“¡Ya no me quejaré, Nuestra Señora dijo que vendrá por mí!”
Jacinta Marto uno de los tres
niños a quienes la Santísima Virgen María se les apareció en Fátima (Portugal),
había estado enferma desde diciembre de 1918, fue operada el 10 de febrero de
1920, y sufrió mucho después de la operación. Padecía agudos dolores cada vez
que le cambiaban las vendas. Su gemido era: ¡Ouch, Ouch! …Oh Nuestra Señora! Le
dijo a Jesús, “¡Podrás convertir muchos
pecadores, porque sufro mucho!
Algunos días después la Santísima Virgen se le apareció en el hospital,
a los pies de su cama para confortarla, le dijo que pronto regresaría y la
llevaría al Cielo. Desde ese momento,
Jacinta ya no mostró más señales de sufrimiento. Le confió a la Madre Godinho:
“¡Ya no me quejaré más! Nuestra Señora me dijo que vendrá por mí y que quitará
todos mis sufrimientos.
El doctor confirmó que el dolor de su pequeña paciente había
desaparecido y que pasaba el tiempo agradablemente mirando estampas religiosas,
incluyendo una de Nuestra Señora de Sameiro, el famoso santuario de la
Inmaculada Concepción cerca de Braga. La niña decía que era quien más le
recordaba a la Virgen que se le había aparecido.
El 20 de febrero de 1920, alrededor de las 10:30 pm, la pequeña Jacinta
murió tranquilamente en olor de
santidad.
Cuerpo incorrupto: Jacintita Marto