Petición: Santo temor de Dios.
1.- PRIMER INSTANTE: EL DE LA MUERTE.
¡Qué terrible, qué desconocido, qué trascendental! De él depende toda la
eternidad. ¿Cuándo será? Dios lo tiene prescrito y fijado. ¿Estaré en gracia o
en pecado? ¿Dónde me cogerá? ¿Quién me acompañará?
2.- SEGUNDO INSTANTE: EL DEL JUICIO.
En sólo ese instante veré de una vez toda mi vida, todos mis actos y
omisiones, todos mis pensamientos, deseos, imaginaciones, afectos, sensaciones.
Cada acto con su mérito o demérito, sus agravantes o atenuantes.
En ese instante no habrá más que juez y reo, Dios y el alma. Iluminará
la conciencia una luz sobrenatural vivísima, que descubrirá las motas
imperceptibles del alma, como cuando en una habitación oscura, donde no se ve
nada, entra de repente un rayo de sol y descubre los millones de corpúsculos
microscópicos que flotan en el ambiente.
Con más claridad se verán los actos de nuestra vida, la suma exactísima
de todos los buenos con la resta exactísima de todos los malos.
Acuérdate, Jesús piadoso, que por mí bajaste al mundo; no me pierdas en
aquel día.
3.- TERCER INSTANTE: LA SENTENCIA.
Pensémoslo o no, llegará indefectiblemente. ¿Cuál será nuestra
sentencia? ¿Eternidad feliz? ¿Eternidad desgraciada? Si feliz, ¿con qué grado
de gloria? Si desgraciada, ¿con qué grado de pena? Si al purgatorio, ¿con qué
intensidad de pena? ¿Por cuánto tiempo? ¡Qué inmensa dicha ir al cielo! ¡Qué
inmenso dolor ir al infierno!
4.- CUARTO INSTANTE: PARA EL ALMA PECADORA: ENTRADA EN EL INFIERNO.
¡Qué horrendo instante! ¡Entrar en aquel pozo sin fondo! ¡Caer en manos
de los demonios! ¡Sufrir la compañía de tanto malvado! ¡Abrasarse en aquel
fuego! ¡Padecer aquellas tinieblas! ¡Desesperarse sin fin! ¡Sentir que se
cierra la puerta para no abrirse jamás! ¡Oír aquel reloj: siempre, siempre,
siempre!
5.- QUINTO INSTANTE: PARA EL ALMA JUSTA: ENTRADA EN EL PURGATORIO.
Si tiene que purgar, ¿quién la conducirá? ¿Por dónde irá? ¿Con quiénes
padecerá? ¿Por cuánto tiempo? ¿Con qué intensidad? ¿Qué clase de penas?
6.- SEXTO INSTANTE: PARA EL ALMA DEL PURGATORIO: SU SALIDA DE ÉL.
¿Quién se la comunicará? ¿Quién sacará al alma de aquella cárcel? ¿Quién
la acompañará hasta el cielo? ¿San Miguel Arcángel? ¿El Ángel de la Guarda?
¿Las almas de sus padres, hermanos, hijos? ¿Las almas de sus hermanos en
religión? ¿Las que favoreció con sufragios?
7.- SÉPTIMO INSTANTE: LA ENTRADA TRIUNFANTE EN EL CIELO.
¡Qué inmenso gozo! ¡Qué luz clarísima y dulcísima! ¡Qué vista la de los
ángeles, los santos, la Santísima Virgen María, Cristo, la Trinidad beatísima! ¡Qué
recibimiento! ¡Qué entrada tan triunfal hasta el trono de Dios! El coronará al
alma con la corona de la justicia, corona de inocencia, de penitencia, de
virginidad, de martirio, de los votos religiosos.
Y ya puesta en su trono cantará eternamente: ¡Te Deum laudamus! ¡Llenos están los cielos y
la tierra de vuestra gloria!
Ignacianas, Angel Anaya, S.J.