SUPERSTICIÓN AL ALCANCE DE LA MANO
TRAMPA PARA EL INCAUTO
RADIOCRISTIANDAD
Para comenzar este articulo voy a contar una pequeña anécdota, que
sucedió hace aproximadamente unos dos años: mi hija llegó a casa con un pequeño
dije en su mano que había encontrado; le pregunté de qué se trataba, y me contó
que se lo había encontrado en la calle y que una amiga le había comentado que
era una mano de Fátima. Con certeza les digo que no me pareció para nada algo
que pudiese ser compatible ni con nuestra santa religión, ni mucho menos con
Nuestra Madre bendita. Sólo por intuición le dije que no la usara la supuesta
medallita y que la tirase a la basura.
Empezó a transcurrir el tiempo y esta imagen
comenzó a verse por todos lados donde vivo, en todas partes se podía observar;
incluso la he visto en varias mujeres colgadas de su cuello o de sus muñecas
como alhaja.
Esta mano de Fátima, no está para nada relacionada con Nuestra Señora. Desarrollo
ahora un poco sobre este amuleto con el fin de que muchos despejen sus ojos y
vean realmente qué es lo que llevan consigo o han llevado a sus hogares.
La Mano de Fatima o Jamsa es un
amuleto cuyas raíces se encuentran en la falsa religión musulmana; Fátima fue el nombre de una de las hijas del
pseudoprofeta Mahoma fundador del Islam.
Esto es un amuleto; y, según los supersticiosos que lo portan, se usa
para proteger a la persona que la lleva de toda maldad y del mal de ojo.
¿De dónde proviene la mano de
Fátima?
La
palabra Hamsa o Jamsa proviene del árabe y, literalmente, su significado más
próximo sería ‘’cinco’’. Se le conoce
con el nombre alternativo de la mano de Miriam, o mano de Dios en algunas
culturas. Se le representa con una mano delineada con un círculo en el centro
(conocido como el ojo de Fátima) y se ubica debajo del dedo medio, el cual se le
denomina en este símbolo como el dedo corazón.
Existen otros nombres para el círculo en el centro de la palma, como el
ojo de Horus, el cual le cambia el nombre al amuleto por la mano Turca.
También se lo conoce como la Mano Hindú, Mano Judía, Mano Árabe, Jemisa,
Khamsa o Tanit.
Actualmente quieren darle un carácter más decorativo y se utiliza más como
un souvenir. Y, sin embargo, el uso de este amuleto involucra significados
especiales.
Ningún verdadero católico debe llevar consigo este amuleto, ni por moda,
ni por nada; sabemos que la superstición es un pecado contra el primer
mandamiento.
Por tanto, nuestra confianza debe estar depositada en Nuestro Señor, no
en objetos que hasta podrían, por qué no, abrir una puerta al demonio; esto no
agrada a Nuestro Señor, lo ofende.
Si sentimos la necesidad de protección contra el mal y contra poderes
demoníacos, Dios tiene algo mucho mejor para ofrecer que amuletos, como
encontramos en la Carta a los Efesios 6, 11, 14-17: “Vestíos de toda la
armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del
diablo. Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos
con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de
la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los
dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del
Espíritu, que es la Palabra de Dios.”
Confiar en los amuletos es dejar de confiar en la Providencia amorosa de
Dios.
Confiemos en Nuestro Señor Jesucristo, Él es Dios, nuestro tesoro, nuestro protector, nuestro
amado, nuestro descanso, nuestra tierra firme en las tempestades, nuestro faro,
nuestra salvación…
Y finalmente grabemos estas hermosas palabras de San Pablo de la Cruz:
“… Cuando os encontréis turbados, afligidos, angustiados, es preciso tomar
entre las manos el crucifijo, besar con amor sus llagas, sobre todo la de su
costado”.