Oh María, Madre mía amabilísima,
recibid, os suplico, los desahogos de mi alma herida de vuestro amor, que
reconociendo en Vos al ser más amable después de Dios, os dice fervorosa:
Augusta Madre de Dios, se responde: os amo con todo mi corazón.
Dulcísima Madre mía,
Reina y Señora mía,
Vida, Dulzura y Esperanza mía,
Corredentora mía,
Protectora y Abogada mía,
Pastora y Maestra mía,
Alegría y gozo de mi alma,
Todo mi Tesoro después de
Jesucristo,
Corazón mío y alma mía,
Porque Dios os hizo tan santa,
Porque Dios os hizo tan buena,
Porque Dios os hizo tan bella y
agraciada,
Porque Dios os hizo tan amable y
compasiva,
Porque Dios os hizo tan clemente
y piadosa,
Porque Dios os hizo tan grande y
humilde,
Porque Dios os hizo tan sabia y
poderosa,
Porque Dios os hizo tan perfecta
en todas vuestras virtudes,
Por los infieles que no os
conocen,
Por los herejes que han sido
siempre vuestros enemigos,
Por los malos cristianos que han
perdido vuestra devoción,
Por los infelices réprobos,
condenados a no amaros nunca,
Por vuestra eterna
predestinación, se responde: Me gozo y os felicito dulcísima Madre mía
Por vuestra Inmaculada Concepción y por los
privilegios admirables con que en ella fuisteis enriquecida,
Por vuestra absoluta preservación
de todo pecado,
Por vuestra integérrima y perpetua virginidad,
Por vuestra divina maternidad,
Por la resurrección de vuestro
cuerpo y Asunción en cuerpo y alma al Cielo,
Por la gloria que gozáis, solo
inferior a la de vuestro Hijo,
Por el amor que os tienen todos
los buenos cristianos en la tierra, y todos los Ángeles y Santos en el Cielo,
Por las alabanzas que en el Cielo
y en la tierra resuenan en honor vuestro,
Por los milagros que Dios hace
para glorificar vuestras imágenes y confirmar vuestro culto,
Por las excelencias de vuestro Corazón
que no alcanzan las inteligencias
humanas ni angélicas,
Que me alcancéis amaros mucho, se responde: Os suplico, dulcísima Madre mía
Que me alcancéis amaros siempre,
Que me alcancéis imitaros para ser mejor hijo de vuestro
Corazón,
Que me alcancéis morir con vuestro nombre en los labios y
vuestro amor en el corazón,
Que me alcancéis estar muy cerca de Vos en el Cielo.
Oh Jesús, que hicisteis
tan amable a María y que en la persona de San Juan nos la disteis por Madre,
conceded a los que nos gloriamos de ser sus hijos que la amemos tierna y
fervorosamente para llegar así con más eficacia y prontitud a amaros a Vos, que
con el Padre y el Espíritu Santo vivís y reináis por los siglos de los siglos.
Amén.