N de B: Nos permitimos republicar esta carta del R. P. Hugo Ruíz del 2013, sin perder ninguna vigencia, expuso los argumentos doctrinales que motivaron su heroica salida de la FSSPX. Sacerdote de 30 años de ministerio que conserva el verdadero espíritu de lucha de Mons. Lefebvre nos explica el rumbo equívoco de la actual FSSPX.
¿Que debemos pensar de los que niegan el estado de necesidad? Los tradicionales de este tipo llevan a cabo una lucha estéril y son amigos abiertos o disimulados de la iglesia conciliar.
Recalcamos esta frase del escrito, que siempre fue tenida por verdadera en la antigua Fraternidad: "Los objetivos que Mons. Lefebvre dió a la Fraternidad, que son al mismo tiempo la razón de nuestra existencia y que justifican el “estado de necesidad” para que podamos ejercer nuestro ministerio sacerdotal. Si no existiera un “estado de necesidad”, no se justificaría teológicamente nuestra NO obediencia a Roma".
J+M
LA HORRIBLE OMISIÓN
“Cuando la sal pierde su sabor...”
Carta abierta del Padre Hugo Ruíz Vallejo a los fieles
de la Tradición de la Ciudad de México
Muy estimados en Cristo,
algunos de ustedes ya estarán al corriente de mi salida de mi residencia
habitual la Casa San José, aquí en la Ciudad de México. Para evitar malentendidos y perplejidad entre
vosotros es no sólo importante sino también necesario que yo dé una explicación de las razones graves
que han creado en mí esta necesidad.
Nadie entre nosotros debería ignorar las motivaciones que dieron origen a lo que hoy se le llama el
movimiento tradicional, al inicio presente en diversas partes del mundo pero ahora sobre todo en la
Fraternidad San Pio X, obra de un obispo ejemplar llamado Marcel Lefebvre, el que ha intentado salvar
los valores de la Iglesia Catolica frente a la invasión del modernismo que embistió la Iglesia de Cristo
sobre todo por el llamado Concilio Vaticano II y por todas las reformas de la Iglesia de las que este
concilio ha sido la causa eficiente. Este ataque suscitó un movimiento muy legítimo de defensa hecho
por los católicos auténticos, lo cual debería ser en sí mismo algo muy natural y necesario. La lucha y el
combate contra los errores doctrinales del mundo moderno que fue hecha por los Papas de los siglos
XVIII, XIX y XX, y muy particularmente por el Papa San Pio X, fué tambien la que nosotros quisimos
asumir e intentar llevar a su término.
Sin embargo, nosotros constatamos, sobre todo los tradicionalistas que hemos conocido el inicio de esta
lucha, que muy gradualmente nuestros superiores han ido bajando el tono de nuestras exigencias y de
nuestro combate por la defensa de la Fe.
Que primero se ha aducido como medio para convertir a Roma
no sólo el hecho de ya no denunciar con la misma fuerza los desvíos de los hombres de iglesia, sino
también el de hacer un acercamiento cada vez más estrecho con la Iglesia oficial. La pregunta es: ¿todo
esto es un medio proporcionado para convertir a Roma ? ¿o una simple ilusion ? ¿Se puede convertir a
alguien a la verdad disimulándole esta verdad ? ¿se puede convertir a alguien siguiendo la pendiente de
sus errores y de su dialéctica ?
Muchísimos sacerdotes y fieles de la Fraternidad San Pio X y de las congregaciones amigas vemos
cada vez con más inquietud una omisión que toma dimensiones más grandes y equívocas. Un silencio
cada vez más notable.
El hecho es que los romanos no han renunciado en nada a los graves errores del Concilio Vaticano II,
ni a los de la nueva misa (Novus Ordo Missae), ni a las reformas consecuencia de ese concilio que
afectan la vida de toda la Iglesia; sino que Roma sólo ha hecho algunas concesiones de tipo político
para acercar a la Fraternidad, pequeñas concesiones que no son suficientes para ser probantes en cuanto
al hecho de que haya un verdadero cambio de rumbo en Roma, es decir en el sentido de la Tradición.
