A Cristo Rey
Antaño cuando tus
enemigos perseguían a tu Iglesia; cuando pretendían arrojarte de tus Santuarios,
el pueblo de México, en un acto de amor sublime para tu corazón, proclamó tu
Grandeza y te reconoció como Rey y Señor de su Patria. Tiempos después, cuando
la persecución se recrudeció, desterraron a tus representantes, asesinaron o
encerraron en cárceles inmundas a muchos de tus hijos, porque tuvieron el valor
de confesarte. Tú te dignaste permitir que un grupo de Insignes Varones
formaran la gloriosa LIGA NACIONAL DEFENSORA DE LA LIBERTAD RELIGIOSA: que esta
formara la GUARDIA NACIONAL y las BRIGADAS FEMENINAS. Unos grupos luchaban en
las ciudades, provincias, poblados, procurando los elementos indispensables
para el sostenimiento del soldado; este luchando en los campos de batalla, y
todos unidos por amor a Ti, defendimos el Sagrado tesoro conquistado por Ti,
con el precio de tu sangre.
Cobardes e ingratos hubiéramos
sido, si no hubiésemos defendido tu legado. Que éramos débiles e impreparados, es
una verdad, nunca lo negamos; pero hay derechos que hay que defender, aun
cuando se tenga certeza del fracaso, porque así lo exige el deber, la gratitud,
la conveniencia y la justicia.
Tus apóstoles, en número
muchísimo menor que tus cristeros, salieron a predicar en el mundo tu Doctrina;
con tu ayuda, con su esfuerzo y sacrificando sus vidas lograron establecer Tu
Iglesia Santísima, que perdurará hasta el fin de los tiempos, porque Tu así lo
ofreciste. Es cierto que tus Discípulos perdieron sus vidas en la empresa; pero
Tú los recompensaste con la vida eterna, y tus representantes en la tierra
inmortalizaron sus nombres elevándolos a los altares.
Los cristeros
siguiendo el ejemplo de tus Apóstoles, defendimos tus derechos y los de Tu
Iglesia y quien lucha por tu causa sea grande o pequeño, preparado o
impreparado, justo o pecador, tarde o temprano tiene que ganar, como ganaron
tus apóstoles, y como estamos ganando los cristeros; Tu palabra es segura, no
puede fallar: “Las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”.
En este día glorioso
en el que la mayoría de las Naciones, con inmenso jubilo te aclaman como su
Señor y Rey, te pido nos concedas la unificación de todas las agrupaciones católicas
de México, para que así, más fácilmente y más presto, reines con plenitud en
nuestra Patria.
VIVA CRISTO REY
México de CRISTO REY Y
SANTA MARIA DE GUADALUPE, octubre de 1952
Jesús Degollado Guízar
Soldado de Cristo Rey