de mi costado y de mi corazón no se compadeció más, que si hubiera visto traspasado el escudo de su enemigo; de las llagas de mis manos hizo tanto caso, como si se rompiera un lienzo endeble; y las llagas de mis pies las miró con tanta indiferencia, como si viera partir una manzana madura.
Enseguida dijo el Señor al alma de aquel condenado. Durante tu vida preguntabas muchas veces por qué siendo yo Dios, morí corporalmente. Mas ahora te pregunto, ¿por qué has muerto tú, miserable alma? Porque no te amé, respondió. Y el Señor le dijo: Tú fuiste para mí como el hijo abortivo, cuya madre padece por él tanto dolor como por el que salió vivo de su vientre.
Igualmente, yo te redimí a tanta costa y con tanta amargura como a cualquiera de mis santos, aunque no te cuidaste de ello. Pero así como el hijo abortivo no participa de la dulzura de los pechos de la madre, ni del consuelo de sus palabras, ni del calor de su regazo, de la misma manera, no tendrás tú jamás la inefable dulzura de mis escogidos, porque te agradó más tu propia dulzura. Jamás oirás en provecho tuyo mis palabras, porque te agradaban las palabras del mundo y las tuyas, y te eran amargas las palabras de mis labios. Jamás sentirás mi bondad ni mi amor, porque eras fría como el hielo para todo bien. Ve, pues, al lugar en que suelen arrojarse los abortivos donde vivirás en tu muerte eternamente; porque no quisiste vivir en mi luz y en mi vida.
Después dijo Dios a sus cortesanos: Amigos míos, si todas las estrellas y planetas se volviesen lenguas y todos los santos me lo rogasen, no tendría misericordia de ese hombre, que por justicia debe ser condenado.
Esta miserable alma fué semejante a tres clases de hombres. En primer lugar, a los que en mi predicación me seguían por malicia, a fin de hallar ocasión de acusarme y de venderme por mis palabras y hechos. Vieron estos hombres mis buenas obras y los milagros que nadie podía hacer sino Dios; oyeron mi sabiduría, y reconocieron como loable mi vida, y sin embargo, por esto mismo tenían envidia de mí, y me detestaban; ¿y por qué? Porque mis obras eran buenas y las suyas malas, y porque no toleré sus pecados, sino que los reprendía con severidad.
Igualmente, esta alma me seguía con su cuerpo, pero no por amor de Dios, sino sólo por bien parecer de los hombres; oía mis obras y las veía con sus propios ojos, y con esto mismo se irritaba; oía mis mandamientos, y burlábase de ellos; sentía la eficacia de mi bondad, y no la creía; veía a mis amigos adelantando en el bien y teníales envidia. ¿Y por qué? Porque eran contra su malicia mis palabras y las de mis escogidos, contra sus deleites mis mandamientos y consejos, y contra su voluntad mi amor y mi obediencia. Con todo, decíale su conciencia, que yo debía ser honrado sobre todas las cosas; y por la hermosura de los astros conocía que yo era el Creador de todas las cosas; por los frutos de la tierra y por el orden de las demás cosas sabía que yo era su Dios; y a pesar de saberlo, irritábase con mis palabras, porque reprendía yo sus malas obras.
Fué semejante, en segundo lugar, a los que me dieron la muerte, los cuales se dijeron unos a otros: Matémosle decididamente, que de positivo no resucitará. Yo anuncié a mis discípulos que resucitaría al tercero día; pero mis enemigos, los amadores del mundo, no creían que yo resucitaría como justicia, porque me veían como un mero hombre, y no vieron mi divinidad oculta. Por consiguiente, pecaban con confianza, y casi tuvieron alguna excusa, porque si hubiesen sabido quién era yo, nunca me habrían muerto. Así, también, lo pensó esta alma y dijo:
Hago lo que quiero, le daré la muerte decididamente con mi voluntad y con mis obras que me deleitan: ¿qué perjuicio se me sigue de esto, ni por qué he de abstenerme? No resucitará para juzgar, ni juzgará según las obras de los hombres; pues si juzgara tan rigurosamente, no habría redimido al hombre; y si tuviera tanto odio al pecado, no sufriría con tanta paciencia a los pecadores.
Fue semejante, por último, a los que custodiaban mi sepulcro, quienes se armaron y pusieron centinelas, para que no resucitase yo, y decían: Custodiemos con cuidado a fin de que no resucite, no sea que tengamos que servirle. Lo mismo hacía esta alma: armóse con la dureza del pecado, custodiaba cuidadosamente el sepulcro, esto es, se guardaba con empeño de la conversación de mis escogidos, en quienes descansó, y esforzábase porque ni mis palabras ni sus consejos llegasen a él, y decía para sí: Me guardaré de ellos para no oír sus palabras, no sea que estimulado por algunos pensamientos de Dios, principie a dejar el deleite que he comenzado, y no sea que oiga lo que desagrada a mi voluntad. Y de este modo, por malicia se apartó de aquellos a quienes debiera haberse unido por amor.
Declaración
Fue este un hombre noble, enemigo de todo lo bueno, el cual blasfemando de los santos y de Dios mientras comía, al estornudar, se quedó muerto sin sacramentos, y vieron presentarse en juicio su alma, a la que dijo ej Juez: Has hablado como has querido y has hecho en todo tu voluntad; por consiguiente, ahora debes callar y oír. Aunque todo lo sé, respóndeme para que esta lo oiga. ¿No oíste, por ventura, lo que yo dije: No quiero la muerte del pecador, sino que se convierta? ¿Por qué, pues, no te volviste a mí, cuando pudiste? Lo oí, respondió el alma, pero no hice caso. Y le volvió a decir el Juez: ¿No dije, por ventura: Id, malditos, al fuego eterno, y venid a mí, benditos?
¿Por qué no te dabas prisa para recibir la bendición? Y respondió el alma: Lo oí, pero no lo creía. Y dijo otra vez el Juez: ¿No oíste que yo, Dios, soy justo, eterno y terrible Juez? ¿por qué no temiste mi juicio futuro? Y contestó el alma: Lo oí, pero me amé a mí mismo, y cerré los oídos para no oír nada de ese juicio, y tapé mi corazón para no pensar en tales cosas. Por consiguiente, dijo el Juez, es justo que la aflicción y la angustia te abran el entendimiento, porque no quisiste entender mientras pudiste.
