Traducir

viernes, 13 de febrero de 2015

Breve entrevista al R. P. Hewko (8/01/15): Por qué no ir a las misas de San Pedro





Breve entrevista al R. P.  Hewko el 8 de enero de 2015 en Singapur.

 El principio que dio Monseñor Lefebvre aplica hoy en día, él dijo, en los años 1989 o 1990, años en que la Fraternidad de San Pedro se estaba esparciendo, varias personas le preguntaron a Monseñor Lefebvre si podían ir a la Misa en latín de San Pedro. Tienen la misa, es válida ¿podemos ir? le decían. Y muchas veces, de manera pública, dijo NO. La razón es que ellos aceptan el Concilio Vaticano II, aceptan la Nueva Misa, aceptan el Nuevo Código, y debido a estos compromisos en doctrina,  va a afectar a todos aquellos que vayan a la Misa. El sacerdote comprometido, toda la parroquia comprometida, y eso será un gran peligro para la Fe. Y que a partir de ahí va a envenenar a las almas que vayan  a esa misa, incluso aunque sea una misa válida.

Por ejemplo, en una de las parroquias de la Fraternidad San Pedro, en Scranton, le dijeron al sacerdote que no predicara contra la nueva misa, que no tuviera libros en la librería que condenaran  la misa nueva, que no tuvieran libros de Monseñor Lefebvre, no decir nada si llegan mujeres que no tengan velos, o usen pantalones. Es ese plantío amarillo de perder la fe; estamos en la misma situación ahora, aplicable a la Nueva Fraternidad San Pío X. El hecho es que, oficialmente, Monseñor Fellay no ha hablado diciendo una mera opinión privada; habló en nombre de toda la Fraternidad San Pío X con la Declaración Doctrinal. Acepta que la nueva misa es legítima, nunca podemos hacer eso.  Acepta el nuevo código de Derecho Canónico, acepta lo que está formulado por herejías; él acepta, en nombre de la Fraternidad, el Concilio Vaticano II, acepta la libertad religiosa, y todo esto es traicionar a Cristo Rey y la fe, aunque sea con el menor compromiso.

Así que esa es la posición de la FSSPX. Desearía que no fuera así. No podemos cambiarlo. Monseñor Fellay no lo ha rechazado. Nos puso a todos nosotros en una posición de luz roja. No podemos seguir con lo que es peligroso para la fe. Aunque sea una misa válida, Monseñor Lefebvre  decía que al final  envenenaría. Esos son los principios puestos por Monseñor Lefebvre y son, pues, los principios de la fe Católica. Dios castigó severamente a los israelitas cuando empezaron a hacer compromisos con la verdadera religión. Y los castigó severamente.


 San Juan, el apóstol de la caridad, es quien dice: a los herejes que niegan la fe, ni los saludes. ¡Dijo San Juan! Y si ahora los líderes de la Fraternidad están comprometiendo la Fe,  debemos pasar sobre este problema, debemos hablar con los sacerdotes, llegar a ellos para actuar, para oponerse, para ser sacerdotes; para predicar contra toda esta traición a Cristo Rey, la conclusión es que tenemos que mantener la Fe. Si vemos la historia, tenemos que en la Revolución Francesa, también en México, durante las persecuciones; también en Ucrania, durante el Cisma de Occidente; la gente no iba a las misas válidas cuando sabían que el sacerdote había hecho compromisos.  Una vez que sabes que el sacerdote ha hecho compromisos, se participa en ese compromiso por participar en esa adoración pública que es la misa; es un acto público. Así que con la asistencia pública a la misa de un sacerdote que públicamente ha comprometido su posición sobre la Fe, ustedes estarán participando, por este acto, en esta traición.  Lo mismo en Hungría, en las conferencias de la Paz, Monseñor Lefebvre mencionó varias veces a aquellos que decidieron no condenar el comunismo, los católicos se rehusaron a ir a sus misas. Y era válida, era la misa antigua en latín. Y lo mismo con los modernistas (condenados por San Pío X) años atrás, todos ellos decían la Misa Tridentina, todos usaban sotana, pero los católicos ya no volvieron a ir a sus misas, por la posición doctrinal. Así que si vamos a través de los principios doctrinales, y a través de los principios establecidos por las Escrituras, por la Tradición, por el Arzobispo Lefebvre y el sentido común, y nuestro catecismo, la conclusión es que,  dependiendo de lo que las personas sepan, pero hablando objetivamente,  ahora es muy peligroso para la Fe participar en esas misas, es triste, es el caso y desearía que fuera diferente, pero esto es lo que es.