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jueves, 8 de junio de 2023

EL PAN BAJADO DEL CIELO

 



Evangelio según san Juan, 6:56-60

"Porque mi carne verdaderamente es comida: y mi sangre verdaderamente

es bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre,

en mí mora, y yo en él. Como me envió el Padre viviente, y

yo vivo por el Padre, así también el que me come, él mismo

vivirá en mí. Este es el pan que descendió del cielo. No como el

maná que comieron vuestros padres, y murieron. Quien come

este pan, vivirá eternamente". Esto dijo en la Sinagoga, enseñando

en Cafarnaúm.



San Juan 6, 35-40 

Y Jesús les dijo: "Yo soy el pan de la vida: el que viene a mí no

tendrá hambre: y el que en mí cree, nunca jamás tendrá sed.

Mas ya os he dicho que me habéis visto, y no creéis. Todo lo

que me da el Padre, a mí vendrá, y aquél que a mí viene, no le

echaré fuera. Porque descendí del cielo, no para hacer mi voluntad,

sino la voluntad de Aquél que me envió. Y ésta es la voluntad

de aquel Padre, que me envió: Que nada pierda de todo

aquello que El me dio, sino que lo resucite en el último día. Y

la voluntad de mi Padre, que me envió, es ésta: Que todo aquél

que ve al Hijo, y cree en El tenga vida eterna, y yo lo resucitaré

en el último día". (vv. 35-40)


Crisóstomo in Ioannem hom. 44

En lo que sigue el Señor los va a iniciar en el conocimiento

de los misterios. En primer término, habla de su divinidad,

por lo que les dice: "Y Jesús les dijo: yo soy el pan de la

vida". Y no dijo esto refiriéndose a su cuerpo, porque de

esto habló más adelante cuando dijo: "el pan que os daré,

es mi propia carne". Pero ahora habla de su divinidad,

porque su carne es pan por la Palabra de Dios, que se convierte

en pan celestial para todo aquél que recibe su mismo Espíritu.


Teofilacto

Y no dijo: yo soy el pan de alimento, sino de la vida. Y

como todas las cosas estaban muertas, Jesucristo nos da

vida por medio de sí mismo. Luego es un pan, no de la vida

ordinaria, sino de aquélla que no concluye con la muerte.

Por esto añade: "El que a mí viene, no tendrá hambre; y el

que en mí cree, nunca jamás tendrá sed".


San Agustín In Ioannem tract., 25.

El que viene a mí, esto es, el que cree en mí. Y cuando dijo:

no tendrá hambre, debe entenderse esto mismo, y cuando

dice que nunca tendrá sed, con una y otra cosa significa

aquella saciedad eterna en donde nunca hay hambre.


Teofilacto.

No se tendrá sed ni hambre, esto es, de oír la palabra de

Dios, ni se cansará, ni será mortificado con sed intelectual,

como sucedería cuando no tuviera el agua del bautismo y

la santificación por el Espíritu Santo.


San Agustín, ut supra

Vosotros pues deseáis el pan del cielo, el mismo que tenéis

a la vista, pero no lo coméis. Por esto sigue: "Mas ya os he

dicho que me habéis visto, pero que no me creéis".