Entonces el alma, arrojada del tribunal, dando espantosos aullidos, exclamó: ¡Ay de mí! ¡Ay de mí! ¡qué pago! ¿Pero cuándo será el fin? Y al punto se oyó una voz que dijo: Como el mismo principio de todas las cosas no tiene fin, así tampoco tendrá tu penar fin alguno.
viernes, 4 de octubre de 2024
SAN FRANCISCO DE ASIS
San Francisco de Asís.
Nació en esa ciudad en 1181.
Joven alegre y fastuoso, pronto abandonó todas las cosas para desposarse con la dama Pobreza.
Junto con Santo Domingo de Guzmán renovó el cristianismo de su tiempo, tan decaído, con sus predicaciones, con sus heroicos ejemplos y con sus tres ramas de la Orden Franciscana: los Frailes Menores, las Clarisas y los Terciarios, los cuales casi convirtieron los países latinos en un inmenso convento.
A San Francisco se le ha llamado el retrato mas vivo de Jesucristo.
Murió en 1228 y fue canonizado, dos años después por Gregorio IX.
Sus hijos llenan el mundo con el perfume de sus virtudes y la luz de su saber, y de ellos es en gran parte la evangelización de América, donde su hábito es tan popular.
MEDITACIÓN
SOBRE SAN FRANCISCO
I. El amor divino consumió todos los lazos que ataban a San Francisco en la tierra y le hizo abandonar la casa paterna, las riquezas y los placeres. Toda su vida vivió él en este desasimiento; por esto debes tú comenzar a darte a Dios. Es imposible que ames a Dios y al mundo. ¡Ah! los placeres y los honores de la tierra no merecen ocupar tu corazón; déjalos antes que ellos te dejen a ti.
II. Ese mismo amor que separó a San Francisco de los bienes de la tierra, lo unió estrechamente a su Dios y le hizo encontrar en esta unión una inalterable felicidad. De este modo solía decir: “¡Dios mío y mi todo! en Ti es donde encuentro todo lo que necesito”. ¡Alma mía, tratemos de gustar el placer que existe en estar unido a Él; en vano hemos buscado descansar en las creaturas; vayamos a Dios, pero hagámoslo dándonos a Él sin reserva, sin demora y para siempre!
III. El amor, por último, transformó a San Francisco en Jesucristo mismo, por decirlo así, cuando un serafín imprimió en su cuerpo las sagradas llagas del Salvador. No recibió esta gracia sino después de haberse hecho, por una mortificación continua, viva imagen de Jesús crucificado. Como este gran santo, lleva tú constantemente en tus miembros la mortificación de Jesucristo. Mira al Salvador clavado en la cruz: he ahí el verdadero modelo de predestinados. Para llegar a ser semejante a Él, es preciso que la mortificación imprima en tu cuerpo sus adorables estigmas. Llevan en sí las llagas de Cristo quienes mortifican y afligen el cuerpo (San Jerónimo).
ORACIÓN
Oh Dios, que, por los méritos de San Francisco dais sin cesar nuevos hijos a vuestra Iglesia, concedednos la gracia de despreciar, siguiendo su ejemplo, los bienes terrenales y poner nuestra dicha en la posesión de los dones celestiales.
Por J. C. N. S.
viernes, 26 de enero de 2024
REFLEXION DEL SANTO CURA DE ARS
“No hay duda: una persona que ama el placer, que busca comodidades, que huye de todo lo que pueda significar sufrimiento, que es sumamente ansioso, que se queja, que culpa, y que se impacienta ante la más mínima situación porque las cosas no salen a su manera; una persona así es Cristiana solamente de nombre; él es solo una deshonra para su religión, porque Jesucristo lo ha dicho así: ‘Cualquiera que desee venir detrás de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz todos los días de su vida, y que me siga’ “.
Santo Cura de Ars
miércoles, 25 de octubre de 2023
SAN RAFAEL ARCANGEL (Patrono de los medicos)
Patrono de los médicos; farmacéuticos; enfermeros; personas ciegas y con problemas visuales; personas con problemas mentales; enfermos; jóvenes; amor; parejas; viajeros; pastores. Protector contra las enfermedades, en especial de la vista; problemas mentales; pesadillas.
Porque yo soy el Ángel Rafael, uno de los siete que asistimos ante el Señor.
(Tobías 7, 15)
San Rafael es uno de los siete espíritus que están siempre delante de Dios, y le ofrecen el incienso de su oración y de la de los hombres. “Cuando tú orabas –dijo San Rafael a Tobías– con lágrimas, y enterrabas los muertos, y te levantabas de la mesa a media comida, y escondías de día los muertos en tu casa, y los enterrabas de noche, yo presentaba tu oración al Señor. Y por lo mismo que eras acepto a Dios, fue preciso que la tentación te probase”.
Tobías quedóse ciego; pero “la pérdida de la vista –dice San Agustín–, fue ocasión de que el venerable anciano recibiese la visita de un médico celestial”. San Rafael, cuyo nombre significa “Medicina de Dios”, fue enviado por Dios, como el ángel agitador del agua de la piscina probática, para curar a Tobías. Indicó al joven Tobías el remedio a propósito para devolver la vista a su padre, le buscó una esposa y ahuyentó al demonio.
“Alabemos con muestras de veneración a todos los príncipes de la corte celestial, y en especial al Arcángel Rafael, médico y compañero fiel, vencedor del demonio. ¡Oh, Cristo, Rey bondadosísimo! Haz que, con tal guarda, el enemigo no nos cause daño alguno”.
“Que el Arcángel Rafael, médico de nuestra salvación, nos asista desde el cielo, a fin de que sane nuestras dolencias, y guíe nuestros pasos vacilantes a la verdadera vida”.
ORACIÓN A SAN RAFAEL ARCÁNGEL
Gloriosísimo príncipe San Rafael, antorcha dulcísima de los palacios eternos, caudillo de los ejércitos del Todopoderoso, emisario de la Divinidad, órgano de sus providencias, ejecutor de sus ordenes, secretario de sus arcanos, recurso universal de todos los hijos de Adán, amigo de tus devotos, compañero de los caminantes, maestro de la virtud, protector de la castidad, socorro de los afligidos, médico de los enfermos, auxilio de los perseguidos, azote de los demonios, tesoro riquísimo de los caudales de Dios. Tú eres Ángel Santo, uno de aquellos siete nobilísimos espíritus que rodean al Trono del Altísimo.
