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domingo, 29 de mayo de 2016

ERRORES DEL CONCILIO VATICANO II (Quinta parte)


 
NO ES LA INTERPRETACIÓN NI LA APLICACIÓN EQUÍVOCA DEL POSTCONCILIO EL PROBLEMA RAIZ DEL MODERNISMO COMO NOS LO HACEN CREER LOS PRO-CONCILIARES.
EL CONCILIO ES UN INVENTO MASÓNICO PARA HACER PERDER LA FE Y EL ALMA A LOS CATÓLICOS Y A QUIENES CREAN EN ESAS FALSEDADES.

Quinta parte:
Errores sobre el reino de Dios.-  (dicen “… la Iglesia, este reino, no arrebata a ningún pueblo bien temporal alguno, sino al contrario, favorece y asume, en lo que tienen de bueno, todas las riquezas, recursos y costumbres de los pueblos; pero al recibirlas las purifica, las fortalece y las eleva”. (Lumen Gentium).

   Se introduce aquí un elemento bastardo, representado por el “bien temporal de los pueblos” (elevada y purificada) y, por ende, el reino de Dios que se realiza en la tierra… (Para minimizar la gloria eterna).

   (Adviértese que) se trata de una noción ambigua e inaceptable “los bienes materiales (de un pueblo) elevados y purificados, entran a formar parte del reino de Dios”: concepto absurdo, que evidencia una visión naturalista del reino, contraria al depósito de la fe.

   El “bien temporal”, entra a formar parte del reino de Dios (de la Iglesia … en el reino que se realiza en este mundo. Y los fieles seglares deben contribuir al progreso material, bajo la bandera de la cultura laica… conduciendo a los hombres, al progreso universal en “la libertad cristiana y humana” y al “igualitarismo”. (Una mezcla promiscua con ideas masónicas).

   (Otra) afirmación incomprensible: “el misterio pascual perfecciona la actividad humana”.

   … en la misa del Novus Ordo, se reitera la falsa idea de que “la actividad humana” participa de algún modo en la “transubstanciación”, cuando dice:

   “Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos: él será para nosotros pan de vida”.

   Errores sobre el matrimonio y la condición de la mujer.- (La)… nueva doctrina sobre el matrimonio: dicen que es una “comunidad íntima de vida y amor” de los cónyuges…; y por tanto la procreación y educación de la prole, son el coronamiento del amor conyugal. Lo principal es el “perfeccionamiento mutuo”; y la procreación, se ve relegada al segundo lugar.- Afirman que el amor conyugal, “por ser eminentemente humano, abarca el bien de toda la persona y, por tanto, enriquece y valora con una dignidad especial las manifestaciones del cuerpo y del espíritu y las ennoblece (significado equívoco  ”eminentemente humano”; y la expresión “manifestaciones del cuerpo” “sensuales del amor conyugal”, se justifican por su valor erótico.

   En cambio la Iglesia, ha enseñado siempre que los actos (conyugales) son admisibles, y sólo en sus justos límites, únicamente como actos que favorecen el abrazo conyugal, cuyo objeto es la procreación, y no para la satisfacción en sí del amor conyugal, que se incluye a título de remedium concupiscentiae, en el fin secundario del matrimonio. Además, atribuir “dignidad especial” y “nobleza” a los actos de las relaciones íntimas entre los cónyuges parece ridículo, acaso también inconveniente, pero, en cualquier caso, no es conforme con el sentido católico del pudor.

   El Vaticano II nunca cita a San Pablo, cuando explica: “Pues bien: quiero que sepáis que la cabeza de todo varón es Cristo, y la cabeza de la mujer, el varón, y la cabeza de Cristo, Dios (…) El varón no debe cubrir la cabeza (cuando ora o profetiza), porque es imagen y gloria de Dios; más la mujer es gloria del varón, pues no procede el varón de la mujer, sino la mujer del varón (…) y todo viene de Dios”.

   Toda la pastoral del Vaticano II sobre el matrimonio se abstrae de hablar de las diferencias naturales que median entre los sexos, establecidas por Dios, y se rige por la idea acatólica de una igualdad natural y total entre los cónyuges, considerados en abstracto como “personas”, como seres que se expresan libremente a sí mismos en la “comunidad del amor” matrimonial, ignorando por entero la enseñanza de San Pablo y de la Iglesia a lo largo de los siglos, e ignorando también el principio de que la vocación fundamental de la mujer es la de ser, in primis, esposa y madre, parir hijos y educarlos cristianamente.

   La apertura a los dogmas preliminares del feminismo, es forma de subcultura contemporánea particularmente perversa, consagrada, en nombre de la igualdad, a la destrucción del matrimonio y de la familia, a la exaltación del libertinaje y de la homosexualidad. (Igualdad libertinaje y fraternidad, ideales masónicos).

   Pío IX condenó la encíclica Quadragésimo anno como “desorden gravísimo que ha de eliminarse a toda costa” (la “legítima promoción social de la mujer” y una “mayor participación” de las mujeres  “en los campos del apostolado de la Iglesia”, porque substrae a las madres de familia su cometido y deberes propios.