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jueves, 2 de septiembre de 2021

¿ES EL PANTALÓN APROPIADO PARA LA MUJER?

 



¿ES EL PANTALÓN APROPIADO PARA LA MUJER? 

«La mujer no se vista de hombre, ni lleve el hombre vestido de mujer, porque quien tal hace es objeto de abominación para Yahvé, tu Dios.» (Deuteronomio 22:5) 

A la mujer le gusta por naturaleza que se le admire por su elegancia. No hay pues nada malo o inapropiado en una mujer que se vista elegantemente, con tal que su vestido sea femenino y modesto. Pero se ha instalado en nuestras sociedades modernas la moda entre muchas mujeres de todas las edades, de vestirse con PANTALONES. En nuestro país probablemente más del 90% de las mujeres se visten hoy con pantalones, lo que muestra el impacto enorme que ha creado esa moda entre las mujeres. Muchas mujeres católicas parecen no ver ningún problema en vestirse con pantalones y no pocas se sienten incluso ofendidas cuando se les dice que los pantalones no son modestos para las mujeres. Entonces ¿Vestirse con pantalones es algo modesto para la mujer o, por el contrario, una moda que ofende a Dios? 

LO QUE ENSEÑAN LA NATURALEZA Y LA BIBLIA 

Desde siempre ha habido en todas las sociedades civilizadas una diferenciación clara entre el hombre y la mujer en su manera de vestir. Ha habido siempre vestidos reservados exclusivamente a los hombres, y otros a las mujeres. El hecho de que las mujeres y los hombres se vistan de forma diferente es también un signo claro de sus distintos papeles en la sociedad. Esta distinción no es arbitraria o accidental, sino que se basa en la diferencia biológica que existe entre los hombres y las mujeres, tal como Dios los ha creado. Así pues, todas las sociedades civilizadas en el pasado siempre condenaron a las personas de un sexo cuando se vestían con las prendas del sexo opuesto. El pantalón ha sido siempre considerado en nuestras sociedades cristianas cómo un atuendo propio de los hombres. No es pues apropiado para una mujer vestirse con pantalones porque es un atuendo masculino. Las Sagradas Escrituras condenan clara y enérgicamente la inversión en los dos sexos en la manera de vestirse: «La mujer no se vista de hombre, ni lleve el hombre vestido de mujer, porque quien tal hace es objeto de abominación para Yahvé, tu Dios.» (Deuteronomio 22:5). Es decir, ante Dios la vestimenta no es algo moralmente indiferente, y así pues, romper esas reglas vestimentarias es una ofensa grave contra Dios. La inmoralidad detrás de esta inversión en la manera de vestirse está basada en una anormalidad llamada “travestismo.” La persona que se viste con prendas del otro sexo sugiere una inversión moral en su sexualidad, es decir, que puede implicar incluso una sospecha de homosexualidad. 

UNA REVOLUCIÓN EN VARIAS ETAPAS 

La manera cómo fue impuesta y adoptada la moda en las mujeres de vestirse con pantalones es muy reciente y no fue algo “espontáneo”, sino algo meticulosamente preparado por los enemigos de Dios… y de la mujer. Este triunfo de la revolución feminista, que va mucho más allá de lo que muchos sospechan, se puede resumir en tres etapas. 

1ª ETAPA: IMPONER EL PANTALÓN.

Los primeros cambios importantes en la moda femenina aparecieron sólo a comienzos del siglo XX. Los modistos comenzaron por recortar progresivamente las faldas y así descubrieron poco a poco el cuerpo de las mujeres. No es de extrañar que la moda de los pantalones en las mujeres apareció más tarde con la REVOLUCIÓN SOCIAL Y SEXUAL en los Estados Unidos y en Europa en los años 1960’s y en particular con el Movimiento de Liberación Femenina. Muchas mujeres adoptaron dócilmente ésta nueva moda, gracias en particular a la presión de los medios de comunicación, que están en manos de los enemigos de Dios. 

2ª ETAPA: IGUALITARISMO.

Pero hay aún más. Esta nueva moda, en realidad nada femenina, buscaba en particular promover el IGUALITARISMO de los sexos en la sociedad. Éste igualitarismo quiere suprimir todas las diferencias entre los sexos. Esta idea es absurda, ya que estas desigualdades existen en la naturaleza misma. Así pues, muchas mujeres comenzaron a vestirse con pantalones sin darse cuenta de que detrás de lo que parecía ser sólo “una moda más,” había algo más grave y pernicioso: una revolución igualitaria. Prueba de ello es que esta nueva moda abrió, al mismo tiempo, las puertas a otras reivindicaciones feministas como el libertinaje sexual, la contracepción, el aborto, la homosexualidad, la teoría del género, etc. Entonces las mujeres “liberadas,” al vestirse como los hombres, empezaron también a reivindicar el “derecho” a ser “iguales” a los hombres en todo, y a querer hacer todo lo que hacían los hombres: trabajo, deportes, e incluso enrolarse en las Fuerzas Armadas. 

3ª ETAPA: DESTRUIR LA FEMINIDAD.

