UN HUMILDE MONJE, SAN SOFRONIO (560-638)
SURGE COMO CAUDILLO DE LA ORTODOXIA.
Estimado lector antes de leer el presente artículo
debe tener en cuenta que en el hay dos tipos de letra; la negrita que es
propiamente la del presente artículo y la escrita en bastardilla que son
comentarios de quien esto escribe sobre la crisis actual dentro y fuera de la
Fraternidad como de la Iglesia modernista y apóstata. El sitio no es
responsable de todo cuanto aquí se escribe en todo caso dirigir sus comentarios
a: Arturo Vargas Meza Pbro.
En el fragor de esta
batalla desigual, librada por un pequeño número de sacerdotes y monjes de
oriente, considerados como locos y perturbadores (hoy en día
también se nos llama locos, enfermos, necios y cuanto se les viene en mente a
las autoridades de la neo- fraternidad, como que la historia se repite y hay
quien se ha atrevido a decir que, quienes se confiesen o comulguen con los que,
a pesar de nuestra indignidad, tratamos de defender la fe y la doctrina de
Nuestro amado Salvado, incurren en pecado mortal. ¿No fue esta la conducta del
Vaticano II respecto a los miembros de la Fraternidad en tiempos de Monseñor
Marcel Lefebvre? ) que defendían la
verdad contra una jerarquía eclesiástica claudicante. Es en este momento cuando
San Sofronio, nacido en Damasco, salió en defensa de la ortodoxia, así lo hizo
hasta su muerte, este santo monje como sus compañeros en este valerosa defensa
de los derechos de Dios, carecía de jerarquía eclesiástica. San Sofronio
animado por el celo de la obediencia intento, con humildad propia de estos
monjes, convencer a la jerarquía de sus desviaciones heréticas, con este fin
acudió al hereje Patriarca de Alejandría, ante el cual cayó de rodillas, para
pedirle llorando que no fuera a leer desde el pulpito de la Catedral, el Edicto
que renovaba la HEREJIA DE APOLINAR; pero el Patriarca en nada cedió a las
súplicas de este gran santo y, además, lo censuró, lo llamo REBELDE y lo
amenazó con excomulgarlo si continuaba oponiéndose a la tesis de conciliación
cuyo fin era: “LA NECESARIA UNIDAD DE LA
IGLESIA”. (Consejos, exhortaciones,
cartas y otras tantas cosas no bastaron
para quienes buscan la unidad con la roma herética para hacerlos entender que
lo deseado por ellos es contrario a la fe y doctrina de Nuestro Señor
Jesucristo sino mas bien con una saña inaudita, haciendo mal uso de autoridad
han lanzado a diestra y siniestra admoniciones y expulsiones para todos
aquellos sacerdotes que quieren ser fieles a su fundador y, sobre todo, a
nuestro divino Maestro y a llegado a tal grado su osadía que han privado de su
libertad a algunos sacerdotes e incluso prohibiéndoles el ejerció sacerdotal
por excelencia como es el celebrar el Santo Sacrificio de la Misa.)
Muy duro fue para San
Sofronio el conflicto interno que se generó en su alma a consecuencia de esta
“excomunión” (como de hecho esa misma prueba sufrimos
quienes nos vimos constreñidos a abandonar la Congregación no tanto por la
excomunión sino por la persecución que contra nosotros se realizó desde las altas esferas de esta Congregación
por medio de la difamación y satanización de nuestras personas.) Por una parte el deber de obediencia a su
superior jerárquico en la Iglesia y por otra la de ser fiel a Cristo
defendiendo su verdadera doctrina, incluso en contra de la traición a esta
santa doctrina por parte de su superior.
