Quiero recordarles cómo está la lucha ahora. La gente está perdiendo el enfoque sobre la lucha. Algo que los monjes, monjas hemos estado haciendo es que en la misma proporción que estudiamos doctrina, en esa misma proporción estudiamos los errores contra esa doctrina; porque cuando la Iglesia estudia los errores, esa condena de los errores, da luz a la doctrina, de la misma manera, al estudiar la doctrina, nos da luz contra los errores.
Ahora veamos cuál es la situación al día de hoy. Primero, tenemos que
mencionar que Monseñor Lefebvre, el campeón en la defensa de la Fe en el siglo
XX, fue muy claro en los principios. Podemos decir que tenía el espíritu de la
Iglesia en su mente, en su corazón; incluso en aspectos pastorales, cómo
manejarlos, cómo practicar la caridad inclusive, las obras de misericordia
hacia nuestro prójimo, en la divina
Providencia, es el pastor perfecto, conduciendo al rebaño, al remanente, a la
fidelidad a la Tradición.
Podemos definir con una sola palabra el trabajo de Monseñor Lefebvre: Fidelidad. Fidelidad viene
de la Fe, guardar la Fe. Entonces, el recordatorio es el siguiente: Nuestra
Santa Religión está fundada en la Fe. Fe predicada por Nuestro Señor Jesucristo
con Su autoridad, la cual es divina. Nosotros le creemos a Nuestro Señor porque
Él es Dios, por lo tanto, el requerimiento de Nuestro Señor para adquirir el
cimiento es la Fe, esto significa que nosotros nos sometemos a Su autoridad, a
Su enseñanza porque es Dios. Este es el requerimiento para poder recibir los
Sacramentos, para poder recibir la caridad, la esperanza, las gracias, el
Cielo. La Fe es la entrada a la Iglesia Católica, la entrada para recibir la
gracia santificante y para pertenecer a la Iglesia Católica, al Cielo.
Cuando somos bautizados la pregunta que se hace es: ¿Qué pide a la
Iglesia de Dios? Y la respuesta es la Fe. La segunda pregunta es ¿Qué te da la Fe? La
respuesta es la vida Eterna. La entrada para obtener el fin. Entonces, queda
claro que la Fe tiene que ser mantenida como prioridad, sin mancha, sin
compromiso, fuerte, para poder ser fieles a Dios y recibir Su ayuda y seguir
construyendo el Reino de Dios. Es una condición sine qua non, esa condición no
puede faltar. El día que esta condición falte, ese día todo se derrumba en
potencia. Por ejemplo, un terremoto
destruye los edificios porque el daño viene desde los cimientos, y entonces se
derrumban. Así que tan pronto como seamos infieles a los fundamentos nos
derrumbaremos tarde que temprano.
No podemos construir sobre un fundamento que NO sea la Fe, que no sea
Cristo, San Pedro, la Santísima Virgen María, no podemos, sencillamente no
podemos. Podemos comparar la Iglesia Católica y nuestra vida espiritual con un
edificio, los cimientos son la Fe, los materiales para construir son la
esperanza, las promesas de Nuestro Señor, Su ayuda, Su gracia, recibimos las
gracias del Espíritu Santo, las gracias actuales, la ayuda de la Santísima
Virgen María, y la caridad es el espíritu que reina dentro del edificio, ¿quién
vive dentro? ¡Cristo, Dios! Es el alma de la Iglesia. Recordemos que el
Espíritu Santo es el alma de la Iglesia, Dios mismo. El espíritu que nos anima como católicos es la caridad de Dios, Dios mismo,
el Espíritu Santo, pero el cimiento es la fe. Entonces, el primer lazo sine qua
non por el cual podemos entrar al edificio y ser capaces de poder participar de la vida de
Dios y de Su reino es la fe. Entonces qué pasa. Siempre tenemos que obedecer y
la obediencia se le debe a Dios siempre, a través de sus delegados, delegados
de Dios son el Papa, Obispos, Sacerdotes, los padres, los superiores, en esa
casa, la Iglesia. Ahora, ¿cuándo no obedecemos? No obedecemos cuando alguien se
sale de la casa en ese momento y quiere hacer algo afuera de la casa, entonces
respondemos: lo siento, no puedo obedecer, porque hacer algo fuera de la casa
es pecado, es liberalismo.