Confiados en el grande amor que has manifestado a los hombres, te suplicamos humildes nos defiendas de las asechanzas y tentaciones del demonio en todos los pasos y estaciones de nuestra vida, que alejes de nosotros los peligros del alma y del cuerpo poniendo freno a nuestras pasiones delincuentes y a los enemigos que nos tiranizan, que derribes en todas partes, y principalmente en el mundo católico, el cruel monstruo de las herejías y la incredulidad que intenta devorarnos.
Te pedimos también, con todo el fervor de nuestro espíritu, hagas se dilate y extienda más el Santo Evangelio, con la práctica de la moral.
Por último te suplicamos nos alcances del Trono de Dios, a Quien tan inmediato asistes, el inestimable don de la gracia, para que por medio de ella seamos un día vuestros perpetuos compañeros en la gloria. Amén.
ORACIÓN
Oh Dios, que diste a tu siervo Tobías al santo Arcángel Rafael por compañero en el camino, concede a tus siervos que seamos siempre protegidos por el cuidado del mismo, y esforzados con su auxilio. Por J. C. N. S.
viernes, 6 de octubre de 2023
viernes, 22 de septiembre de 2023
FLORILEGIO DE MÁRTIRES ESPAÑA 1936-1939 (Jesucristo nos anunció que seríamos perseguidos)
APENDICE
Jesucristo nos anunció que seríamos perseguidos
Hay personas que se escandalizan al ver sufrir
a lso buenos y preguntan: “¿Cómo es posible que Dios permita estas cosas? Si
Dios es justo y bueno ¿porqué permite que sean tratadas de esa formas tantas
almas inocentes que no tienen culpa de nada? ¿Por qué consiente que sean
atormentadas tan bárbaramente tantas personas buenas que no han hecho el mal a
nadie, sino que por el contrario han hecho mucho el bien incluso a los mismos
que ahora las traicionan?
A muchas personas les parece injusto que Dios
permita estas cosas. Pues si El todo lo ve u todo lo puede, ¿cómo es que no
sale en su defensa de los buenos?
Este es el mismo razonamiento que hace veinte
siglos hacían los judíos cuando Jesús estaba colgado en la cruz.
Leemos en el Evangelio de San Mateo, (27,
39-43) que “los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y
diciendo: “Tú que eres capaz de destruir el Santuario y reedificarlo en tres
días, sálvate a ti mismo. Si eres Hijo de Dios baja de la cruz. Igualmente los
príncipes de los sacerdotes, junto con los escribas y los ancianos se burlaban
de El diciendo: “¡A otros a salvado y ahora no puede salvarse a sí mismo!”. Si
es el Rey de Israel que baje ahora de la Cruz y creeremos en El. Ha puesto su
confianza en Dios; pues que le salve ahora si es que de verdad le ama, ya que
El dijo: “Soy Hijo de Dios”.
Pero no sucedió esta falta de fe solamente en
los que le crucificaron, sino que incluso sus mismo dicípulos dudaron de El
como se puede ver por lo que decían los dicípulos de Emaus: “Nosotros
esperábamos que sería El el que libertara a Israel, sin embargo nos a
defraudado al dejarse matar sin oponer resistencia…”
Pero la misma respuesta que dio Cristo a los
dicípulos de Emaus, es la que nos dice a nosotros el “por qué” son
martirizados los buenos cristianos.
Jesús dijo a los discípulos de Emaus: “Oh
necios y tardos de corazón para creer lo que dijeron los profetas! ¿Acaso no
era necesario que el Cristo sufriera todo eso y entrara así en su gloria?”
Y empezando por Moisés y todos los profetas, les interpretó lo que sobre El
decían las Escrituras…
Con estas palabras les demostró Jesús a sus
discípulos, que su muerte no pudo ser de otra manera, porque así estaba
predicho que sucediera, y “La Biblia no puede fallar”.
Ahora bien: Pues si Cristo necesariamente tuvo
que morir en la Cruz para que se cumplieran las palabras de los profetas, ¿por
qué algunos se escandalizan cuando somo perseguidos siendo así que nos lo
predijo Jesucristo?
He aquí cómo Cristo nos anuncia nuestras
persecuciones:
“Llegará el día en que os entregarán a los
tormentos, os darán a muerte y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa
de mi nombre… (Mt.
24,9; Mc. 13,13; Lc.21,17).
Seréis aborrecidos de todos por causa de mi
nombre, mas el que persevere hasta el final se salvará. Cuando os persigan en
una ciudad, huid a otra, y si también en esta os persiguen huid a otra…
No es el dicípulo más que su maestro, ni el
siervo más que su señor… (Mt.
10,22-24),
Pero cuando seais odiados del mundo recordad
que antes que a vosotros me ha odiado a mí. Si fuerais del mundo, el mundo os
amaría como cosa suya; más como no sois del mundo, porque Yo os saqué del
mundo: por eso el mundo os odia.
Recordad lo que yo os he dicho: “No es el
siervo mpas que su señor”. Si me han perseguido a mí, tambipen os han de perseguir
a vosotros, y así como guardaron mi doctrina, del mismo modo guardarán la
vuestra. Pero todo esto lo harán con vosotros por causa de mi nombre: porque no
conocen al que me ha enviado.
Os he dicho estas cosas para que cuando sucedan
no os escandalicéis: Os expulsarán de las sinagogas e incluso llegará la hora
en que quien os matare se persuada que con ello hace un servicio a Dios. Y todo
lo harán porque no conocieron al Padre ni a mi. Pero Yo os he dicho estas cosas
para que, cuando llegue la hora os acordéis que Yo ya os lo había predicho” (Jn. 15,18-21; 16, 1-33).
Si Cristo no hubiera muerto en la cruz, nos
hubiera demostrado que El no era el Cristo anunciado por los profetas. Pues de
igual modo, si nosotros no somos perseguidores de algún modo por los hombres
estaremos demostrando que no somos aquellos discípulos de Cristo que el les
anunció grandes persecuciones.
