Petición: Desprecio de lo terreno.
Punto 1.- ¿QUÉ DICE LA ESCRITURA SOBRE LOS ENGAÑOS DE LA VIDA?
Punto 1.- ¿QUÉ DICE LA ESCRITURA SOBRE LOS ENGAÑOS DE LA VIDA?
La vida engaña porque parece una cosa y es otra; parece larga y es breve; parece alegre y es triste; parece dulce y es amarga; parece estable y es tornadiza; parece hermosa y es fea.
El libro de la Sabiduría dice del justo: “Fue arrebatado para que… las apariencias engañosas del mundo no sedujeran su alma”.
De manera que el mundo no es sino apariencia engañosa que seduce. Y seduce de tal manera, que Dios arrebata la vida en la juventud a muchos predestinados, para que los engaños del mundo no los pierdan.
No padece esos engaños el niño infante; pero los tiene el joven a quien engañan sus ojos y su corazón, su falta de experiencia, sus falsas amistades y la fuerza de la pasión.
El joven lo cree todo verdadero y es mentira. Cree que va a ser feliz y se engaña, que va a vivir mucho y se engaña, que va a ser estimado, respetado, querido, y se engaña. La vida es un continuo desengaño, porque es un engaño continuado.
¿Ha de hacerse por eso misántropo? No; pero ha de tomar la vida como la ha hecho el pecado.
Ha de tener un concepto cristiano de ella, que es estado de prueba, valle de lágrimas, lugar de destierro, casa de tentación, camino y no ciudad permanente, mar agitado y no puerto.
No ha de suspirar por la muerte; pero tampoco amar demasiadamente la vida.
Ha de vivir con ideales, aun humanos; pero no ha de vivir de ilusiones.
Ha de tener los ojos puestos en Cristo, nuestro modelo, para aprender de Él a tener el corazón despegado de lo terreno, aunque tengamos el deber de procurarlo.
Ha de persuadirse que se tiene que hacer violencia continua para ser un buen cristiano, no dejándose seducir por la apariencia engañosa de las cosas de este mundo, que tienen un atractivo fortísimo y peligrosísimo.
Y a de pedir a Dios que si esas apariencias le han de seducir, le arrebate la vida antes de que le pierdan.
Punto 2.- ¿QUÉ DICE LA RAZÓN SOBRE LOS ENGAÑOS DE LA VIDA?
Que el mundo ha de ejercer sobre nosotros una fascinación casi irresistible, porque se conjuran para engañar las propias pasiones y los enemigos externos.
Nos engaña el entendimiento, obscurecido con errores y mentiras.
Nos engaña la voluntad mal inclinada por la concupiscencia.
Nos engaña la imaginación, desbordada y nutrida con especies peligrosas.
Nos engaña el corazón, sediento de cariños, que pone en quien no los merece.
Nos engaña casi todo lo que se ve, que rara vez es bueno e incitante al bien.
Vivimos completamente engañados y completamente gozosos, que es una miseria mayor.
Y así el que vive rico vive contento, aunque sus riquezas le engañen y pierdan.
Y el que vive divertido vive alegre, aunque le engañen sus pasatiempos y pecados.
Y el que vive enfermo vive triste, aunque su enfermedad le dé a conocer lo que es la vida.
Gran miseria vivir engañados y mayor aún querer vivir engañados y contentos con nuestro engaño.
Punto 3.- ¿QUÉ DICE LA EXPERIENCIA SOBRE LOS ENGAÑOS DEL MUNDO?
1.- Que nadie hay en el mundo que no sufra muchos desengaños: ni los reyes, ni los ricos, ni los santos, ni los pecadores. Cuanta más vida, más desengaños.
2.- Que el gran número de suicidas divorciados y amargados que hay en el mundo prueba lo falaz que es la vida. Ya hay niños que a los catorce o quince años se quitan la vida hartos de desengaños.
3.- Que es sabiduría divina, conociendo los engaños de la vida, despreciar los bienes terrenos y buscar los eternos.
4.- Que es un don de Dios sentir hastío de los bienes caducos de esta vida, porque ese hastío enseña a usar de ellos debidamente.
5.- Que es una gracia de Dios estimabilísima sentirse inclinado a meditar frecuentemente sobre los engaños, miserias y vanidad de la vida, para que la malicia no altere nuestro modo de pensar, por lo cual muchas veces Dios se lleva al cielo a los niños y a los jóvenes.
6.- Que es una responsabilidad muy grande delante de Dios la de ciertos padres, que cuando a sus hijos hastían las cosas del mundo, se molestan y los molestan. No parece sino que solo están contentos cuando el mundo los alucina.
7.- Que todos nos vamos acercando a la muerte con una venda en los ojos, para no ver unos los pecados graves y otros las tibiezas y falta de virtudes.
Ignacianas