Liberalismo es despegar mis acciones de los principios, de los
cimientos, de la fe, esto significa tratar de hacer algo fuera del edificio,
fuera de la Iglesia y fuera de la voluntad de Dios. Entonces, si un superior,
un delegado de Dios me pide que haga algo fuera de la casa le decimos, lo
siento, no puedo. No puedo obedecer para hacer algo pecaminoso. Si estás dentro
y me pides algo, lo haré. Nosotros trabajamos dentro de la Ley de Dios, dentro
de Su voluntad, de Sus promesas, San Pablo lo dice en la Epístola a los
Hebreos, en Dios me muevo, en Dios trabajo, en Dios vivo. Por eso, el
liberalismo es pecado. Es trabajar afuera de la Fe, fuera del ámbito
sobrenatural.
Desde el Concilio Vaticano II
el enemigo ha estado empujando a
los católicos fuera del edificio. Como la Fe católica se ha perdido a propósito
por los líderes, masones en su mayoría, han estado construyendo fuera de la
Iglesia Católica con un cimiento que no es la Fe y quieren que los hijos de
Dios les ayuden a construir algo fuera de la Voluntad de Dios, fuera de la Fe,
esto es imposible. Por esto, como decía Monseñor Lefebvre, nosotros no nos
salimos de la Iglesia, ellos son quienes se han salido de la Iglesia. Ellos
están construyendo otra cosa. Los seguimos llamando católicos porque tiene que
haber herejía formal para que alguien deje formalmente la Iglesia. Pero de
hecho, debemos sostener que Vaticano II es
una religión diferente. La jerarquía no ha sido removida por Dios, así que no
somos sedevacantes. Hay delegados de Dios
oficialmente delegados, hasta donde sabemos, pero no los seguimos de
manera habitual pues están destruyendo
la Iglesia al construir otra religión, es como llevarse los ladrillos de la
Iglesia Católica para construir su propia religión.
Monseñor Lefebvre dijo: No podemos trabajar con ellos hasta que se
conviertan; significa hasta que ellos
empiecen a construir dentro de la Iglesia, trabajando dentro de la Voluntad de
Dios, moviéndose de acuerdo a la Fe, y
en ese momento empezaremos a obedecerlos, es obvio. Porque si ellos están
destruyendo, nosotros estamos construyendo, estamos haciendo cosas diferentes,
no podemos trabajar juntos. Esto debe ser obvio para todo católico tradicional.
No podemos trabajar junto con Roma. Ellos están construyendo una religión diferente, nosotros estamos
construyendo en la religión Católica. No podemos trabajar juntos, hay un
objetivo diferente, intenciones diferentes, creencias diferentes. Nosotros
estamos fundados en la Fe divina, ellos en una religión masónica y humanista.
Al momento presente, vemos a la Fraternidad Sacerdotal San Pío X trabajando
públicamente, oficialmente, con la Roma modernista, es un hecho. Han estado
compartiendo muchas cosas como si estuvieran trabajando juntos. Un ejemplo, los
matrimonios. Esperan que Roma sea testigo de los matrimonios, esperan permiso
de ellos, e incluso, registran sus matrimonios en los registros sacramentales de la diócesis. Es un hecho que están
trabajando juntos. Nuestro Señor dijo, quien no está conmigo está contra mí.
Significa que están construyendo,
trabajando con el enemigo, entonces, de manera habitual no están
construyendo, están destruyendo. Están comprometiendo la Fe. El error de FSSPX
es que por estar trabajando con la otra religión, están comprometiendo la Fe,
significa que no están construyendo para la Iglesia, están construyendo para el
enemigo. Esto es obvio, es una actitud frecuente, es una posición oficial de
la FSSPX trabajar con Roma, en muchos
asuntos; que no se haya firmado un contrato está fuera de punto, porque el
hecho, a nivel de los principios es que ellos están poniendo al mismo nivel el
cimiento divino de la Fe y el cimiento humanista de la Iglesia moderna, como si
fuera el mismo edificio, el mismo cimiento. Por eso es un pecado mortal contra la Fe que nos obliga a
decir que ellos están construyendo para el enemigo y están ayudando a destruir
la Iglesia. Es por eso que no vamos con
ellos. Tratamos a la FSSPX como aquellos
juramentados en la revolución. El
Papa Pío VI fue quien escribió a los católicos de aquellos
tiempos, cómo tratar a los sacerdotes
juramentados en la revolución. Es la
misma situación con la FSSPX, porque los sacerdotes juramentados en la
revolución se comprometieron a nivel de
la Fe, los principios. El Papa Pío VI
dijo, puesto que comprometieron la Fe, ya no pueden ir a sus misas, horas
santas, vísperas, sacramentos, sólo en
peligro de muerte. Palabras de Pío VI, no mías. Esto aplica a ellos, por eso
les ponemos la línea roja.