Si en vez de ser perseguidos y odiados de los
hombres, éstos al contrario nos aclaman y nos aplauden, debemos temer mucho
aquellas palabras de Jesucristo: ¡Ay de vosotros cuando los hombres os
aplaudieren! Porque así lo hacían con los falsos profetas… (Lc. 6,26)
viernes, 8 de septiembre de 2023
FLORILEGIO DE MÁRTIRES ESPAÑA 1936-1939 (RELIGIOSOS MARTIRIZADOS)
19.
P. José Mateos, Prior
de los Carmelitas Calzados del Colegio de Montoro (Córdoba), sabio y ejemplar
religioso, en las horas tan llenas de sobresaltos, y en medio del ambiente
denso de inquietud en que vivía con sus religiosos, quiso superarse
revistiéndose de la fortaleza propia de los mártires, y cuando le preguntaban
que porqué no se marchaba de Montoro en aquella situación, contestó con estas
ponderadas palabras, que se pueden considerar como cláusula de su testamento
espiritual: “Nunca ningún santo huyó del martirio. Si me matan será por el
reino de Dios. Yo no seré yo ni el primero ni el útlimo mártir. A otros muchos
han matado por predicar la doctrina de Jesucristo. ¿Qué importa que me maten a
mí…?”. Con estas bellas expresiones, y más aún su conducta, quería el santo
religioso hacer bueno el refrán: “Al mal tiempo, buena cara”.
El 20 de julio, cuando el día comenzaba a
clarear sonaban una voces que quebrantaron el silencio de la oración, entre las
que destacaban hirientes blasfemias y terrorificas amenazas. ¡Abrid la puerta
que le pegamos fuego! Y como los buenos religiosos no la abrieran, llevaron a
efecto la amenaza incendiaria…
Unos instantes después comenzó a dolorosa
flagelación, así, en sentido literal. Con látigos y gruesos cordeles cruzaban
los sayones los rostros y lastimaban las espaldas de aquellos pacientes
religiosos que no abrían la boca sino para bendecir a Dios y perdonar a sus
enemigos… Y así los verdugos sacaron de la capilla del Colegio a los cuatro
religiosos (de los seis, dos jóvenes habían salvarse con la huida), y los
pasearon por la vía pública, repitiendo cada dos por tres las blasfemias y
también los golpes y los azotes. Asi llegaron a la cárcel, lívidos extenuados.
Eran las diez y media de la mañana del día 21 de julio.
En la cárcel encontraron nuestros religiosos
a unos sesenta caballeros de
significación derechista… El Padre Mateos clavó los ojos en aquella buena gente
y pensó al punto que la cárcel le podía servir de campo de apostalado. Ayudando
del Padre Eliseo y del prebítero Don Pedro Luque, también preso, comenzó a
administrar el sacramento de la penitencia, confesándose todos, como
preparación inmediata para la muerte.
Llegó, por fin, la hora indicada del martirio..
El 22 de julio, a las tres y media de la tarde, se dio la voz en la ciudad de
que las tropas de Franco estaban ya en Pedro Abad, pueblo de la comarca y que
se dirigían a Montoro. Realmente era así…
Las turbas callejeras comenzaron a aullar más
fuerte… y en vez de correr a las afueras, se dirigieron a la cárcel… Llegaron,
por fin, los del motín abigarrado, con mujeres y todo. Al interrumpir en la
dependencia que ocupaban los presos, los cuatro religiosos carmelitas,
sintiéndose con vocación de adalides, corrieron a colocarse delante de los
sesenta compañeros de prisión…
Cayeron de rodillas y pusieron los brazos en
cruz… Esta actitud, gallarda y heroica, no podía ser ni más elocuente, ni dejar
de entenderla los más lerdos… Por si los verdugos no lo entendían, o para
añadir a la clarividencia del gesto el ardor de la palabra, el P. Mateos, en un
exabrupto inesperado, les gritó así: “Matadnos a nosotros que no descomponemos
ninguna casa de familia, pero no matéis a estos pobres, que casi todos tienen
hijos”…
Luego sin mas tregua, sin esperar una señal
convenida, se abalanzaron los asesinos sobre sus víctimas, y comenzaron a matar
a diestro y a siniestro, a hachazos y con otras armas blancas, con armas de
fuego cortas y algunos petardos. Las primeras víctimas que cayeron fueron los
cuatro religiosos carmelitas…, luego fueron cayendo todos los demás, menos unos
catorce, que lograron escapar rompiendo con los puños unos tabiques que daban
al Casino Primitivo, que era el antiguo Convento del Carmen.
20.
Doctor Dn. Cruz Laplana,
obispo de Cuenca. Según puede verse en el “Martirologio de Cuenca” el Sr. Cirac
Estopañán, “el día 28 de julio penetró en el Palacio Episcopal una cuadrilla de
milicianos, con intención de prender al Obsipo, que estaba orando en la
Capilla.
Al darse cuenta de lo que pasaba sumió con
reverencia al Santísimo Sacramento y salió tranquilamente al encuentro de los
escopeteros”. Con el Obispo fueron detenidos el Mayordomo, Dn. Manuel; el
Capellán, Dn. Fernando Español, y su hermana, los cuales fueron conducidos ,
entre milicianos armados, al Seminario. A la propuesta de la huida respondió
una vez más: “Tengo que morir como mi grey”.
El dia 7 de agosto, después de la cena, llaman
a Dn. Fernando, el cual comunicó al Sr. Obisto que en la portería lo
reclamaban. El Prelado vestido con traje talar, cruz y aniñño pastoral, acompañado
de su fiel capellán, camina hacia la portería del Seminario-prisión; ambos van
tranquilos. Al obispo se le oyó decir: “Si es preciso que yo muera por España,
muero a gusto… Ya estoy preparado y confesado.”.
Los milicianos quisieron despojarle de la
sotana, pero el Obispo le rogó le permitieran llevarla hasta el fin. En la
calle esperaba un autobús, el que introdujeron al Prelado.
Al querer subir al coche Dn. Fernando, le
ordenaron los milicianos: “Quédese Vd. Que no hace falta”, a lo que Dn. Fernando
respondió: “Donde va mi señor, hago falta yo también”. Quédese usted, porque le
pesará”, le replicaron; a lo que de nuevo contestó: “Nunca me peso acompañar al
Sr. Obispo, y ahora tampoco me pesará. “Mire que le mataremos”, a lo que Dn.
