Pero la religión permaneció bajo la
mirada de la bienaventurada virgen María que desde su consolidación como nación quien, a pesar
de sus desventuras, siguió profesando UNA
TIERNA DEVOCION A LA REINA DE TODO LO CREADO, Alexis Kumiakov nacido pocos
años después de Pedro II nos vuelve a recordar los valores de la nacionalidad
rusa y el papel importantísimo que tiene la santísima virgen María dentro de
este concepto de nacionalidad:
“En el pasado esta la inmensidad de la llanura
rusa iluminada por las cúpulas doradas
de las Iglesias brillando al sol, recorrida por los servidores del Señor, los
fieles que oran, numerosos como la hierba de las estepas la arena en los mares;
esta Kiev, CUNA DE LA GLORIA RUSA, con el dnieper, BAUTISTERIO PURO DE RUSIA,
con las grutas, tumbas de los santos, cuya SOMBRA SILENCIOSA ES MAS BELLA QUE
LOS PALACIOS DE LOS REYES. Está Moscú con sus catedrales, con los maitines de
pascua en el Kremlin. Hay un pensamiento ruso que inspira al agricultor en su
izba y al eremita en su skita. Esta la fuente oculta en el seno de Rusia
apacible, límpida, secreta, pero poderosa, inagotable como el misterio de la
vida, reflejando en su espejo todo el azul celeste del cielo, y cuyas ondas
apagaran la sed espiritual de los pueblos y fecundaran al mundo iluminado por
los rayos del amor, de la santidad y de la paz”.
Hay por lo
tanto en Rusia: una tierra rusa, una historia rusa, un ideal ruso; y este ideal
no está en la grandeza material:
“De toda esta fuerza, de toda esta
gloria,
De todo este polvo, no te
enorgullezcas…
Todo espíritu de orgullo es estéril,
El oro es engañoso, el acero se
quiebra:
Lo que es sólido, es el mundo
luminoso de la santidad;
Lo que es fuerte, es la mano de los
que oran”.
Y he aquí que, porque eres humilde,
Porque con simplicidad de niño,
Oculta en el silencio del corazón,
Has acogido la voz del Todopoderoso,
El te ha hecho oír su llamado;
Te ha dado la espléndida misión
De guardar para la humanidad la
herencia,
De los sublimes sacrificios y de las
acciones puras;
De guardar la santa fraternidad de
los pueblos,
La copa vivificante del amor,
Y la riqueza de una ardiente fe”.
Quiero ceñirme a lo esencial y dejo de lado otros aspectos
negativos de dicha nación por no formar parte de la trayectoria y objeto de
nuestro ensayo, pero por otro lado, no
hay nación en donde no se encuentren aspectos o matices oscuros. ¿Qué nación no tiene también su lado
negativo? Todas tienen su pro y su contra unas más y otras menos, pero aun en
ellas también algo de deleznable y cruel.
Ahondemos más sobre el aspecto
mariano del pueblo ruso: Del 24 al 26 de mayo de 1858, en ocasión del
centenario de las apariciones de Ntra. Señora de Lourdes, se realizó una
peregrinación rusa a Lourdes. Los participantes acudieron de todas partes,
sobre todo de Francia.
Después de dicha peregrinación, el
arcipreste Alejandro Rehbinder, rector de las parroquias ortodoxas rusas de
Biarritz y de Pau, y decano de las del sudoeste de Francia, escribe una carta a
Mons. Théas, obispo de Tarbes y de Lourdes de la que extractamos el siguiente
párrafo:
“El recuerdo de ese lugar embalsamado por la presencia, invisible
para nuestros ojos, pero cuán sensible para nuestras almas de la Santísima
Madre de Dios, en esos minutos en los que hemos podido orar allí, no solo
personalmente, sino representando la santa y desdichada Iglesia de Rusia, e
incluso de toda la Santísima Iglesia ortodoxa católica de Oriente, permanecerá
entre los recuerdos más caros de nuestra vida. En la gran cuestión que todos
tenemos en el corazón, la de la reunión de las Iglesias, vuestra graciosa
autorización ha tenido, monseñor, un cierto alcance indiscutible. Al menos en
nuestros corazones, el tabique interior que nos separa de la Iglesia Romana, ha
perdido una gran parte de su fuerza de contención. Desde el presente, estamos
unidos en nuestra común veneración por la Santísima Madre de Dios, cuya
presencia muy especial en vuestra santa ciudad, lo creo, lo confieso y lo
siento. En el fondo aspiramos a lo mismo: la unidad de la Iglesia de Nuestro
Señor Jesucristo, tal como Él mismo, el Señor Soberano la entiende”
Este
testimonio nos sirve para establecer los límites de la presente exposición.