Antes por el contrario, se constata en todas estas negociaciones y diálogos que hay una diplomacia
llena de doblez. No podemos basar nuestras grandes decisiones sólo en rumores o en hechos que no son
de ninguna manera una prueba de la conversión de los hombres de Iglesia.
El hecho es que a pesar del fracaso de las famosas discusiones doctrinales, hechas supuestamente para
convertir a Roma, (y que permenecen inéditas) se quiere a todo precio ir adelante con este
acercamiento a Roma, en condiciones sobradamente peligrosas. Y para colmo, ya hay quienes hoy sólo
piensan en que la Fraternidad haga un acuerdo de sumisión a Roma, importando poco si Roma se haya
convertido o no...! (« Yo diría que, delante esta realidad sublime, hablar de tener acuerdos o no con
Roma, es una bagatela. Defender la fe, guardar la fe, morir en la fe, eso es lo esencial » Sermón de
Mons. Fellay en Paris, el 30 de enero del 2013). Pero ¿es que acaso queremos depender de aquellos que
no tienen los mismos principios católicos que nosotros ? ¿acaso es posible poder hacer una buena
pastoral sin tener una buena doctrina? ¿acaso los que no tienen una buena doctrina podrían dirigir la
pastoral de los tradicionalistas ? ¿cómo podríamos entendernos en cuanto a la práctica de la Fe, si no
tenemos los mismos principios en cuanto a la Fe y la Moral ? ¿¡acaso el nuevo Papa Francisco no ha
comenzado su pontificado recomendando un libro del herético Kasper en la mismísima plaza San
Pedro, urbi et orbe ?! ¿y acaso no seria una idea muy piadosa la de querer vivir en la cueva de Alibabá
y los 40 ladrones para poder convertir a Alibabá y los 40 ladrones... ? una idea muy piadosa y llena de
realismo...
Las conclusiones del último Capítulo General de la Fraternidad han venido también a confirmar
dramáticamente nuestros temores, pues en la conclusión oficial de éste los dirigentes de la Fraternidad
declararon cuáles serían las 6 condiciones para que nosotros aceptáramos con Roma un acuerdo o una
regularización dentro del sistema romano.
De ellas 3 serían necesarias, y las otras 3 “deseables” es
decir que aún si el Papa no las concediera nosotros aceptaríamos de todos modos el dicho “acuerdo”.
Hago notar que una condición “deseable” no es una verdadera condición. Mucho se podría decir de
todas estas condiciones, pero lo más grave es que en la primera condición de las tres “deseables”: las
decisiones de nuestros tribunales eclesiásticos podrían ser deshechas por los tribunales de la iglesia
conciliar, ¡y eso con nuestro acuerdo! ¡es decir que ellos con sus principios modernistas decidirían en la
pastoral de los sacerdotes de la Tradición !!! También, en la segunda condición de las “deseables”, se
acepta en ella la posibilidad de depender de los obispos locales, sabiendo muy bien cómo ellos desean
tener la oportunidad de someternos a las ideas y a la pastoral del Concilio Vaticano II !!! Un verdadero
suicidio programado de la Tradición !!! Además, en la tercera de estas condiciones, también se acepta
la posibilidad de que quien dirija la comisión que nos representaría delante del Papa, no fuera un
miembro de la Tradición ! ¿pero cómo nos podría representar alguien que no piense como nosotros, ni
que sea uno de nosotros...?
El Padre Mario Trejo, superior del Distrito de México, dijo recientemente
en la revista del Distrito “Dios nunca muere” (n°.41, p.7), que en la declaración del último Capítulo de
la Fraternidad “cada frase, cada palabra, ha sido pesada y sopesada para dar un testimonio de la fe de
siempre”... ¿Entonces, en estas condiciones, como podría ser defendida la fe de siempre por personas
que no la profesan más?
