“… La primera preocupación de todo Católico es salvar el alma, nuestra salvación personal. Sin embargo, no es
sólo mi propia salvación la que está en peligro. Es la salvación de mi hermano,
de mi hermana, de mis parientes, amigos y de todos aquellos a mí alrededor.
Debemos estar en guardia. La pereza es uno de los pecados de nuestra
época. Hoy en día la gente no se da cuenta de la necesidad de resistir.
Quizás hayan escuchado la
historia del Santo Cura de Ars. Un día un hombre llegó a confesarse con él, y
regresó al día siguiente a escuchar la
Santa Misa y se le acerca el Santo Cura de Ars y le dice: -Usted debe ir
a confesarse. El hombre le responde: -Padre, ayer me confesé con Usted, y Santo
Cura de Ars vuelve a decirle: -Usted debe ir a confesarse. Este era un hombre
piadoso que asistía a misa todos los días, y el Santo Cura de Ars le estaba
diciendo que tenía que regresar a confesarse otra vez. ¿Qué había hecho? Lo que
sucedió fue que él había sido invitado a una reunión social con sus amigos del
vecindario y tuvieron una sesión de espiritismo. Él no sabía que iban a hacer
eso. Él no participó en esta sesión de espiritismo, sabía que era algo malo, que
es básicamente un llamado al demonio, entonces,
¿cuál fue su pecado? El Santo Cura le dijo: -Usted no resistió. Eso, fue
pecado.
Yo mismo me encontré en esas circunstancias un día, hace 30 o 40 años,
nunca esperé encontrarme en una reunión de esas, yo era el mayor entre todas
las personas presentes, mis primos me invitaron. La familia estaba en la planta
alta, y en la planta baja donde yo estaba empezaron a jugar ese “juego” de
espiritismo. El líder del juego elegiría a una persona que al tocarla debía
flotar como una pluma. Yo pretendía ver la televisión mientras escuchaba lo que
el líder decía que pensaba hacer. Y recordé la historia del Santo Cura de Ars
que decía que debemos resistir. Así que, no dije nada, pero me sonó que lo que pensaba hacer el
líder era algo más allá de lo natural, San
Alfonso nos da una regla que dice que todas las cosas suceden o por la
intervención directa de Dios, o por causas naturales, o por causas diabólicas. Cuando
Dios actúa, siempre actúa por un propósito, Él no lo hace para dar un show
mágico, tiene otras intenciones cuando quiere hacer un milagro. Ya que no era
un contexto religioso, y como me pareció que era algo más allá de las causas
naturales, pensé que podría ser algo diabólico, así que empecé a rezar
AveMarías, y le pedí a la Santísima Virgen: si esto no es de Dios, no permitas que esto suceda. El líder trató
durante 45 minutos y en vano. Después me platicaron que el líder siempre había tenido éxito
inmediato, pero como yo estaba ahí, y debido a que recé las AveMarías,
pidiéndole a Nuestra Señora (Rev. Padre Gruner se conmueve hasta las lágrimas)
el líder falló. Creo que el Santo Cura de Ars no me hubiera acusado de no
resistir. Aquí lo importante que tenemos que aprender es que no sólo debemos
ser participantes o no participantes, estamos de un lado o del otro, y al menos
siempre podremos resistir internamente.”
Conferencia del Padre Nicholas
Gruner sobre los peligros que amenazan la Fe.