El Católico hoy debe ser distinto y no debe disimular su distinción respecto de los demás. Es muy fácil camuflarse y pensar como piensan todos, hablar como hablan todos, reírse de las cosas que se ríen todos, burlarse, etc. eso es muy fácil, "no somos distintos, somos iguales a todos, nadie nos molesta y no molestamos a nadie".
Pero si decidimos ser Católicos aun nuestra sola manera de obrar aunque no abramos la boca, resulta molesta, nuestra misma presencia se hace insoportable porque somos distintos.
Debemos ser distintos. Si queremos hacer lo que hace todo el mundo, y pensar como piensa el mundo, con los criterios del mundo evidentemente iremos a la ruina.
Así que no tengamos miedo, somos distintos. A los niños hay que enseñarles a no homologarse, a no mimetizarse con todos, a tener el coraje de ser distintos. Es difícil ser católicos. Es difícil ser Católico, es heroico ser Católico, aún en épocas cristianas como la edad media donde toda la gente más o menos practicaba la Fe, pero hoy es particularmente difícil, es heroico. Por eso debe formarse a los hijos en el heroísmo para que realmente tengan el coraje de ser distintos.
El camino del Católico en épocas difíciles como las que vivimos es el martirio. No descartemos el martirio. Si no cruento, quizás, por lo menos el martirio incruento de cada día, de tener el coraje de ser testigo de Cristo, aunque eso nos lleve a ser mal vistos por los demás.
Humildad no es compararse con los demás, es compararse con Dios. En la comparación con Dios siempre somos miserables. Somos sacados de la nada, por eso no debemos ser soberbios, no debemos jactarnos. Todas las cualidades humanas que tenemos nos las ha dado Dios. Recordemos lo que dice San Pablo: "¿Qué tienes que no hayas recibido? Frente a Dios debemos ser siempre como niños.
Pidamos a Dios el coraje de ser Católicos, el coraje de ser distintos, el coraje del heroísmo.
Extractos Sermón R.P. Alfredo Saenz