Estimados
lectores de este blog, no hace mucho leí la hermosa exhortación que el muy
estimado Dom Rafael nos hizo para dar a conocer a Monseñor de Castro Mayer como
un gran hombre de Dios y amantísimo hijo de la Santa Madre Iglesia. No es mi
intención hablar in extenso de su vida y sus obras, conocidas para muchos, sino
solo exponer o narrar su participación en el Concilio Vaticano II, su obra como
lo fue la Unión Pía San Juan María Vianey, mi experiencia con él durante mi
seminario en la Reja Argentina y, finalmente la caída en manos de la Roma
moderna y apostata. Si entre quienes lean estas líneas se encuentran personas
que enriquezcan esta modesta aportación mucho les agradeceré su información. De
ante mano muchas gracias y que Dios los bendiga. R. P. Arturo Vargas
Introducción
La
Santa Madre Iglesia siempre ha honrado a quienes han sido sus verdaderos hijos,
celosos de la gloria de su castísimo esposo Nuestro Señor Jesucristo,
convencidos defensores de la honra de nuestra Madre la Iglesia, fieles
defensores de la doctrina de su divino Maestro y fervientes devotos de la Madre
de Dios. Y bajo esta perspectiva se encuentran los dos grandes paladines de
nuestra fe; Monseñor Marcel Lefebvre y Monseñor Antonio de Castro Mayer.
Considero que no hay, por el momento, ni habrá quizá por un tiempo más quienes
los superen, pero si quizá quien los emulen. Admiremos y pidamos su valiosa
intercesión ante el Altísimo para perseverar en el combate constante y cada vez
más difícil de la fe por lo que ellos con gran generosidad y una inmensa
caridad nos trasmitieron y por la cual dieron sus vidas hasta la muerte, el
depósito inviolable de la fe.
En
lo personal y en lo más privado de mi alma, creo que probablemente
desde el cielo ellos interceden para que no flaqueemos ni desmallemos en este
combate por la defensa de la fe. Me encomiendo a Dios para que a pesar de mis flaquezas, debilidades y miserias se acuerden de este pobre
pecador e intercedan por él para seguir cuando menos las huellas de estos paladines y en un futuro pensar en dos grandes santos por supuesto
dejando a la Santa Iglesia la última palabra cuando el modernismo sea
derrotado a los pies del Rey de Reyes y Señor de Señores al
Él sea el honor y la gloria por los siglos de los siglos, amen.
Monseñor de Antonio de Castro Mayer en el Concilio
Vaticano II
¿Como
comenzó esa santa amistad y hermandad en la fe de los dos? Lo que sigue es un
extracto de la “biografía” de Monseñor Lefebvre que por otro lado, nos da una
primogénita imagen de lo que será hasta nuestros tiempos en modernismo y
liberalismo dentro de la Iglesia, he aquí lo que lo que en esta biografía se
escribe:
Para
oponerse eficazmente a la preponderancia liberal, se fundó el “Caetus Internaciolis Patrum” cuya
inspiración fue obra de Monseñor Antonio de Castro Mayer como autor de la “Carta
pastoral sobre el apostolado moderno” que en aquel momento era Obispo de la
diócesis de Campos Brasil, quien lo presentó a su colega y compatriota Monseñor
Geraldo de Proenca de Sigaud, obispo de Jacarezinho, futuro obispo de
Diamantina, resuelto desde el principio a organizar las fuerzas dispersas que
se oponían a la mayoría progresista del Concilio.
Desde
1934, el Canónico de Castro Mayer y el Padre Sigaud, ambos profesores del
Seminario Mayor de San Pablo, colaboraban con el periódico “O Legionario” órgano de la Congregación Mariana de Santa Cecilia
con el fin de combatir las infiltraciones progresistas e izquierdistas en la
Acción Católica Brasileña, acción que fue sancionada y fueron castigados en
febrero de 1945 y marzo de 1946. A pesar de ello, El nuncio Aloisi Mesella intercedió por los
valientes clérigos ante S. S. Pio XII quien nombra al Padre Sigaud Obispo de
Jacarezinho (1947) y al Canónico de Castro Mayer Obispo coadjutor de Campos
(1948).
En
1951, Monseñor de Castro Mayer fundó en Campos la publicación mensual Catolicismo la cual se extendió por todo
Brasil. La revista posteriormente fue dirigida por Tradición Familia
y Propiedad.
El
Obispo y el Profesor Plinio Correa de Oliveira, lograron oponerse
victoriosamente a las intrigas comunistas de reforma agraria de la era Goulart
cuyas reformas eran apoyadas por el Arzobispo Helder Cámara, creando así un
clima ideológico y espiritual que provocó la caída del presidente criptocomunista
Joao Goulart.
Sobre
esta acción Monseñor Lefebvre diría en su momento: “Hay que reconocer que la TFP fue la que salvo a Brasil del
comunismo” (En 1986 debido a las desviaciones de la TFP, se dio una
conferencia muy sustanciosa a los seminaristas presentes, entre los cuales
estaba quien esto relata, por el mismo Monseñor de Castro Mayer quien informo
con lujo de detalles sobre la actual situación de la TFP, la mencionare cuando
corresponda).
En
1962, el grupo de Catolicismo estableció en Roma un secretariado para seguir de
cerca el desarrollo del Concilio. Fue en esas circunstancias que, por propuesta
de los dos Prelados brasileños, Monseñor Lefebvre acepto formar con ellos un “piccolo comitato” o grupo de estudios
para oponerse a las ideas liberales del Concilio siguiendo la línea de
pensamiento del Cardenal Ruffini. Se reunieron
en el corso d´Italia, en la procura de los Padres del Espíritu Santo, y
organizaron en Roma conferencias-encuentros destinados a los Padres Conciliares
durante la primera sesión.
Continuará