Sin embargo San Sofronio no
vaciló, y poseído de esa energía y de esa santa rebeldía contra la HEREJIA y a
sus partidarios conociendo que era Cristo Nuestro señor quien infundía en su
alma este celo por la verdad. Reconfortado por ello siguió predicando con gran
ardor, propio de los santos, la existencia de dos voluntades en Jesucristo, la
Divina y la Humana. Luego dedicó sus fuerzas a dar una batalla decisiva contra
los obispos herejes e hizo un penoso viaje a la capital del imperio, para
entrevistarse con el poderoso Patriarca Sergio de Constantinopla que, como antes
se aclaró, era en esos tiempos el
Jerarca de Mayor autoridad en la Santa Iglesia después del Papa. (Es la lucha que Monseñor Lefebvre
también realizó durante los últimos años de su vida con el resultado que ya
conocemos, pero tranquilo con su conciencia y en paz con Dios por el buen
combate de la fe. El decía: “Yo no quiero escuchar de Nuestro Señor en el día
de mi juicio “TU HAS CONTRIBUIDO A LA
DESTRUCCION DE MI IGLESIA” Palabras que él repetía con frecuencia y de eso
soy testigo.)
SÍNODOS Y ASAMBLEAS DE
OBISPOS, USADOS PARA PROPAGAR LAS HEREJIAS
San Sofronio obtuvo una
entrevista con el Patriarca de Constantinopla, trató de convencerlo sobre el
grave peligro que amenazaba a la Iglesia con la nueva herejía. Sergio, quien
era el alma de dicha herejía y además un político extraordinario, fingió en
forma maquiavélica dejarse impresionar por los argumentos del santo fraile y le
prometió presentar el caso ante el Sínodo de obispos que funcionaba en
Constantinopla, pero este Sínodo estaba muy vigilado por el mismo Sergio. (Creo
que aquí encontramos otra semejanza en la forma de actuar de quienes venimos
hablando, pues considero que no fueron pocos los sacerdotes que, de una forma o
de otra se hicieron oír en contra de los acuerdos con escritos, sermones,
alocuciones y con recomendaciones de viva voz a los superiores que parecían
escucharlos, pero al final solo fingían ya que continuaron y continúan con su
pérfido plan. Para no errar y a su vez sea un claro ejemplo la carta que los
tres Obispos enviaron al superior general, el sermón de Mons. Tissier de
Mallerais dado en el Seminario de Estados Unidos de donde lo expulsaron del
distrito refugiándose en el mismo Seminario, quien desee tener más detalles
sobre este sermón por favor diríjase a quien esto escribe).
De
esta manera conoció el Patriarca
Sergio la gran combatividad de San Sofronio y preparó el golpe, pero
ESCONDIENDO LA MANO, para evitar en lo posible ser acusado de herejía y que los
contragolpes de los ortodoxos fueran dirigidos contra el propio Sínodo y no
contra el Patriarca, ya que daba la cara el Sínodo, sin embargo era Sergio
quien, como ya se dijo más arriba, preparaba la herejía. De esta manera tan
hábil lograba obtener el respaldo del Sínodo Episcopal mayor respaldo y apoyo
para difundir la herejía entre los Obispos para quien representaba mucho las
decisiones del Sínodo. (Astuta manera
adoptaron también los superiores con el “famoso Capítulo” en donde en las
vísperas de su celebración se expulsó a Mons. Wiliamson del consejo de los
Obispos y se le prohibió asistir a las ordenaciones sacerdotales celebradas un
día antes de dicho inicio del Capítulo general. Ya en el mismo Capítulo “al
estilo democrático se decretó la expulsión de Mons. Wiliamson del Capítulo
general y de los posibles capítulos si el aún permanecía en la Congregación y a
la vez se apoyó por casi unanimidad las relaciones con la Roma modernista)
Es esta una hábil maniobra que, a través de
la historia de la Iglesia, han utilizado algunos anti-Papas, y Jerarcas, cuando
les ha convenido, ocultar su herejía y fingirse ortodoxos, tirando la piedra y
escondiendo la mano para propagarla sin correr el riesgo de verse involucrados
y no comprometer su situación. Dejando a los cuerpos episcopales, manejados
ocultamente por estos herejes, la tarea de abrir las brechas a la traición y al
mismo tiempo el Patriarca Sergio trataba de tranquilizar a San Sofronio, exigiendo
de él la promesa de guardar silencio sobre las dos voluntades de Nuestro Señor
Jesucristo, prometiendo, al mismo tiempo, que impondría tal medida al herético
Patriarca Ciro de Alejandría.
