“Lo que le da fuerza al matrimonio cristiano es que ambos tengan la
vista puesta en la cruz, en el sacrificio y sepan que el matrimonio también es
un via crucis. El matrimonio debe construirse sobre el sacrificio de la santa
misa, la cual representa la renovación del sacrificio en la cruz de Nuestro
Señor. De esa manera van a cargar de a dos con las dificultades del matrimonio.
En cuanto se deja el sacrificio y la cruz de lado, se caerá necesariamente en
el pecado”. Monseñor Lefebvfre
… Los esposos necesitan tener esa mirada al objetivo eterno, al cual
deben llevar a los amados hijos de Dios. ¡La sola idea de la inmortalidad del
alma y el futuro eterno de sus propios hijos es una fuente de fortaleza inmensa
para los padres!
… La esposa debe tener en mente que todo lo que le haga a su marido, sea
bueno o malo, se lo hace a Cristo. Su fuente de fortaleza es, como para el
hombre, el sacramento mismo y una buena vida de oración, por sobre todo una
profunda devoción a María.
… Recuerden que los niños sufren graves daños debido a las peleas
constantes de los padres, tienen éstos permanentemente un mal ejemplo al ver a la madre protestona o
manipuladora o bien al ver al padre irresponsable y dejado. ¿De dónde va a
venir la obediencia de los niños, si la madre no logra subordinarse? ¿De dónde
va a proceder la fidelidad de los niños hacia la obligación y la
responsabilidad?
Aquí le viene a uno a la mente la definición de paz: “La paz es la
quietud del orden”. La verdadera paz existe en un matrimonio y en la familia
solo cuando es mantenido el orden dado por Dios. Cuando el hombre intenta
reemplazar el orden de Dios, solo surgen caos y peleas. “Cuando el marido no
cumple con su deber, es hasta tarea de la
mujer, tomar su lugar en el liderazgo de la familia…” (Papa Pío XI).
Por otro lado esta organización no excluye una distribución de las
tareas. La madre lleva a cabo muchas tareas en la familia, de acuerdo a sus
habilidades y dones. Esto lo hace para complementar a su marido, no contra él,
u omitiéndolo, sino para él.
Los padres fueron creados a imagen y semejanza de Dios. Ellos son para
los niños la primera imagen de Dios. A partir de la bondad, la veracidad, el
amor, la paciencia y la humildad de los padres conocen los niños las primeras nociones de las propiedades de
Dios.
Todo lo bueno que lleven los padres por un largo lapso de tiempo, dejará
una impresión duradera en los niños, de
la misma manera que una falla deja huellas negativas. Queda a elección
de los padres qué huellas quieren dejar.
Por tanto los padres deben tomar el sacramento del matrimonio muy en
serio durante la educación de sus hijos.
…¡Acudan a María! Ella va a ir rápidamente a Jesús y le va a decir: “No
tienen vino”. Luego, el amor tiene que
crecer en vez de disminuir, entonces cumplirá con las expectativas de Nuestro
Señor: “…yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis
fruto, y vuestro fruto permanezca”.
Entonces el Señor va a volver a vivir en el medio del matrimonio y de la
familia: “donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en
medio de ellos”.
Del libro El vino de Caná Padre Grün