Sin embargo, hay un principio mucho más pernicioso detrás del igualitarismo: la revolución feminista quiere DESTRUIR LA FEMINIDAD, y por ende su deseo natural por la maternidad. Al tratar de “ser como los varones”, irónicamente, esas mujeres se masculinizaron, admitiendo inconscientemente una insatisfacción con su propia condición de mujeres. En última instancia, es una rebelión no sólo contra la sociedad, sino contra el plan divino de la creación que hizo al hombre y a la mujer diferentes: “Y Dios los creó varón y mujer.” (Génesis 1:27) Esta revolución anti-natural quiere destruir la diferenciación entre el hombre y la mujer, creando una relación de rivalidad entre los sexos, que se manifiesta también en la manera de vestirse. La revolución feminista también ha creado con el pantalón una vestimenta “andrógina” o “unisex” llevando a los jóvenes de ambos sexos a vestirse de la misma manera. ¿Quién negará que las jóvenes, ahora vestidas con pantalones, parezcan tan masculinas como los jóvenes…?

 ¿POR QUÉ EL PANTALÓN ES INMORAL EN LA MUJER? 

Algunas mujeres tal vez objetarán que, al vestirse con pantalones, ellas no comparten la revolución social y sexual de las feministas que está detrás de esta nueva moda… Es un pretexto vano argüir así, porque hay RAZONES OBJETIVAS por las cuales el pantalón en la mujer es inmodesto y moralmente inapropiado. Todo vestido, masculino o femenino, debe seguir los criterios de la modestia, que es una virtud que nos lleva a cubrir nuestro cuerpo, dado que tenemos un sentido innato de pudor o vergüenza como consecuencia del pecado original. Así pues, la finalidad del vestido consiste en cubrir el cuerpo ante los demás, sin mostrar demasiado sus formas, ni las partes púdicas del mismo. El texto bíblico citado arriba que condena la inversión de los sexos en la manera de vestirse se aplica en este caso específico del pantalón llevado por las mujeres. El pantalón en las mujeres es inmoral porque, además de ser un atuendo masculino, se convierte, sobre todo cuando es ajustado al cuerpo, en una ocasión de pecado al revelar la forma de las piernas y demás partes vergonzosas del cuerpo. Son todavía más inmorales las bermudas y los pantalones cortos o “pantaloncitos calientes” que descubren aún más las piernas. 

RESPUESTAS A OBJECIONES 

Los argumentos en favor de los pantalones en las mujeres no faltan… Los más comunes son que son “más prácticos”, que son “más cómodos” y que “atraen menos a los hombres”. “¿Más prácticos?” Primero que todo, el carácter “práctico” no es un criterio de moralidad, sino lo que es justo y correcto. Ya vimos que es un mito feminista pretender que la mujer deba hacer todo tipo de actividad al igual que el hombre. Pero hay actividades como trabajos pesados o la vida militar que no son apropiados para las mujeres. Podíamos mencionar también que ese carácter “práctico” de los pantalones lleva a muchas mujeres a sentarse inmodesta e indecentemente, lo que no harían si estuvieran vestidas con faldas.

 “¿Más cómodos?” Cuando los pantalones son muy ajustados al cuerpo, en realidad no son tan cómodos… ¿Desde cuándo la “comodidad” es un principio moral para vestirse? Si esto fuera cierto, entonces ¿desnudarse sería lo más cómodo…? No hay que olvidar que la incomodidad de ciertos vestidos para un católico puede ser una oportunidad de hacer un sacrificio que ofrecemos a Dios. Es así como muchos sacerdotes y monjas se deshicieron después del Concilio Vaticano II de sus sotanas y hábitos religiosos pretextando una mayor “comodidad.” “¿Atraen menos a los hombres?” Es completamente falso. Sucede todo lo contrario, porque revela aún más en la mujer su forma corporal y las partes púdicas de ella. La realidad es que los pantalones no hacen más atractivas a las mujeres (salvo para los hombres morbosos), sino que las hacen aparecer más “masculinas” y destruyen la feminidad propia de su sexo. Algunas mujeres dirán que las minifaldas son más inmorales que los pantalones en las mujeres. Las dos modas son ciertamente inmorales, así que una moda mala no justifica otra moda mala. * * * 

La razón primaria por la que las mujeres y niñas católicas deben vestirse siempre con faldas y atuendos modestos y nunca con pantalones es para combatir urgentemente el igualitarismo feminista que desea poner al mismo nivel a los dos sexos y derribar violentamente cualquier expresión simbólica de la maravillosa diferencia natural deseada y dispuesta por Dios. No debemos olvidar que las mujeres al vestirse inmodestamente pueden ser la ocasión de pecado grave en los que las miran, de lo cual deberán dar cuentas a Dios. Nuestra Señora de Fátima tenía seguramente en mente la moda las mujeres vistiéndose con pantalones, cuando predijo en 1917: «Aparecerán ciertas modas que ofenderán mucho a mi Hijo. Mucha gente va al infierno debido a los pecados de la carne, más que por cualquier otra razón.»