APENDICE
Jesucristo nos anunció que seríamos perseguidos
Hay personas que se escandalizan al ver sufrir
a lso buenos y preguntan: “¿Cómo es posible que Dios permita estas cosas? Si
Dios es justo y bueno ¿porqué permite que sean tratadas de esa formas tantas
almas inocentes que no tienen culpa de nada? ¿Por qué consiente que sean
atormentadas tan bárbaramente tantas personas buenas que no han hecho el mal a
nadie, sino que por el contrario han hecho mucho el bien incluso a los mismos
que ahora las traicionan?
A muchas personas les parece injusto que Dios
permita estas cosas. Pues si El todo lo ve u todo lo puede, ¿cómo es que no
sale en su defensa de los buenos?
Este es el mismo razonamiento que hace veinte
siglos hacían los judíos cuando Jesús estaba colgado en la cruz.
Leemos en el Evangelio de San Mateo, (27,
39-43) que “los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y
diciendo: “Tú que eres capaz de destruir el Santuario y reedificarlo en tres
días, sálvate a ti mismo. Si eres Hijo de Dios baja de la cruz. Igualmente los
príncipes de los sacerdotes, junto con los escribas y los ancianos se burlaban
de El diciendo: “¡A otros a salvado y ahora no puede salvarse a sí mismo!”. Si
es el Rey de Israel que baje ahora de la Cruz y creeremos en El. Ha puesto su
confianza en Dios; pues que le salve ahora si es que de verdad le ama, ya que
El dijo: “Soy Hijo de Dios”.
Pero no sucedió esta falta de fe solamente en
los que le crucificaron, sino que incluso sus mismo dicípulos dudaron de El
como se puede ver por lo que decían los dicípulos de Emaus: “Nosotros
esperábamos que sería El el que libertara a Israel, sin embargo nos a
defraudado al dejarse matar sin oponer resistencia…”
Pero la misma respuesta que dio Cristo a los
dicípulos de Emaus, es la que nos dice a nosotros el “por qué” son
martirizados los buenos cristianos.
Jesús dijo a los discípulos de Emaus: “Oh
necios y tardos de corazón para creer lo que dijeron los profetas! ¿Acaso no
era necesario que el Cristo sufriera todo eso y entrara así en su gloria?”
Y empezando por Moisés y todos los profetas, les interpretó lo que sobre El
decían las Escrituras…
Con estas palabras les demostró Jesús a sus
discípulos, que su muerte no pudo ser de otra manera, porque así estaba
predicho que sucediera, y “La Biblia no puede fallar”.
Ahora bien: Pues si Cristo necesariamente tuvo
que morir en la Cruz para que se cumplieran las palabras de los profetas, ¿por
qué algunos se escandalizan cuando somo perseguidos siendo así que nos lo
predijo Jesucristo?
He aquí cómo Cristo nos anuncia nuestras
persecuciones:
“Llegará el día en que os entregarán a los
tormentos, os darán a muerte y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa
de mi nombre… (Mt.
24,9; Mc. 13,13; Lc.21,17).
Seréis aborrecidos de todos por causa de mi
nombre, mas el que persevere hasta el final se salvará. Cuando os persigan en
una ciudad, huid a otra, y si también en esta os persiguen huid a otra…
No es el dicípulo más que su maestro, ni el
siervo más que su señor… (Mt.
10,22-24),
Pero cuando seais odiados del mundo recordad
que antes que a vosotros me ha odiado a mí. Si fuerais del mundo, el mundo os
amaría como cosa suya; más como no sois del mundo, porque Yo os saqué del
mundo: por eso el mundo os odia.
Recordad lo que yo os he dicho: “No es el
siervo mpas que su señor”. Si me han perseguido a mí, tambipen os han de perseguir
a vosotros, y así como guardaron mi doctrina, del mismo modo guardarán la
vuestra. Pero todo esto lo harán con vosotros por causa de mi nombre: porque no
conocen al que me ha enviado.
Os he dicho estas cosas para que cuando sucedan
no os escandalicéis: Os expulsarán de las sinagogas e incluso llegará la hora
en que quien os matare se persuada que con ello hace un servicio a Dios. Y todo
lo harán porque no conocieron al Padre ni a mi. Pero Yo os he dicho estas cosas
para que, cuando llegue la hora os acordéis que Yo ya os lo había predicho” (Jn. 15,18-21; 16, 1-33).
Si Cristo no hubiera muerto en la cruz, nos
hubiera demostrado que El no era el Cristo anunciado por los profetas. Pues de
igual modo, si nosotros no somos perseguidores de algún modo por los hombres
estaremos demostrando que no somos aquellos discípulos de Cristo que el les
anunció grandes persecuciones.
Si en vez de ser perseguidos y odiados de los
hombres, éstos al contrario nos aclaman y nos aplauden, debemos temer mucho
aquellas palabras de Jesucristo: ¡Ay de vosotros cuando los hombres os
aplaudieren! Porque así lo hacían con los falsos profetas… (Lc. 6,26)