Traducir

domingo, 10 de febrero de 2019

SABIDURIA DE DIOS (Ignacianas)




Petición: Dame, Señor, tu gracia para que te conozca y ame por las obras de tu admirable sabiduría.

  Punto 1.- Dios sabe todo lo pasado.
  Cuándo hizo todas las estrellas, cómo las hizo, qué número de ellas hizo, a qué leyes las sometió, con qué propiedades, cuáles han sido sus transformaciones sufridas hasta el presente.
  Dios sabe las lluvias y los vientos, las nieves y los granizos, las escarchas y rocíos que han caído sobre la tierra desde su creación.
  Sabe el número de ángeles de cada jerarquía y coro que sacó de la nada. Y el número de los ángeles caídos en el infierno.
  Sabe todo lo que hasta el presente han hecho todos los hombres muertos y vivos, todos sus pecados y buenas obras.
  Y nosotros, ¿qué sabemos del número sin cuento de nuestros propios pensamientos, deseos, imaginaciones, responsabilidades, méritos o deméritos? Nada.

  Punto 2.- Dios sabe todo lo presente.
  En este momento en que leo esto, sabe Dios el estado de la conciencia de cada alma, sus pecados, sus buenas obras, el grado de gracia, gloria o pena eterna o temporal que en este mismo momento merece.
  Y de tal manera lo sabe, que Él solo lo sabe, por su infinita sabiduría. Él solo y nadie más. Y así, ni lo saben los serafines y querubines, ni lo sabe la misma Virgen María, si no es por revelación de Dios.
  Y por eso es osadía muy grande, juzgar al prójimo, cuyo juicio sólo Dios puede dar.

  Punto 3.- Dios sabe todo lo futuro.
  Hay dos clases de cosas futuras: unas necesarias y otras libres. Las necesarias son las que necesariamente han de verificarse, porque obedecen a las leyes físicas, como son las veces que la tierra ha de girar sobre sí misma y alrededor del sol hasta que acabe el mundo. Estas cosas futuras y necesarias pueden conocerlas los ángeles.
  Pero las libres, como son los actos buenos y malos que cada hombre ha de hacer hasta que muera, eso no lo sabe más que Dios y aquel a quien Dios se lo revele.
  Hemos, pues, de pedirle con toda humildad y confianza que con su poder y sabiduría ordene las cosas para que, teniendo nosotros una vida santa, tengamos una santa muerte y seamos del número de los predestinados por Él escritos en el libro de la vida.

  Punto 4.- Dios sabe todo lo posible.
  No conoce sólo todo lo pasado, lo presente y lo futuro, sino todo lo que no sucederá, pero es posible. Un artista pinta varios rostros en un cuadro o labra varias figuras en mármol, y pronto se repite y las hace semejantes; porque no sabe inventar más. Pero Dios hace innumerables rostros desiguales y puede hacer otros infinitos en nada parecidos a los creados.

  Punto 5.- Dios sabe todo lo que en otras circunstancias hubiera sucedido.
  Dios conoce desde todo la eternidad las infinitas circunstancias diversas y aun opuestas en que podía haberse desarrollado nuestra vida. Pudimos haber nacido infieles, hijos de padres herejes, cismáticos, impíos, inmorales. Dios, que conocía todo eso y pudo habernos criado así, eternamente conoció y escogió las circunstancias en que de hecho hemos nacido, de padres católicos, que nos han dado una educación esmeradamente cristiana. En cualesquiera circunstancia nos hubiéramos podido salvar; pero de hecho, en innumerables circunstancias diversas, nos hubiéramos condenado. Y Dios, con su infinita sabiduría y bondad, nos puso en otras, en las cuales, aunque nos podemos condenar, porque somos libres, pero de hecho en esas circunstancias muchos se salvarán. ¡Qué abismo los de la sabiduría y la misericordia de Dios!
  Nunca agradeceremos a Dios esta bondad tan grande. Y si las circunstancias en que nos ha puesto son difíciles, pensemos que en ellas podemos salvarnos y santificarnos y merecer más que otros.
El pobre piense que rico tal vez se habría perdido. El enfermo que sano tal vez se habría condenado. El que muere joven piense que, si viviera más, tal vez sería para su perdición.

  Punto 6.- Cómo ve Dios todas las cosas.
  Las ve en Sí mismo, que es la causa ejemplar, y la causa eficiente, y la causa final de todas  las cosas.
  La causa ejemplar, porque antes de la creación de las cosas están en Él  como en el modelo al cual han de ajustarse cuando se crean.
  Dios es la causa eficiente de todas las cosas, porque Él las saca de la nada con su  poder creador.
  Dios es la causa final de todas ellas, porque todas las creó para su gloria.
  Dios conoce todas las cosas desde toda la eternidad con una sola idea, en la cual están las ideas de todas ellas.
  Para Dios no hay pasado y futuro: todo es presente desde la eternidad.
  ¡Qué inmensa sabiduría! ¡Qué amor debemos a Dios, porque toda ella la ordena a su caridad y misericordia para con nosotros! ¡Qué motivo de consuelo y temor! De consuelo, porque ve todas nuestras penas y necesidades y en nuestro Padre; de temor, porque ve todos  nuestros pecados y es nuestro Juez.
  ¡Y que insensatez ocultarse para pecar!¿Qué cosa más impenetrable que la conciencia?  ¿Qué abismo más oscuro que el porvenir? ¿Qué sombras más espesas que las de aquello que nunca sucederá?  Pues todo es clarísimo a los ojos de Dios.
Ignacianas