Fernando Español, sentándose en el coche al lado del Sr. Obispo santiguándose,
asintió: “Pues me matáis”.
Eran las primeras horas de la mañana del 8 de
agosto; por las calles desiertas, silencio, oscuridad y desolación. El Obispo,
sereno, recordaría sin duda el día en que también en coche, recorría las mismas
calles entre aclamaciones de sus diocesanos, que le saludaban como “al que
viene en el nombre del Señor”; y como entonces bendice a su pueblo, sus calles,
casas y moradores, y va orando con su capellán en silencio…
En aquellas circunstancias, aun quiso
aprovechar aquellos trágicos momentos para ejercer con sus propios verdugos el
ministerio de Maestro y Pontífice, y con palabra inspirada les dijo:
“Sé que me váis a matar, pero si mi vida es
necesaria, la ofrezco por España.. ¿Creéis que no hay cielo? ¡Hay Cielo, hijos
míos!... ¿Creéis que no hay infierno?... ¡Hay infierno, hijos míos!... Me
podréis matar; el cuerpo os lo dejo, pero el alma irá al cielo… Yo os perdono,
y en el cielo rogaré por vosotros”. Además de estas frases, exhortaba a sus
asesinos al arrepentimiento y a la práctica del bien.
“Cuando llegaron al K. 5 de la carretera de
Villa de Olalla, en el cerro más arriba del Puente de la Sierra un poco a la
derecha de la carretera, paró el autobús u todos bajaron a tierra. Un miliciano
dijo: “Vamos a matarlo con esta hacha”. El deje de la cuadrilla respondió: “No,
yo lo mataré de un tiro”.
Mientras los milicianos se disponían a
disparar, el obispo y su familiar se arrodillaron, se absolvieron nuevamente el
uno al otro, hicieron la señal de la cruz sobre sí mismos, se levantaron, se
abrazaron, se cogieron de la mano y dijo tranquilamente el Sr. Obispo: “Ya
estabamos dispuestos; que Dios os perdone, como yo os perdono y os bendigo…”.
Mosen Fenrando dijo: “Yo también”…
Mientras la mano sagrada del Prelado trazaba la
señal de la cruz, como signo del perdón y de bendición, sobre los asesinos, una
bala sacrílego atravesó la mano en el aire y otra penetró en la sien del
Obispo. Al mismo tiempo, una lluvia de balas ametralló el cuerpo de Mosen
Fernando”.
Un obsipo de la Iglesia de Cristo, mártir de su
fe, no podía morir sino bendiciendo; es un gesto sacerdotal por excelencia.
Nota: Mi fin, como dije en el prólogo, ha sido destacar algunos ejemplos
demuertes edificantes, o sea, de los martirizados en los días de guerra civil
española; y como ya existen obras extensas como las citadas en el prólogo, en
ellas pueden verse las muertes de otros obispos y personas religiosas y
seglares, que con su ejemplo nos estimulan a vivir santamente y a morir, si es
preciso, como ellos en defensa de nuestra fe cristiana.
Martirio colectivo
Si bien he hablado de ciertos martirios
aislados, también podía hablar de un martirio colectivo, de comunidades
asesinadas en casi su totalidad, como las 27 religiosas Adoratrices de Madrid
que fueron cruelmente asesinaddas el 10 de septiembre de 1936, y también de 5
Carmelitas Descalzas, de 20 Capuchinas, de 26 Carmelitas de la Caridad, los 28
Dominicos de Almagro (Ciudad-Real), 30 Hijas de la Caridad de San Vicente de
Paúl, los 17 monjes Trapenses de Cobreces, y en fin algunos de todas las
Ordenes Religiosas: jesuitas, mercenarios, escolapios, pasionistas, salesianos,
etc…
Y ¿qué pudo motivar la muerte de todos ellos?
Fue sencillamente el odio satánico a Cristo y a su Iglesia.
Hubo listas interminables de conducciones,
llevados muchos a la cárcel Modelo en reata como un rebaño que es conducido al
matadero… Veinte camiones y varios coches ligeros pasaron por Canillejas y se
dirijieron hacia Paracuellos del Jarama, y ya en tierra, se les iba
distribuyendo en grupos variables, entre 10 y 25, y se los forzaba a caminar
hasta las zanjas. Llegados al borde, caía sobre ellos la descarga cerrada de un
piquete, compuesto por unos 30 o 40 milicianos.
Más de doscientos sepulteros, estaban
reclutados entre los que llamaban facistas del los pueblos inmediatos,
muchos de los cuales, después de acabada la guerra, han podido facilitar
detalles sobre las estremecedores eschenas presenciadas.
Muchos fueron los asesinados por su fe, las
tristes escenas descritas nos recuerdan la voz de la sangre de los mártires que
claman al cielo, y de los que se nos habla en el Apocalipsis:
“Vi debajo del altar las almas de los que
habían sido degollados. Clamaban a grandes voces diciendo: ¿Hasta cuando Señor,
Santo, Verdadero, no juzgarás y vengarás nuestra sangre en los que moran sobre
la tierra? Y a cada uno le fue dada una túnica blanca, y les fue dicho que
estuvieran callados un poco de tiempo aún, hasta que se completara el numero de
sus consiervos y hermanos, que también habían de ser muertos como ellos” (6, 9s).
Hasta el final de los tiempos habrá
persecuciones de las fuerzas del mal contra los santos o verdaderos cristianos,
y habrá nuevos mártires y cuando se complete ya el número ya conocido por Dios,
se verá el triunfo definitivo de Cristo sobre las fuerzas del mal, que quedarán
completamente humilladas, y entonces los mártires, o sea, los muertos por su fe
en Cristo y en su Iglesia brillarán con una gloria inenarrable por toda la
eternidad.