Pero el heroico santo de la
Iglesia no se dejó engañar por esta trampa y COMPRENDIENDO QUE PRIMERO DEBÍA
LEALTAD A CRISTO Y A LA VERDAD REVELADA, QUE OBEDIENCIA A LA JERARQUÍA
ECLESIÁSTICA, LEJOS DE ACATAR LAS ÓRDENES DE SUS SUPERIORES, SE LANZÓ EN SANTA
REBELDIA A LA LUCHA EN DEFENSA DE LA ORTODOXIA. (Esta heroica actitud la
vimos en Monseñor Lefebvre que no solo combatió con ardor al modernismo durante
el Concilio Vaticano II, si que también fundó una Congregación cuya misión era
preservar el sacerdocio mediante el Santo Sacrificio de la Misa, defender la fe
contra sus enemigos jurados los modernistas del Vaticano y conservar la
doctrina católica, ¿Por qué ahora los jerarcas de la congregación se empeñan
denodadamente en destruir lo que el fundador emprendió manteniéndose fiel a sus
principios que no son otros que los de la misma Iglesia Católica dos veces
milenaria?) Dotado de una gran capacidad de
organización procedió a juntar sacerdotes y fieles (seglares) para la defensa
de la Santa Iglesia. Regresó a Palestina a predicar la verdadera doctrina y a
formar ahí también grupos de clérigos y seglares para el triunfo de Dios
Nuestro Señor Jesucristo.
CEREBRO INCORRUPTO DE SAN SOFRONIO
Con la muerte del Patriarca
de Jerusalén, acontecimiento que aprovechó San Sofronio astuta y rápidamente, con
el respaldo decisivo de los grupos de clérigos que él había organizado, fue
elegido Patriarca de Jerusalén, como sucesor del ya fallecido. Con esta magna
investidura, convocó inmediatamente a un Sínodo de Obispos en el año de 634,
devolviéndole al Patriarca de Constantinopla su misma maniobra. En dicho sínodo
se apoyó la doctrina de las dos voluntades existentes en Nuestro Señor
Jesucristo, la divina y la humana. Sin que entre ellas hubiese oposición alguna
y estando la humana sujeta en todo a la divina, si tener los desequilibrios
causados en los demás hombres por el pecado original. Este acontecimiento vino
a dar gran importancia a la ortodoxia, tal importancia no solo molestó sino que
preocupó mucho al Patriarca Sergio quien decidió quitarse la careta y dar junto
con el Papa Honorio, quien lamentablemente se mantenía a la expectativa, la
batalla decisiva a favor de la herejía, a quien se dirigió mediante una carta
en la que una forma hábil decía al Sumo Pontífice que el anhelo noble de la
unidad cristiana se había logrado en la Iglesia de Oriente debido a la actividad
del propio Sergio y del hereje Ciro Patriarca de Alejandría. Al mismo tiempo
acusaba a San Sofronio de tener un espíritu inquieto, rebelde a la jerarquía
eclesiástica y empeñado en turbar la paz y la unidad de la Iglesia logradas por
Sergio y Ciro. (¿No fueron acaso las mismas palabras que
los jerarcas de la Iglesia actual y modernista que dirigieron, en su momento, a
Monseñor Lefebvre? ¿No son ahora las que dirigen a su discípulo, sacerdotes y
fieles, los superiores de la Fraternidad que quieren “esa paz y unidad” de la
Iglesia modernista?, La historia se repite.) Al mismo
tiempo el Patriarca aconsejaba al Papa que obligara a San Sofronio a guardar
silencio sobre las dos voluntades en Cristo, manifestando, a su vez, que
existieran estados dos voluntades y consistiendo esta controversia en un mero
juego de palabras. Era necesario imponer silencio a San Sofronio para impedir la ruptura la
unidad y la paz entre los fieles.
CONTINUARÁ