Te doy gracias, oh Señor Jesucristo, por la dolorosa
Herida de Tu PIE IZQUIERDO, de la cual brotó la Preciosa Sangre que lava
nuestros pecados. En él me sumerjo
y escondo todos los pecados que he cometido.
(Ora un Padre Nuestro)
Te doy gracias, oh Señor Jesucristo, la dolorosa herida de Tu PIE DERECHO, de la cual
fluyó hacia nosotros la Fuente de la Paz. En sus profundidades me sumerjo y entierro todos mis
deseos, para que sean purificados y permanezcan sin mancha de ninguna mancha
terrenal.
(Ora un Padre Nuestro)
Te doy gracias, oh Señor Jesucristo, la dolorosa herida de tu MANO IZQUIERDA,
de la cual la Fuente de Gracia fluyó hacia nosotros. En ella encierro todos mis males espirituales y
corporales, para que en unión con Tus sufrimientos puedan llegar a ser dulces
para mí, y por paciencia se conviertan en un olor fragante ante Dios.
(Ora un Padre Nuestro)
Te doy gracias, oh Señor Jesucristo, la dolorosa herida de tu MANO DERECHA, de
la cual se derramó el Remedio del Alma. En ella escondo todas mis negligencias y omisiones que he cometido en
mis ejercicios virtuosos, para que puedan ser expiadas por Tus obras celosas.
(Ora un Padre Nuestro)
Te doy gracias, oh Señor Jesucristo, la herida sanadora de Tu DULCICIMO
CORAZON, de la cual fluyó hacia nosotros el agua y la sangre vivas y las
riquezas de todo bien. Me escondo en esta herida, y allí estoy uniendo todo mi amor imperfecto
a Tu Amor Divino, para que así pueda ser perfeccionado.
(Ora un Padre Nuestro)