En todo caso, ahora ha quedado evidente una nueva actitud respecto a Roma y a sus errores de quienes
dirigen hoy la Fraternidad San Pio X, una nueva posición llena de omisiones y dispuesta a
compromisos gravísimos, que aún si no se llevasen a cabo, sacan a luz un estado de ánimo más que
inquietante.
Hay una gradual omisión de todo lo que hace referencia a nuestro combate, a los objetivos
que Mons. Lefebvre dió a la Fraternidad, que son al mismo tiempo la razón de nuestra existencia y que
justifican el “estado de necesidad” para que podamos ejercer nuestro ministerio sacerdotal. Si no
existiera un “estado de necesidad”, no se justificaría teológicamente nuestra no obediencia a Roma, así
como tampoco se justificaría la obediencia a la autoridad que nuestros actuales superiores de la
Fraternidad tanto invocan.
A una política externa sigue una “politica” interna : es decir que dentro de la misma Fraternidad, cada
vez y de una manera más evidente, se está confirmando la existencia de una política de represión contra
todos los que no estén de acuerdo con la nueva orientación de la Fraternidad. Presionando, acosando,
desacreditando y castigando de diversas maneras a todos aquellos que manifiesten un desacuerdo. A
esto se pueden añadir muchísimos gestos y declaraciones cada vez más inquietantes. Como la que oyó
el Padre Rafael Arízaga O.S.B. de la boca de Mons. Fellay en una conferencia espiritual a los
seminaristas del seminario de Winona el ultimo 21 de diciembre: “Por razón de preservar la unión
interna; retiré el documento que decia: ‘no rechazo todo el Concilio Vaticano II’ lo cual realmente
dije”.
Monseñor Lefebvre desaconsejaba ir a las Misas del indulto así como a las Misas y a los ambientes de
grupos tales como el de la Fraternidad San Pedro, porque estos ambientes están viciados de raíz en el
sentido de que lo que allí se enseña y promueve, lleva a corto o a largo término a la asimilación con la
iglesia conciliar. Pero si la Fraternidad San Pio X cambia su espíritu y sus objetivos, ¿no podría llegar a
tener ésta un estado semejante, igual o peor, aún si no se concretizaran por el momento unos acuerdos
con Roma ?
Yo mismo he constatado cómo muchos sacerdotes han cambiado su actitud y sus ideas respecto a este
combate de la Tradición contra sus enemigos, y esto con más frecuencia desgraciadamente en los
nuevos sacerdotes. Yo mismo soy víctima de esta nueva línea en nuestros superiores, llena de
omisiones respecto a nuestra lucha y nuestro combate. Ya en Roma no se ven muchos enemigos, el
optimismo remplaza poco a poco la desconfianza natural que debería haber hacia los demoledores de la
Iglesia. Mi Superior de Distrito el Padre Mario Trejo me ha prohibido hablar de estos temas ¡no solo en
la predicación sino tambien en privado! ya sea con los fieles o con los sacerdotes, y esto bajo amenaza
de mutación y de severos castigos. Y puesto que ya no puedo desempeñar más mi misión como
sacerdote dentro de la Fraternidad, la cual consiste en enseñar toda la verdad y denunciar todo el peligro
que pueda amenazar el bien de las almas, he decidido continuar mi ministerio fuera de la estructura de
la Fraternidad, aún si yo sigo perteneciendo a ésta, y esto para bien de los fieles que en esta Ciudad de
México quieran recurrir a mi ministerio sacerdotal. Espero que ustedes, asi como mis compañeros
sacerdotes, comprenderán las razones de esta grave decisión.
Que Dios por Nuestra Madre Guadalupana les bendiga e ilumine,
Padre Hugo Ruiz Vallejo, FSSPX
El 22 de Marzo del 2013
En la Conmemoración de los Siete Dolores de la Santisima Virgen