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lunes, 23 de julio de 2018

TESTIMONIOS DEL PADRE MALACHI MARTIN SOBRE LA APOSTASÍA


NdB: Importantísimo testimonio del padre Malachi Martin, que explica el circulo vicioso de pérdida de Gracia que esta llevando a la humanidad a la apostasía.

“Dios retirará la gracia” 

El Padre Malachi me dijo que la apostasía en la Iglesia era el fondo o contexto del Tercer Secreto. Pero también dijo que este castigo espiritual era parte del castigo que Dios infligiría si los pedidos de Nuestra Señora no fuesen obedecidos. En esta conexión, dijo varias veces una cosa bastante perturbadora: “Dios retirará la Gracia”. Esto parece ser una cosa para Dios muy dura, como si estuviese a sabotear Su propia Voluntad de “que todos los hombres se salven y vengan al conocimiento de la verdad”. Pero debería antes considerarse como un círculo vicioso. Cuando el Santo Padre se negó a revelar el Secreto y se negó a consagrar a Rusia, perdió el derecho a las gracias que habrían ganado para él mismo y para la Iglesia por su obediencia, y, aparentemente, también fue castigado por su desobediencia y concedido menos gracia que anteriormente estaba recibiendo.

El déficit de gracia continúa a aumentar 

Cada vez que un sacerdote, un Obispo o un Cardenal traiciona a Cristo, subvierte la Fe, invalida una Misa o un Sacramento, abandona su hermosa vocación o la sucia por malas acciones u omisiones culpables, hay en correspondencia mucho menos gracia en la tesorería de la Iglesia, y si multiplicamos cada ofensa por todos los miles que han hecho tales cosas en los años posteriores a 1960, todo esto se aumenta a un déficit enorme de gracia que debería estar presente. Es una espiral descendente. El déficit sigue aumentando. Cada vez más se hace más difícil hacer el bien y evitar el mal. El Padre Martin comparó el flujo de gracia a la electricidad que fluye a través de una ciudad. Cuando hay un apagón, todo se detiene. De la misma manera, después de la gran desobediencia de 1960, la Iglesia fue vaciada de su poder. Conventos cerraron, sacerdotes abandonaron sus puestos, la asistencia a la Misa cayó a plomo, todas las medidas de la vida católica declinaron precipitadamente. Esta espiral descendente sólo terminará cuando el Santo Padre consagre a Rusia, pero con el agotamiento continuado del reservorio de la gracia, cada vez más se hace más difícil para él hacerlo. Cuando pregunté por primera vez al Padre Malachi por qué el Papa Juan Pablo II, con toda su devoción a Nuestra Señora, no había consagrado a Rusia, él dijo: “No consiguió la gracia”.