Palabras de la Sagrada Escritura:
“Dios los ha probado, y los ha hallado dignos
de sí. Los probó como el oro en el crisol, y le fueron aceptos como sacrificio
de holocaustro” (Sab. 3,
5-6)
“Bienaventurados el hombre que soporta la
prueba, porque una vez probado, recibirá la corona de la vida que Dios ha
prometidos a los que le aman” (Sant. 1,12)
“Por la fe conquistaron reinos los santos,
ejercieron la justicia, alcanzaron las promesas…, se hicieron valientes…, unos
sufrieron tormentos, rehusaron la liberación para alcanzar una resurreción
mejor. Otros soportaron escarnios y azotes, aún más, cadenas y cárceles. Fueron
apedreados, tentados, aserrados, murieron al filo de la espada… No era el mundo
digno de ellos… Y todos estos, probados por el testimonio de la fe” fueron
hallados fieles en Cristo Jesús, Señor nuestro (Heb. 11, 33ss)
jueves, 31 de agosto de 2023
SAN RAMON NONATO (31 DE AGOSTO)
"Vidas de los Santos", de Alban Butler: Por dos siglos, las "Vidas de los Santos" de Butler se han considerado como autorizada norma de los principales santos más conocidos por los católicos de habla inglesa. Esta última edición, completamente revisada por el competente erudito, Sr. Donald Attwater, se ha hecho en vista de la creciente demanda de datos precisos sobre los elegidos propuestos a nuestra veneración y emulación. Encontraremos aquí una maravillosa constelación de victorias de hombres, mujeres y niños, que se enfrentaron a dificultades y peligros y que, con su triunfo, hacen patente el cumplimiento del fin que Dios tuvo al crearnos. Después de soportar heroicamente las pruebas y tormentos de este mundo, para la mayor honra y gloria de Dios, viene la recompensa de la eterna felicidad con Él en el cielo. Hallaremos impresa aquí la odisea de hombres y mujeres que, auténticamente consagrados a buscar primero y ante todo, de manera incansable y triunfal, la voluntad santa de Dios, consiguieron la meta sublime, definida inspiradamente por San Pablo como destino de toda la humanidad:"Esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación". Bosquejadas en diferentes medios de vida, encontramos aquí variadas viñetas de héroes y heroínas, que manifestaron su amor a Dios de modos tan diversos, que nos ofrecen amplias esperanzas y ayudas para la santidad. Estas páginas son testigos elocuentes de que la santidad se alcanza no precisamente mediante lo extraordinario, sino mediante lo ordinario, extraordinariamente realizado. El amor a Cristo es lo que definitivamente nos impulsa hacia nuestra meta final: la visión beatífica de Dios. Estos inspiradores relatos demuestran, además, que la santidad —la más elevada y noble de todas las vocaciones— no es privilegio raro de unos cuantos, sino el destino de todos. Esta galería de santos ilustres confirma el carácter democrático del Reino de Dios, pues la santidad no es monopolio de razas ni profesiones. Estos volúmenes demuestran hasta la evidencia que la santidad es una vocación para todos y dondequiera. Espero firmemente que la diaria meditación de las vidas de estos santos nos acerque más el cielo y nos acerque más al cielo. Cardenal Spellman, Arzobispo de Nueva York
lunes, 26 de junio de 2023
MARTIROLOGIO BENEDICTINO (SANTOS BENEDICTINOS) 23 y 24 DE JUNIO
1. Santa Ediltrudis, abadesa, era hija del piadoso rey Ana de East Anglia y de su esposa Hereswida. Sus hermanas eran SS. Sexburgis, Witburgis y Ethelburgis. Nació en Ermine en Suffolk, se crió en el temor de Dios y en cumplimiento del deseo de sus amigos se casó con Tonbercht, príncipe del sur de Girvii. Tres años después de su matrimonio, perdió a su marido con quien había vivido en perpetua continencia, y quien por su dote instaló para ella la isla de Ely, donde habitó cinco años en pobreza y oración. A pesar de su sincero deseo de salvar su alma llevando una vida retirada, volvió al mundo cuando el rey Egfrid en Northumbria demandó tan persistentemente por ella en matrimonio que ella accedió de mala gana, pero persuadió al rey para que le concediera el privilegio que disfrutó en su anterior unión. Vivieron juntos como hermano y hermana durante doce años; tras lo cual Ediltrudis obtuvo el consentimiento de su marido para abrazar el estado religioso. Después de seguir el consejo de San Wilfrido y recibir de él el hábito religioso, se retiró al monasterio de Coldingham para vivir bajo la obediencia de la abadesa Santa Ebba, de quien se dice. haber sido la tía del rey Egfrid. Cuando se enteró de que el rey estaba planeando traerla de vuelta al mundo, dejó Coldingham y regresó a Ely, donde fundó un monasterio doble en 672. El convento lo gobernó ella misma y, con su ejemplo, fue una regla viva de perfección. Comía sólo una vez al día, excepto en los grandes festivales, y nunca volvía a la cama después de los maitines, que se cantaban a medianoche. Después de una prolongada enfermedad, exhaló su alma pura en profundos sentimientos de compunción en el año 679. Fue enterrada, según sus instrucciones, en un ataúd de madera, pero su hermana Sexburga, que fue la sucesora en el gobierno del monasterio, hizo que levantaran el cuerpo y lo pusieran en un ataúd de piedra, la cual se colocó en la iglesia.
2. Bl. Peter, prior y confesor en St. Juley en la diócesis de Langres, era natural de Inglaterra, pero pasó a Francia hacia 1095 para llevar una vida religiosa en alguna casa de ese país. Por un cambio feliz conoció a su compatriota, Stephen Harding, con quien tomó el hábito monástico en Molesme. Aquí permaneció incluso después de que Esteban partiera para Citeaux, y fue favorecido con los dones de los milagros y la profecía en una medida extraordinaria. Se hizo consciente del estado de las almas después de la muerte, leyó los corazones de los hombres y con sus oraciones sanó a los enfermos. Fue nombrado director espiritual de una comunidad de monjas en Juley y vivía en una celda en el patio de la iglesia. Cuando sintió que se acercaba la hora de su disolución, recibió los últimos sacramentos y se despidió de su cargo espiritual con palabras conmovedoras. Murió en el año 1136.
1. La fiesta de San Juan Bautista es celebrada por toda la Orden, que imita el ejemplo de su Santo Fundador, que construyó una capilla en honor de San Juan en Monte Cassino.
2. San Teodulfo, obispo y abad de Lobbe en los Países Bajos, bajo cuya sabia administración el monasterio prosperó material y espiritualmente, murió en olor de santidad en 776. Sus restos se encuentran en Bingen en Hainaut.