Qué pasa con la falsa resistencia de Monseñor Williamson, Monseñor
Zendejas, Monseñor Tomas Aquino, tenemos
que ser claros sobre los principios para saber qué decisiones tomar para
discernir si debemos o no ir con ellos a sus misas. Nos movemos por principios,
no por opiniones. Preguntémonos: ¿Está la falsa resistencia comprometiendo la
Fe en bases regulares? Si o no, de eso va a depender si vamos a las misas o no.
La respuesta es sí, están comprometiendo la fe de manera habitual. ¿Por qué? Primero
porque ellos no condenan la asistencia a
la FSSPX, trabajar con ellos, significa que no podemos ir con el enemigo.
Segundo, hasta hoy, no condenan la nueva misa como intrínsecamente mala, dicen
que la misa nueva tiene algo de bueno, los tres han dicho que algo bueno puede
encontrarse en el Novus Ordo, es como decir que en la religión del enemigo puede haber algo
bueno, fuera de la religión de Dios. Y dicen eso en bases regulares, no se han
retractado, por eso tampoco podemos ir a
sus misas. Es un problema enorme, ¡lo sé! Pero estamos aquí para estar dentro
de la Iglesia, ellos se están saliendo,
nosotros estamos dentro la Iglesia
visible.
Monseñor Lefebvre hace la pregunta ¿dónde está la Iglesia Católica
visible? Está donde estén las 4 marcas
divinas ahí está la Iglesia Católica. Una, (una Fe, un Bautismo, un Señor, un
Papa), Santa, Apostólica y Romana. Si tenemos las 4 marcas, estamos dentro de
la casa, dentro de la Iglesia Católica. Entonces, la acusación más tonta es: no
tenemos Obispo, creo que es una de las más tontas afirmaciones que he escuchado
hasta ahora. ¡Claro que tenemos obispo! Nuestro Señor Jesucristo es el obispo
de la Iglesia Católica, Él es el Pastor, los demás, el Papa, obispos,
sacerdotes, son pastores delegados por
Dios, y si necesitamos jurisdicción es para que el rebaño sea conducido hacia Nuestro Señor
Jesucristo y, como estamos en estado de necesidad, la jurisdicción se suple directamente
de Cristo. Entonces, yo puedo ser su
pastor, no porque el obispo tal o tal, o el Papa, porque ellos están trabajando para el
enemigo, por eso se suple la jurisdicción. Entonces mi obispo es Nuestro Señor,
en tiempos de necesidad, el obispo es Nuestro Señor. Incluso, la FSSPX en
buenos tiempos, cuando Monseñor Lefebvre les dio 4 obispos, esos obispos no
tenían jurisdicción, fueron enviados para ser obispos auxiliares, significa
asistir al rebaño con sacramentos. Monseñor Lefebvre decía que prefería un
sacerdote como pastor que un obispo. La jurisdicción que recibimos como
sacerdotes en tiempos de necesidad no viene de los obispos, viene de suplir
jurisdicción, viene de Cristo. Entonces el obispo que tenemos en tiempos de
necesidad es Nuestro Señor Jesucristo, somos fieles a Él, Él nos está dando
esta misión de conducir su rebaño. Aquellos obispos que deberían estar ayudando a
los tradicionalistas no están trabajando para Cristo, están trabajando para el enemigo. Por eso solo trabajamos con aquellos que son
fieles a Cristo en asuntos de Fe porque están dentro de la Iglesia, tienen las
4 marcas, es por eso que somos tan pocos, porque en la Iglesia Católica fieles a Cristo al menos hasta donde se puede ver son muy
pocos, y no porque somos pocos estamos equivocados.