La devoción de María en Rusia
pertenece al patrimonio común de todos los cristianos.
En
segundo lugar, Rusia recibió el culto y la piedad mariana de la Iglesia
Bizantina.
En
tercer lugar, esa devoción tiene algunas notas propias.
Para justificar estas afirmaciones,
basta con asomarse a la liturgia bizantina.
“Alégrate corona de los dogmas, tú
has dado a luz al Hijo sin padre, ese Hijo divino nacido del Padre sin madre”
A la Paternidad del Padre en lo
divino, corresponde la maternidad de la Teotokos en lo humano figura la
maternidad divina de la Iglesia. Maternidad divina y Asunción forman los
extremos de un arco luminoso, en el que los misterios marianos- y de la
humanidad entera- se van entrelazando.
Los títulos que la liturgia bizantina
da a María son como un resumen de esos misterios.
“primicia del Reino” “Puerta del
Cielo” “Cielo” “Templo de la Divinidad”
“la que borra los lindes del pecado.”
“Ella es el
doma vivo, la verdad sobre la criatura realizada. La asunción cierra las
puertas de la muerte, el sello de la Teotokos es puesto sobre la nada: desde
arriba la nada es sellada por el Dios-Hombre y desde abajo por la primera
creatura resucitada.”
(Evdokinov) Podríamos prolongar las citas sobre la Santísima virgen María con
las cuales está impregnada la liturgia de la Iglesia Ortodoxa Rusa, pero para
el trabajo que nos ocupa bastan estas pues considero que son suficientes para
definir el auténtico espíritu ruso desde San Vladimir hasta el momento
presente.
CAP. III LA PRUEBA DE FUEGO
Los enemigos de lo sobrenatural no
ignoraron lo que este espíritu ruso encerraba, pero tampoco descubrieron su
profundidad, quizá la prueba más grande a que fue sometida la nación rusa es la
del COMUNISMO ATEO que sin piedad se lanzó sobre todos los estratos sociales en
especial el obrero y el campesino en donde se mantenía esta filial devoción a
la Santísima virgen María.
Antes de continuar conviene aclarar que
este ataque contra la devoción de los rusos nació FUERA de la órbita rusa y fue
OCCIDENTE Estados Unidos y posteriormente Inglaterra quienes la
propiciaron o auspiciaron, con todo podemos afirmar sin temor a equivocarnos
que fue la masonería judía la que propicio la desaparición de las dinastías
zaristas o del Imperio Zarista dando lugar a un gobierno totalitarista y
déspota.
La caída de una nación como Rusia en
el comunismo ateo no se dió de la noche a la mañana sino que fue un proceso en
donde se involucran indirectamente los malos gobiernos zaristas o las políticas
anti populares que llevan a la nación a un estado de descontento el cual, por
desgracia, fue aprovechado por los enemigos de la nación.
El antecedente más mediático que a su
vez es la causa de las causas, según el Sr. Alberto Falcionelli (Manual
Histórico de Sovietología), “radica
en las reformas llevadas a cabo por el emperador Alejandro II – El Zar
Libertador- entre 1861 y 1868; yo creo incluso que es la causa mediata
fundamental y que de ella dimana todo lo que ha venido a continuación.
Entiéndase bien no se quiere sostener o decir que el emperador haya tenido
responsabilidad alguna en ese “todo lo
que ha venido a continuación”. Solamente se dice y se sostiene que en razón del
espíritu con que fueron acogida, sobre todo de la resistencia a que dieron
lugar en ciertos sectores de la sociedad rusa, estas reformas abrieron el paso
a la disidencia y oposición que
rompieron las compuertas a la subversión, el terrorismo y la revolución.”
Siendo este el inicio de lo que
posteriormente se le dio el nombre de sovietología y cambiara su nombre de
Rusia a La Unión Soviética, pero aun así Rusia no dejo su nombre.
En el año 1905
Rusia se ve envuelta en revueltas que el Zar Nicolás II no puede sofocar porque
no cuenta con el ejercito quien se encontraba en guerra contra Japón y la
policía era insuficiente para cortar de tajo con estas revueltas de corte
marxista- leninista. Cuando se quiere utilizar al ejército en 1917 ya es tarde…