3. San Erich, monje de St. Germain en Auxerre, fue ofrecido a ese monasterio a la edad de siete años, y progresó tanto en la virtud y el conocimiento que todos estaban complacidos con la adquisición de un miembro tan valioso y devoto. A petición de su abad Lotario, hijo de Carlos el Calvo, escribió una vida métrica de San Germano y una vida de San Albano. Su útil carrera finalizó en el año 924.
4. San Bartolomé, monje y ermitaño, en su juventud vagó sin rumbo fijo de un país a otro, hasta que finalmente llegó a Noruega, donde conoció a un sacerdote que procuró su ordenación. Después de luchar valientemente y vencer dos severas tentaciones, dejó Noruega después de tres años, se fue a Inglaterra y se hizo monje en Durham. Como estaba muy ansioso de ser un buen religioso, practicó todas las virtudes de un monje perfecto. Antes de que expirara el año de su libertad condicional, se le indicó en una visión que se fuera a Lindisfarne. Aquí sufrió mucho por culpa de un tal Elwin, y encontró amplias ocasiones para estudiar la paciencia y la constancia. Como un penitente, vestía un cilicio, se acostaba en un diván duro, nunca comía carne ni probaba vino. Dios lo favoreció con la gracia del consejo. Los últimos nueve años de su vida los pasó con mayor fervor, porque sabía que su fin estaba cerca. Durante su última enfermedad fue visitado por hermanos de Lindisfarne y Coldingham. Alabando a Dios hasta el último momento, expira en 1182.
5. Fundación de los caballeros de San Juan en Jerusalén en el año 1110 por monjes Kasserine en su monasterio de S. Maria Latina. El objeto era albergar y proteger a los peregrinos en los lugares santos. Como consecuencia de las diferencias que surgieron en el transcurso del tiempo, se adoptó la regla de San Agustín y los Caballeros se afiliaron a los de Malta.
sábado, 17 de junio de 2023
miércoles, 14 de junio de 2023
MARTIROLOGIO BENEDICTINO (SANTOS BENEDICTINOS) 14 DE JUNIO
1. SS. Anastasio, Félix y Digna, mártires, fueron religiosos en Córdoba en España. Después del glorioso martirio de Santa Fandila, Annastasius, un monje y sacerdote, se presentó valientemente ante el juez mahometano, profesó su fe y fue ejecutado. Al mismo tiempo, el monje Félix, natural de Alcalá, derramó su sangre por la misma noble causa. En la tarde del mismo día, Digna una monja en un monasterio en Tabanos, se presentó ante el juez de Córdoba y lo increpó con estas palabras: "¿Por qué matas a nuestros hermanos? Es porque adoramos al Dios verdadero, profesamos la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, y detesta todo lo que sea contrario a nuestra creencia.” También a ella se le concedió la palma del martirio y los lirios de la virginidad en este día del año 853.
2. Bl. Villanus, obispo de Gubbio, había sido monje de la Congregación de Fonte Avellana, y fue seleccionado para la sede de Gubbio debido a sus muchas y excelentes cualidades. Fue padre de pobres y huérfanos, de quienes estableció un refugio, y también fundó dos monasterios. Rico en virtudes y méritos ha descansado de sus labores alrededor de 1230.
3. El beato Ricardo, apellidado Gratia Dei, abad de St. Vannes en Verdún, nació de padres nobles en la villa de Banton en el territorio de Montfaucon alrededor de 980, recibió su educación en Reims y fue nombrado decano del capítulo de la iglesia de Notre Dame en esa ciudad. En compañía del conde Federico de Reims, también inclinado a una vida consagrada al servicio de Dios, entró en St. Vannes y recibió el hábito monástico. Decepcionados por la laxitud de la disciplina reinante en la casa, ambos amigos se dirigieron a Cluny para pedir consejo al abad san Odilo. Este último les aconsejó que regresaran a St. Vannes, pero encontraron condiciones tan poco de su gusto que decidieron ingresar al cercano monasterio de St. Paul. Estaban a punto de partir cuando un piadoso recluso, actuando bajo una inspiración superior, aconsejó al abad de St. Vannes, Fingenius, admitir a los novicios Frederic y Richard a la profesión, para que la Iglesia no sufriera la pérdida de dos excelentes religiosos. El abad los convenció de que se quedaran y recibieron sus votos. Tres años más tarde, el abad murió y Ricardo fue elegido su sucesor. Fue bendecido y debidamente instalado, y desde ese día trabajó con el celo y abnegación de un Apóstol en el mejoramiento espiritual de las almas confiadas a su cargo. renovó el monasterio y produjo un cambio tan pronunciado en el espíritu de sus hermanos que fue invitado a reformar una veintena de otros monasterios. Durante la dominación que prevaleció entre 1028 y 1030, agotó casi por completo los recursos de su casa e incluso vendió el plato del altar. para aliviar la angustia de los pobres. Murió en 1046; una gran concurrencia de obispos y nobles asistió al entierro.
martes, 13 de junio de 2023
MARTIROLOGIO BENEDICTINO (SANTOS BENEDICTINOS) 12 DE JUNIO
1. SS. Marinus, Zimius, sacerdotes, y Vimius, hermano lego, eran ermitaños escoceses cerca de Kriegstetten, en la diócesis de Ratisbona, en el siglo XI. Se dice que Zimius y Vimius llegaron de Escocia (o Irlanda) cuando Christian era abad del monasterio escocés de Ratisbona, y se establecieron como ermitaños en el lugar antes mencionado. Allí se les unió Marinus, prior de los escoceses de Ratisbona, y vivieron según la Regla de San Benito. Tras su muerte fueron venerados como santos. El abad Christian enterró sus cuerpos en un lugar a cierta distancia de su ermita y construyó una iglesia en honor de San Martín, que se convirtió en una peregrinación favorita. En 1680 se levantaron los restos y se colocaron en nuevas tumbas detrás del altar del coro. El presente día es el aniversario de este levantamiento, y por esa razón se celebra su fiesta. El 2 de julio de 1862 el cuerpo de San Marino fue colocado bajo la mesa del altar mayor y los cuerpos de los otros dos santos bajo los altares laterales de Kriegstetten
2. San Plácido, fundador del monasterio cisterciense de S. Spirito en Pretula en la diócesis de Aquila, Italia, fue hijo de padres virtuosos en el antiguo reino de Nápoles. Después de regresar de una peregrinación a Compostela, estuvo postrado por la enfermedad por espacio de cinco años. Aunque apenas podía mover una extremidad de su cuerpo, siempre estaba alegre. Una vez recuperado, recibió el hábito religioso de manos de un ermitaño en el Monte Corno y fue instruido por él en los principios de la perfección cristiana. Un año después entró en el monasterio de San Nicolás y posteriormente en el de S. Salvatore, que abandonó para escapar de cierto peligro que amenazaba su bienestar espiritual. Después de varios otros cambios de domicilio, finalmente se instaló en Pretula, donde llevó una vida extremadamente austera durante treinta y siete años. Por invitación del Conde Bernardo de Ocri, estableció el monasterio de S. Spirito y lo gobernó según la Regla de San Benito. Cuando se acercaba la muerte, encomendó el cuidado de su monasterio a los cistercienses de Casanova y murió poco después de Pentecostés en el año de 1248 entre lágrimas y lamentos de los habitantes de los alrededores.
