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sábado, 11 de septiembre de 2021

URGENTE, LO DIJO SOR LUCIA

 



“… NO HAY PROBLEMA POR DIFÍCIL  QUE SEA QUE NO SE PUEDA RESOLVER CON EL REZO DEL SANTO ROSARIO”

 

    Si repasamos la historia de la humanidad,  recordaremos que siempre han existido dificultades, guerras, epidemias, sufrimientos.

   El mundo tiene sus encantos,  y si Dios no mandara pruebas  olvidaríamos rápidamente que estamos de paso y que somos peregrinos.

“El alma se purifica y fortalece en la tribulación”, le dijo Nuestro Señor a Sor Josefa Menéndez.

La tempestad es  tempestad y, como  el marinero, resignación en las pruebas y a trabajar.

San Bernardo nos exhorta a recurrir siempre a nuestra divina Madre, y San Agustín nos dice: “Quiere el Señor concedernos sus gracias, pero sólo las da a aquel que se las pide”.

   Así que, imitando a los niños, arrojémonos en los brazos de Nuestra Madre Santísima en cualquier tribulación que tengamos,  recordando que todo es permisión divina para nuestra santificación, y que abrazando la Cruz damos gusto a Dios.

  En la frase de Sor Lucía: “No hay problema por difícil que sea que no se pueda resolver con el rezo del Santo Rosario”, tenemos el mejor plan de acción y por consiguiente la  respuesta a toda circunstancia de la vida.

   El Santo Rosario es de origen celestial, pero para los tiempos presentes Dios ha otorgado al Santo Rosario un mayor poder.

   Sor Lucía le dijo al Padre Fuentes en 1957: “No hay ningún problema, por difícil que sea, temporal o sobre todo espiritual, referido a la vida espiritual de cada uno de nosotros, de  nuestras familias, de las familias del mundo o de las comunidades religiosas, o a la vida de los pueblos y naciones, no hay ningún problema, repito, por difícil que sea, que no podamos resolver por el rezo del Santo Rosario. Con el Santo Rosario nos salvaremos, nos santificaremos, consolaremos a Nuestro Señor y obtendremos la salvación de muchas almas”.

   Esta fuerza del Santo Rosario reside en la excelencia de  las oraciones que la componen:

   El Credo, con el cual hacemos un acto de Fe sobre las verdades más importantes de  nuestra Santa Religión.

   El Gloria, con que glorificamos a la Santísima Trinidad.

   El Padrenuestro, es la oración de Nuestro Señor Jesucristo y el Padre Celestial no la desoye nunca.

   El Avemaría,  se dirige a la Madre de Dios, y es además un acto de adoración y alabanza a Jesucristo.

   Es decir, con el  rezo del  Santo Rosario pondremos en las manos de nuestra Madre Santísima todas nuestras intenciones, todas. Ya lo decía San Pablo: nosotros por nuestras propias fuerzas, no podemos ni siquiera pensar en hacer el bien.

   Citemos algunos ejemplos del poder del Santo Rosario:

   *Portugal fue salvado del comunismo en 1975 gracias al Santo Rosario. Más de un millón de personas se comprometió a rezar diariamente el Santo Rosario.

   *Austria se vio libre del Ejército Rojo en 1955 gracias al Santo Rosario. El Canciller proclamó públicamente: “Somos libres María, te lo agradecemos a  Ti”. Entre 500 mil y 600 mil católicos austriacos firmaron su compromiso de rezar diariamente el Rosario.

   *La Ciudad de la Inmaculada fundada por San Maximiliano Kolbe quedó ilesa con la bomba atómica arrojada en Nagasaki, allí se rezaba diariamente el Rosario.

   La Santísima Virgen es la Medianera de todas las gracias. Acudamos a Ella con amor, con confianza, recordando que con Su ayuda podremos cumplir la Voluntad de Dios, y es ahí donde está nuestra felicidad, en el cumplimiento de Su Santísima Voluntad.  

   El pequeño Francisco, vidente de Fátima rezaba hasta 18 Rosarios al día. De nosotros depende el curso que queremos que tome nuestra vida, no debemos dejar nada a la deriva, somos ricos teniendo a la Santísima Virgen por Madre nuestra, lo menos que podemos hacer es rezar diariamente sus 50 Avemarías y encargarle todas nuestras necesidades.

   Dios nos está probando, así que, a comenzar, nunca es tarde, o a rezar con mucho más fervor, si ya lo hacíamos, a invitar a más personas a hacerlo, a vivir la vida como verdaderos Católicos.

   No cesemos de invocar a Nuestra Madre en todo peligro pues siempre vendrá en nuestro socorro. De la confianza se sigue la paz, porque entonces, no habrá nada que temer.  Dios sabe lo que hace.

   ¿Qué proporción hay entre lo poco que se padece y lo mucho que se espera? La oración es poderosa.

    Así, ¡seremos los primeros asombrados de vernos fuertes!

   Levantad la cabeza y ved la patria que os espera… le dijo Nuestro Señor a Sor Josefa, así que ¡manos a la obra!