Si nos llamamos resistentes es un adjetivo, no es un término substancial. Somos sólo Católicos resistiendo
pero estamos dentro de la Iglesia, no hemos salido. Quiero dar un ejemplo, no
es bueno hablar de uno mismo, pero quiero decirles que yo nunca asistí a la
misa del Novus Ordo en mi vida. He hecho
desde mi niñez lo que mi padre, mi abuelo, mi bisabuelo hicieron, es una
continuidad, ellos nunca dejaron la iglesia, yo, recibiendo las mismas
enseñanzas tampoco he salido de la iglesia. El error está en aquellos que han
sido infieles en asuntos de Fe que han salido o están trabajando fuera de la
iglesia. La FSSPX, la falsa resistencia,
indulto, San Pedro, Buen Pastor están trabajando para el enemigo, lo siento, pero
son consecuencias de los principios, no es una calumnia, no es una opinión, si
alguien no está de acuerdo podemos discutir el tema para aclarar, pero es por
esto que nosotros no vamos a sus misas, a sus sacramentos. La voluntad de Dios
es que seamos fieles a Dios, a su Fe, a
su amor y que confiemos en Él.
Porque nosotros no confiamos en los hombres, no confiamos en sociedades
o sacerdotes, confiamos que Dios nos va a dar lo que necesitemos por la virtud
de esperanza, para perseverar hasta el final. Entonces, lo que necesitamos es
la FE, e incluso si no tenemos los sacramentos frecuentemente, Nuestro Señor
nos va a dar las gracias que necesitamos, a través de la Santísima Virgen María.
Entonces ¿por qué temer si no tenemos sacramentos? No es un temor razonable si
tenemos la Fe, a Nuestro Señor, a la Santísima Virgen María, si somos capaces
de rezar, no es razonable temer por nuestra salvación si no tenemos
sacramentos. No. Esto es falta de confianza, de esperanza, ultimadamente
también es una falta de Fe.
Por eso seguimos recordando la devoción a Nuestra Señora de la Soledad, porque
Nuestra Señora en su soledad fue fiel a Dios con una piedad poderosa, con
poderosos méritos cuando Nuestro Señor estaba ausente, Viernes Santo, Sábado Santo e incluso después
de la Ascensión de Nuestro Señor,
Nuestra Señora estuvo 25 años en soledad
con San Juan, asistiendo a la Santa misa todos los días, con un gran dolor
porque estaba en soledad y porque deseaba unirse a Nuestro Señor completamente.
Si Ella estuvo en soledad, ¿por qué nosotros no vamos a estar en
soledad? Si esa es la Voluntad de Dios, Él nos dará la gracia para perseverar
en esa soledad. Debemos tener este espíritu, animarnos unos a otros, de otra
manera, en lugar de recoger estaremos desparramando. Tenemos que concentrar
nuestra mente, nuestro corazón en ser fieles a la Fe, rezando, esperando, confiando en Nuestro Señor
y amándolo con todo el corazón, a pesar
de todas las ausencias de sacramentos y sacerdotes y ayuda humana, a pesar de
todas esas carencias de ayuda, confiar en Nuestro Señor. Por eso me gusta mucho
citar el ejemplo de Juan Diego, cuando teniendo una cita con Nuestra Señora de
Guadalupe, al saber que su tío Bernardino estaba muriendo y que le había
encargado los últimos sacramentos, Juan Diego para ir por el sacerdote decidió
brincarse la cita con la Santísima Virgen María, se fue por otro camino, pero
Nuestra Señora lo encontró del otro lado de la colina y lo detuvo, Juan
Dieguito, Juan Dieguito, el más pequeño de mis hijos, ¿a dónde vas?, y le dice: no temas, no estés ansioso, ¿No
estoy yo aquí que soy tu Madre?, ¿No estás bajo mi regazo? ¿No estás bajo mi
manto? ¿Hay acaso algo que necesites aparte de Mí?
Es la misma pregunta para
nosotros. Necesitamos sacramentos, necesitamos sacerdotes, necesitamos… ¿No
estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No es suficiente para tí? Sí Madre, tú eres suficiente. No temas, no
estés ansioso, sé paciente, persevera en mi amor, sé humilde, reza tus
Rosarios, ten devoción a mi Inmaculado Corazón y el resto te lo daré a su
tiempo.
Es por esto que no nos preocupamos por un obispo, por sacerdotes,
rezamos por ellos, pero no nos preocupamos, incluso si no tenemos misas o sacramentos,
sólo tenemos que ser generosos y pedir a Nuestra Señora tener una contrición
perfecta habitual, una comunión espiritual habitual y una habitual reflexión de
la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo. ¡Sigan adelante! ¡No importan
los números! Conozco una ciudad donde solamente hay una persona católica
tradicional.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén