Queridos hijos:
La semana pasada comenzamos nuestra prédica sobre el último Sínodo de la Familia realizado por Francisco en Roma.
No queremos hacer prédicas tan largas, pero a veces es imposible. Aun así, para que esto no se extienda todavía más, haremos esta vez simplemente una breve reseña del texto de la “Relación Final”, y nos centraremos en desarrollar más un solo apartado, el nº 63.
Además, como se habla del probable documento que hará Francisco sobre la familia, más bien esperemos a que lo publique y estudiemos “las meras palabras de Francisco de Buenos Aires”.
La reseña que decíamos, sobre la “Relación Final” del Sínodo:
(1) Se habla de “la escucha” de la familia (es el título de la 1ª Parte) en esa línea de la herejía del Modernismo, según las tesis de que el “magisterio” tiene como función plasmar en fórmulas lo que está, vive y dice el pueblo de Dios (“escucharlo”), y no imponer la Verdad “desde arriba”.
(2) Se expresa contra la ideología de género: lo cual está bien; pero no se habla claramente de su malicia, el pecado: lo cual está mal (nº 8).
(3) Principios del Ecumenismo, “todo bien y sin ningún problema”, se encuentran en los números 23 y 25.
(4) La indisolubilidad del Matrimonio está bastante mal planteada en cuanto a su fundamento (nº 48).
(5) Una insistencia en remarcar la posibilidad de recurrir a los procesos de nulidad matrimonial se encuentra en dos apartados, el nº 53 y el nº 82: “para tantos fieles que han vivido una experiencia matrimonial infeliz, la verificación de la invalidez del matrimonio representa un camino a recorrer”, frase por demás insinuante e insidiosa: Porque no se trata aquí de “una experiencia matrimonial infeliz” sino del hecho objetivo de si existió o no algo que haya hecho inválido dicho matrimonio desde el principio (salvado el tema de la anulación por falta de consumación).
(6) Debe haber presencia femenina en la formación sacerdotal ( ! ? ) y se habla de “diversas vocaciones” dentro de la Iglesia (nº 61).
(7) “Anotan los elementos positivos” en las personas que viven sin estar casadas y “todas estas situaciones han de ser afrontadas de manera constructiva” (nº 70 y 71).
(8) Sobre los homosexuales se “reafirma que toda persona, independientemente de su tendencia sexual, ha de ser respetada en su dignidad y acogida con respeto, procurando evitar todo signo de discriminación injusta” (nº 76). Para tener “una de cal y otra de arena”, también dicen que no se pueden equiparar las uniones de los homosexuales al Matrimonio (ídem nº 76).
(9) Sobre el tema de los divorciados; se insiste mucho en el discernimiento (hay que ver cada caso), el cual en la práctica queda librado a cada diócesis y hasta a cada sacerdote (imaginen en el caos actual lo que, con la excusa de “este discernimiento”, se puede llegar a hacer); leemos unos extractos: “Los bautizados que están divorciados y vueltos a casar civilmente deben ser mejor integrados en la comunidad cristiana en las diversas formas posibles, evitando ocasión de escándalo. La lógica de la integración es la clave de su acompañamiento pastoral… Son bautizados, son hermanos y hermanas... es necesario discernir cuál de las diversas FORMAS DE EXCLUSIÓN actualmente practicadas en la liturgia, en el marco pastoral, educativo e institucional PUEDEN SER SUPERADAS… No sólo no tienen que sentirse excomulgados, sino que pueden vivir y madurar como miembros VIVOS de la Iglesia, sintiéndola como una madre que les acoge siempre” (nº 84). “Los pastores deben saber que, en aras de la verdad, están obligados a discernir situaciones… Corresponde a los presbíteros acompañar a las personas interesadas en la vía del discernimiento… Por otra parte, no se puede negar que en algunas circunstancias la imputabilidad y la responsabilidad de una acción pueden quedar disminuidas o incluso anuladas… Bajo ciertas circunstancias, a las personas les resulta muy difícil actuar de manera diferente. Sosteniendo una norma general, es necesario reconocer que la responsabilidad *…+ no es la misma en todos los casos. El discernimiento pastoral, teniendo en cuenta la conciencia rectamente formada de la persona, debe hacerse cargo de estas situaciones. Las consecuencias de los actos no son necesariamente los mismos en todos los casos” (nº 85).1
(10) Y, como ya dijimos, en la conclusión se pide a Francisco que él mismo haga un documento sobre la Familia (nº 94); ¡Dios nos libre y guarde!
El fin primario y principal del Matrimonio: la procreación vs. Planificación y Paternidad Responsable
Les decíamos que íbamos a desarrollar más profundamente un tema: El fin del Matrimonio, la procreación versus: La Planificación.
Todos sabemos (o ya deberíamos saber) que el fin más importante del Matrimonio es la procreación, i.e. tener niños (o intentar tenerlos). Éste es el fin primario y principal. Dicho fin es tan esencial que si dos jóvenes “se casan” con la intención de no tener niños, su “matrimonio” es inválido.
Respecto al fin del Matrimonio, podemos decir que: Dios, antes que nada, hizo el Matrimonio por ese motivo, para los niños, para tener niños. De allí que uno de los emblemas del Catolicismo siempre fue y es la Familia Numerosa (y hoy más que nunca es un emblema, porque “nadie tiene niños”). A ella, a la Familia Numerosa, debemos volver, ¡como era antes y como debe volver a ser ahora!
Fiel a los estilos del infame Diablo, Francisco y los documentos de “su Iglesia Conciliar” ponen alguna frase verdadera-buena, y luego (al medio, o antes, o después) afirman algo falso-malo o por lo menos “ambiguo” (que es peor). “Verdad más error o ambigüedad”, “bueno sumado a malo”, no da como resultado “verdadero y bueno”, sino “dos veces falso y dos veces malo”, o “doble malo y doble falso”, pues engaña más.
En la Relación Final hay una frase de elogio a las familias numerosas en el nº 62, pero, a renglón seguido, en el número 63, el texto de la Relación Final tiene veneno y trampas por todos lados. Qué cansado a veces está uno de lidiar con toda esta falsa iglesia, pero “se debe hacer”. Vamos al texto:
EL APARTADO Nº 63 tiene el título de “La Responsabilidad Generativa” (que ya es un título sugestivo); veamos: “La responsabilidad generativa. 63. (…) De acuerdo con el carácter personal y humanamente completo del amor conyugal, el justo camino para LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR es aquél de un diálogo consensuado entre los esposos…”. Por empezar usan la expresión “planificación familiar”, expresión que el 99 % de la gente entiende como “hacer anticoncepción, evitar los niños”, lo cual ya es contra el fin principal del Matrimonio y nunca puede estar en la intención de los esposos (sería pecado tener una intención así). Además, dicha expresión está introducida por otra que dice “el justo camino” (la giusta strada), “el justo camino para la planificación familiar es…”. ¿Qué diría un católico que conoce su Fe? El justo camino, en esto, es tener en claro que el Matrimonio es para tener niños; el justo camino es querer tener niños; el justo camino es aspirar a tener una Familia Numerosa porque es algo hermoso; el justo camino es saber que la planificación no se debe hacer; el justo camino es saber que la planificación es un pecado mortal y manda al Infierno; pero no:
En el Sínodo se nos dice que “el justo camino para la planificación familiar es… un diálogo consensuado entre los esposos”, ¡un diálogo consensuado! Es decir que mientras los esposos se “pongan de acuerdo” y “mutuamente”, “consensuadamente”, decidan hacer planificación, anticoncepción, “todo está todo bien”. Y por supuesto que el texto en ningún lugar dirá que es pecado mortal usar preservativos, píldoras o pastas anticonceptivas, inyecciones para no tener hijos, injertos anticonceptivos en el brazo, La T (o el dispositivo, o el DIU), el onanismo, la píldora o pasta del día después, etc, etc. Por supuesto que Francisco jamás hablará claramente y con la Verdad en estas cosas; debe ser que los católicos andamos tan bien en estos temas que no es necesario hacerlo. Y a renglón seguido de lo anterior, dirán de “despertar el deseo de procrear”, pero ocurre como venimos explicando: La mezcla de verdad y falsedad, la mezcla de bueno y malo, no da como resultado “bueno”, sino “doblemente malo”, porque es más engañoso, y la ambigüedad es la obra maestra del Diablo (como lo es de Francisco, y me recuerda –lamentablemente- a Mons. Fellay).
Pero sigamos escuchando este apartado: “La responsabilidad generativa. 63 (continuación) La elección responsable de la paternidad presupone la formación de la conciencia, que es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre…”. Comienza hablando de “la elección responsable de la paternidad” (“la scelta responsabile della genitorialità”): De manera similar a lo que decíamos recién sobre la expresión “planificación”, esta otra expresión, que es equivalente a “paternidad responsable” (y así la traducen al español las versiones que hemos visto), en el 99 % de los seres humanos significa hacer anticoncepción, tener pocos hijos, planear “cuántos vamos a tener”, tener dos hijos, tener sólo “la parejita”, “para tenerlos bien”, “para tenerlos bien económicamente”, “porque tenemos que ser responsables: paternidad responsable”.
Ellos juegan con estas expresiones, y probablemente lo hacen con plena conciencia. Porque ellos saben que los espíritus, la mente de la gente, al usar frases o palabras acuñadas, “ideas fuerza”, automáticamente se va para lo que todo el mundo entiende por esas expresiones, automáticamente se va hacia lo común que se entiende por dichas frases, y que en este caso es algo malo: Paternidad responsable = anticoncepción. Y dentro de un lenguaje ambiguo, por más de que se usen también algunas frasecitas “buenas”, lo que prevalece en la mente de las personas es el sentido habitual o generalizado de esas “ideas fuerza”, lo malo en este caso, y allí queda entonces ese mal y esa mala enseñanza y ese pecado. En los manejos de masas, esto se sabe y se usa muchísimo; y así hace Francisco de Buenos Aires y su religión. Sobre esta expresión acuñada, “paternidad responsable”, siempre recuerdo (“palabras más, palabras menos”) lo que irónicamente me dijo en Argentina un hombre, padre de Familia Numerosa, padre de nueve hijos: “Frente a todo este cuento de la paternidad responsable, mi único deseo es seguir siendo un… irresponsable; Dios me ayude a ello”.
Dignidad y libertad de acción y de conciencia
Escuchemos un poco más: “La responsabilidad generativa. 63 (continuación) Por amor a esta dignidad de la conciencia, la Iglesia rechaza con todas sus fuerzas las intervenciones COERCITIVAS del Estado en favor de la anticoncepción, de la esterilización e incluso del aborto”. Dice el texto: “por amor a esta dignidad de la conciencia”. Tonto de mí: Pensé que diría “por amor a Dios Nuestro Señor Jesucristo, por amor a la Verdad, por amor al Bien, por amor a su Santa Religión Católica”, pero no; “por amor de la dignidad de la conciencia” del hombre. Está todo centrado en el hombre y para el hombre: Humanismo, Naturalismo, Misterio Pascual.
Dicen también de “la dignidad de la conciencia”: Amén de insinuar allí subjetivismo, debemos decir que no hay una dignidad absoluta de la conciencia. La conciencia solamente es “digna” cuando es conforme con la Verdad y con el Bien, cuando se conforma con lo que Dios nos enseña y espera de nosotros. De lo contrario, la conciencia es “indigna”, porque es una conciencia: Asentada en el error, contra la Verdad; o asentada en el mal, contra el Bien; o asentada en el pecado, contra los actos buenos; o asentada en el vicio, contra la virtud; o en su voluntad propia y personal, y en su capricho, contra lo que nos enseña y nos pide Dios; o asentada en su autonomía, “la autonomía de la conciencia”, contra el sometimiento que debemos tener hacia Dios, la Santísima Trinidad, su Ley, su Catolicismo.
Y qué es lo que la Religión de Francisco de Buenos Aires pedirá por amor de la conciencia, ¡o del hombre! (porque es lo mismo): El rechazo de “la intervenciones COERCITIVAS del Estado en favor de la anticoncepción, de la esterilización e incluso del aborto”.
¡Qué curioso que hayan puesto allí la palabra “COERCITIVA”! Es decir que el o los problemas aquí solamente son: Primero, que eso, la coacción del Estado, sus acciones coercitivas, van contra la conciencia del hombre y su dignidad: Tontos de nosotros, pues pensábamos que, como todo pecado y como toda acción mala, ello iba antes que nada contra Dios, y sólo en segundo lugar contra el hombre (y no contra su “conciencia”, sino contra el bien “objetivo” del hombre); pero no: En la Religión de Francisco ni se nombra esto.
Segundo, dentro de los esquemas de la herejía de ellos, “el Modernismo”, en perfecta lógica, ellos han dicho que “la Religión de Francisco o Religión del Concilio Vaticano II” (porque eso, como hemos dicho, ya no es el Catolicismo) “rechaza con todas sus fuerzas las intervenciones COERCITIVAS del Estado en favor de la anticoncepción, de la esterilización e incluso del aborto”: O sea que “el problema” se da sólo cuando esas intervenciones son “COERCITIVAS”, es decir, “cuando el Estado te quiere obligar a hacer anticoncepción, cuando el Estado te quiere obligar a esterilizarte, cuando te quiere obligar a abortar”.
¿Y si estas cosas NO SON COERCITIVAS?, cuando no te obligan, sino que “por amor a la dignidad de tu conciencia” te dejan en libertad para que tú decidas si haces anticoncepción (o planificación a través de “un diálogo consensuado con tu esposo”); cuando “por amor a la dignidad de tu conciencia” te dejan en libertad para que tú decidas si haces esterilización, cortarse las trompas (Pomeroy), ligadura de trompas, vasectomía (también con “un diálogo consensuado con tu esposo”, o esposa):
Si es así, “¡está todo bien!”. Y si no te obligan al aborto, sino que “por amor a la dignidad de tu conciencia” te dejan en libertad para que tú decidas si matas a un niño o no, si matas a tu propio hijo, y siempre que -si estás casada- decidas abortar con “un diálogo consensuado con tu esposo”: Si es de esa manera, “¡está todo bien!”.
El tema aquí es que el Estado no te obligue, que el Estado no actúe con medidas COERCITIVAS, sino que te dé libertad y que te facilite, si tú lo decides, todos los medios para hacer estas cosas: Anticoncepción, universal y gratuita. Esterilización, a través del POS y de la EPS, universal y gratuita. Aborto, universal y gratuito. Fíjense como estas palabras insidiosas y ambiguas se prestan para todas estas cosas.
Los métodos del ritmo
El último extracto que quería remarcarles: “La responsabilidad generativa. 63 (continuación) El recurso a los métodos basados sobre los ritmos naturales de la fertilidad (HV, 11) SERÁ FOMENTADO...”.
El católico moderno hace sin problema anticoncepción o planificación (y a veces cosas peores) destruyendo el fin y la santidad del Matrimonio.
Pero hay otro número de católicos que tal vez jamás harían lo que comúnmente se entiende por estas cosas, y de buena fe cree que el famoso “método del ritmo” (o “de los días”, o “de la infertilidad natural de la mujer”) se puede usar con total libertad y que jamás es pecado. Pues esto no es así, esto es falso, y es deber de nosotros los sacerdotes ilustrar.
Hay que destruir y desterrar de nuestras “cabezas” la mentalidad anticonceptiva, la mentalidad de no tener niños, y entender de una vez por todas que el Matrimonio es “para eso”: ¡para tener niños!
Tener muchos niños, una familia numerosa, no es una maldición, no es un cáncer, es algo hermosísimo, ¡y es una bendición! Este tema del ritmo no puede convertirse en EL ANTICONCEPTIVO “CATÓLICO” (falsamente católico, por supuesto).
En este tema se da lo que en TEOLOGÍA MORAL se llama un acto de doble efecto, o más comúnmente “voluntario indirecto”. Nunca puede haber una intención contraria a los niños, contraria a la procreación, al fin del Matrimonio: Una intención así sería siempre un pecado.
Con el tema de los ritmos naturales de la fertilidad se han de buscar los fines secundarios del Matrimonio (la mutua ayuda y el remedio de la concupiscencia), sin ir o tener una intención contra el fin primario (que es la procreación). En esto, SE TOLERA que no se dé el fin primario (por ser días infértiles) por una causa grave proporcionada que lo justifique. Pero nunca puede haber una intención contra el fin primario del Matrimonio, una intención contra la procreación, sino una simple tolerancia de que ello ocurra, y con causa justa.
Además, el Papa Pío XII, e incluso Paulo VI, aclararon que si no hay causa grave proporcionada, que justifique ese “tolerar” que no se dé el fin primario (la procreación), a través del recurso a los días de infertilidad, es pecado utilizar esto. Y los ejemplos del Papa Pío XII sobre causa grave justificada son las cuatro “indicaciones” que él llamaba, y que podemos resumir en dos: Causa grave de salud (grave riesgo para la mamá o para el niño –v.gr. mal formaciones-), y causa grave económica (una situación económica muy precaria, no tener trabajo, no tener para comer, etc).
Sobre esto último, supongamos que una persona es pobre, pero a pesar de ser pobre tiene trabajo, tiene una casita, cubre humildemente las necesidades básicas de su hogar; en ese caso, pues, “a tener niños se ha dicho”, una hermosa familia numerosa, por más de que esa persona esté un poco pobre. Si vamos al caso, es el mundo del revés, porque en general la gente más rica, es la que menos hijos tiene: Muchas veces, sólo tienen “la parejita”.