3. Bl. Sigo, abad de Glonne y Saumur, sucesor del beato Federico, fue un erudito capaz, dotado de un fino gusto artístico y un modelo de verdadera santidad. Entre sus logros estaba un profundo conocimiento del griego y el hebreo; fue un excelente organista, y se preocupó en todos los sentidos por el adelanto intelectual y espiritual de los hermanos, sin olvidar al mismo tiempo las temporalidades de la casa encomendada a su cargo. Murió en 1070.
lunes, 12 de junio de 2023
MARTIROLOGIO BENEDICTINO (SANTOS BENEDICTINOS) 11 DE JUNIO
1. San Espínolo, discípulo de San Hildolfo y prior de una pequeña casa fundada por un tal Bego en los montes Vosgos, se aplicó con toda su alma a la obra de la autosantificación y murió en 671.
2. San Hugo, abad de Marchiennes, antiguo monje de San Martín de Tournai, con su ejemplo edificante produjo un maravilloso cambio a mejor en la comunidad en la que había profesado. Fue elegido abad de Marchiennes y continuó dando ejemplos tan atractivos de caridad, celo y benevolencia que fue considerado universalmente como un santo. El Señor lo consideró apto para su recompensa eterna en 1148.
3. San Parisuis, sacerdote y monje camaldulense, nació en Bolonia en 1151 y su infancia destacó por su inclinación a la oración y a las prácticas de mortificación. A los doce años fue enviado al monasterio camaldulense de San Damián, y tras su ordenación, a la edad de treinta años, fue nombrado capellán del convento de Santa Cristina en Treviso. Muchas otras almas devotas lo eligieron como consejero espiritual y confesor, incluso el obispo Alberto de Treviso. Inusualmente favorecido con la luz espiritual y el don de la profecía, murió en 1267. Su veneración a sido autorizado.
4. La beata Aleidis, monja cisterciense de Cambre St. Marie, cerca de Scarbeke, en Brabante, fue ofrecida a ese monasterio a la tierna edad de siete años y desde muy pronto dio muestras de su futura santidad. Para probar la fidelidad de esta alma favorecida, Dios le envió una aflicción que la apartó de la compañía de sus hermanas. Al principio se sintió desconsolada en su soledad; pero en respuesta a su oración, la alegría volvió a entrar en su corazón y se gloriaba en el privilegio de sufrir con su Redentor. En el verano de 1249, cuando se le administraron los últimos sacramentos, creyéndola a punto de morir, recibió la premonición de que viviría un año más. Fue un año de grandes sufrimientos corporales; no parecía haber un solo sonido en su cuerpo, sin embargo, no dejó de alabar a Dios por todas las misericordias hasta que Él cambió su sufrimiento en alegría en la fiesta de San Bernabé en 1250.
lunes, 5 de junio de 2023
SAN BONIFACIO (Mártir)
El “Apóstol de Alemania” siguió predicando al pueblo germánico que estaba asombrado y no podía creer que el asesino del Roble de Thor no haya sido golpeado por su dios.
Bonifacio miró más allá donde yacía el roble y señaló a un pequeño abeto y dijo: “Este pequeño árbol, este pequeño hijo del bosque, será su árbol santo esta noche. Esta es la madera de la paz…Es el signo de una vida sin fin, porque sus hojas son siempre verdes".
"Miren como las puntas están dirigidas hacia el cielo. Hay que llamarlo el árbol del Niño Jesús; reúnanse en torno a él, no en el bosque salvaje, sino en sus hogares; allí habrá refugio y no habrán actos sangrientos, sino regalos amorosos y ritos de bondad”.
Así, los alemanes empezaron una nueva tradición esa noche, que se ha extendido hasta nuestros días. Al traer un abeto a sus hogares, decorándolo con velas y ornamentos y al celebrar el nacimiento del Salvador, el Apóstol de Alemania y su rebaño nos dieron lo que hoy conocemos como el árbol de Navidad.
San Bonifacio:
En el año 723, el misionero anglosajón san Bonifacio, apóstol de los alemanes, llegó a la zona buscando convertir a las tribus germánicas del norte de Alemania al cristianismo, utilizando como base el asentamiento franco fortificado de Büraburg en el lado opuesto del río Eder. Acababa de encontrarse con Carlos Martel, quien le confirmó el compromiso del Imperio franco en la misión en Turingia y Hesse.
Con el apoyo militar de los francos, Bonifacio, en lo que probablemente fue una
acción bien planificada y anunciada, taló el roble sagrado para transmitir la
superioridad del Dios cristiano sobre Donar y la religión nativa germánica. Según la primera hagiografía de Bonifacio, escrita por Willibaldo, el enorme roble fue derribado
por un gran soplo de viento, "como si por milagro" con Bonifacio sólo
haciendo un giro del hacha. Como el dios Donar no respondió lanzando un
relámpago al misionero, el pueblo accedió a ser bautizado4 y estableciendo así la primera diócesis fuera de las fronteras del
antiguo Imperio
romano.
En
la iconografía de Bonifacio, el acto es uno de los símbolos
más importantes del santo, y muchas tarjetas de oración lo ilustran con un
hacha, a veces el pie sobre el tocón del árbol, la escena fue representada en
numerosas pinturas históricas del siglo xix.
Bonifacio
utilizó la madera del roble para construir una capilla dedicada a San Pedro en Fritzlar.
Esta capilla dio origen posteriormente a un monasterio benedictino.