diciéndoos:
Sangre de Jesús, ¡Ayúdame!
En todas mis dudas, perplejidades y tentaciones, Sangre de Jesús, ¡Ayúdame!
En las horas de soledad, cansancio y pruebas,
Sangre de Jesús, ¡Ayúdame!
En el fracaso de mis planes y deseos; en las decepciones, problemas y dolores,
Sangre de Jesús, ¡Ayúdame!
Cuando mi corazón esté abatido por el fracaso, al no ver algo bueno venido de mis
esfuerzos,
Sangre de Jesús, ¡Ayúdame!
Cuando otros me fallen, y sólo Vuestra gracia pueda asistirme,
Sangre de Jesús, ¡Ayúdame!
Cuando me arroje a Vuestro tierno amor como mi Padre y Salvador,
Sangre de Jesús, ¡Ayúdame!
Cuando me sienta impaciente, y mi cruz me moleste,
Sangre de Jesús, ¡Ayúdame!
Cuando esté enfermo y mi cabeza y manos no puedan trabajar y esté solo,
Sangre de Jesús, ¡Ayúdame!
Siempre, siempre a pesar de mi debilidad, caídas y defectos de cualquier tipo,
Sangre de Jesús, ¡Ayúdame y nunca me abandones!