Simplemente concluyo diciendo que en esta crisis que padecemos los sacerdotes de la Fraternidad San Pío X, los hijos de Mons. Lefebvre, en esta crisis que decíamos, Mons. Fellay (el superior actual) “sigue sin dar la talla”, y sigue sin censurar ni criticar fuertemente y públicamente a Francisco, que es el principal responsable de lo que está pasando:
El comunicado que sacó Mons. Fellay sobre el Sínodo y Francisco es muy blando, y es realmente vergonzoso, indigno –en estas circunstancias- de un hijo de Mons. Lefebvre y de un verdadero obispo católico.
Esta actitud de Mons. Fellay ha sido, con razón, criticada en varios medios. Me limito a leer un resumen de una noticia publicada en Francia, y otra publicada en Argentina.
La noticia de Francia dice lo siguiente: “El lenguaje de Menzingen denota un increíble deslizamiento moral e intelectual. La FSSPX jamás hubiera sostenido declaraciones tan insubstanciales hace 25 años. Releamos y escuchemos a Mons. Lefebvre para convencernos del abismo espiritual que existe entre el fundador de la FSSPX y el actual superior de la neo-FSSPX. (…) estando la FSSPX en la fase final de la integración total [dentro de la Nueva Iglesia, dentro de la Iglesia Conciliar], las palabras deben ser pesadas milimétricamente para evitar escandalizar a sus propias tropas con un discurso demasiado complaciente hacia el Vaticano y también para evitar indisponer a Francisco.
Mons. Fellay escribe… “rezamos por el Papa: oremus pro pontifice nostro Francisco… para que Dios no lo entregue en manos de sus enemigos…”. ¡Que Dios no lo entregue en manos de sus enemigos! ¡Increíble! ¡Mientras que es de notoriedad pública que Francisco quiere que los divorciados vueltos a casar puedan comulgar, que [Francisco] quiere que los homosexuales notorios sean acogidos y tengan responsabilidad en el seno de la Institución Conciliar que él preside! ¡Todos saben que ésa es la voluntad de Francisco, el cual ya no la esconde de ninguna manera, y el cual se toma la molestia de unir el gesto con la palabra al hacerse fotografiar alegremente con los sodomitas y transexuales declarados, reivindicados, y orgullosos de serlo! Si la gente hubiera conservado un mínimum de principios, de sentido moral y de honestidad intelectual, ellos vomitarían este discurso fellecista [de Mons. Fellay] mentiroso, hipócrita, falso, engañoso, y también relativista y ambiguo, y del cual el diablo es el padre”.
Y ahora leemos la noticia de Argentina, y terminamos con esto:
“Tras la anterior súplica con rosas, Mons. Fellay acaba de emitir esta vez una declaración sin rosas pero también sin espinas sobre la Relación Final del Sínodo de la familia… en su blandura deja inmune de toda crítica al responsable número uno de la actual destrucción de la Religión Católica, que es Francisco… *no reconoce+ públicamente que el anticristo Francisco es el gran enemigo de la Iglesia, y el que hace mejor que nadie la obra del diablo… Está claro que Mons. Fellay mide cada palabra suya, no vaya a ser cosa que peligre la deseada estampilla…
Con esta declaración [de Mons. Fellay] todos quedarán contentos y felices. Francisco porque esto no le hace ni cosquillas. Los neo-fraternitarios desatentos porque creen que su líder no claudica en absoluto… Y si como vemos que hasta tradi-conservadores admiten que estamos en guerra, ¿a qué continuar con ese lenguaje timorato y medroso, en vez de adoptar un lenguaje belicoso y viril?
Decía Monseñor Ezequiel Moreno y Díaz, aquel gran campeón del antiliberalismo: "Es un error, y error funesto a la Iglesia y a las almas, transigir con los enemigos de Jesucristo y andar blandos y complacientes con ellos. (...) ¿Qué bienes se han conseguido con las blanduras y coqueteos con los enemigos de Jesucristo?... No se consigue otra cosa con esa conducta que afianzar el poder de los malos".
Francisco es un anticristo, y hay que decirlo. Y debemos ver si él no es el famoso Falso Profeta de las profecías de la Sagrada Escritura.
AVE MARÍA PURÍSIMA.