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viernes, 7 de febrero de 2014

EL AVE MARIA: BREVE HISTORIA

EL AVE MARÍA CONVIRTIÓ A UN PROTESTANTE
(HISTORIA VERDADERA)


   Un pequeño niño  Protestante de seis años de edad con frecuencia escuchaba a sus compañeros Católicos rezar la oración “Ave María”. Le gustaba tanto que la copió, la memorizó y la rezaba todos los días. “Mira mami, qué hermosa oración”, le dijo a su madre un día.
   “Jamás digas eso otra vez”, respondió la madre. Es una oración supersticiosa de los Católicos quienes adoran ídolos y piensan que María es una diosa. Después de todo, ella es una mujer como cualquier otra. Vamos, toma esta Biblia y léela. Contiene todo lo que estamos obligados a hacer y que tenemos que hacer”. Desde ese día en adelante, el pequeño niño suspendió el rezo diario del “Ave María” y  dedicó más tiempo a leer la Biblia.
   Un día, mientras estaba leyendo el Evangelio, llegó al pasaje sobre la Anunciación del Ángel a Nuestra Señora. Lleno de alegría, el pequeño niño corrió con su madre y le dijo: “Mami, he encontrado el “Ave María” en la Biblia y dice: “Dios te salve llena de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres. ¿Por qué dices que es una oración supersticiosa?”.
   En otra ocasión encontró la hermosa Salutación de Santa Isabel a la Virgen María y el maravilloso cántico Magnífica en el que María predice que “las generaciones la llamarían bienaventurada”.
   Ya no le dijo nada más  sobre  esto a su madre, pero empezó a rezar el “Ave María” todos los días como lo hacía antes. Sintió tremendo gusto en dirigir esas encantadoras palabras a la Madre de Jesús, nuestro Salvador.
   Cuando tuvo catorce años, un día escuchó una discusión sobre Nuestra Señora entre los miembros de su familia. Decían que María era una mujer común como cualquier otra mujer. El niño, después de escuchar sus erróneos razonamientos, y lleno de indignación, los interrumpió y dijo:
   “María no es como los demás hijos de Adán, manchados con el pecado. ¡No! El Ángel la llamó LLENA DE GRACIA Y BENDITA ENTRE LAS MUJERES. María es la Madre de Jesús y por lo tanto, Madre de Dios. No existe una dignidad más alta a la cual se puede elevar una criatura. El Evangelio dice que las generaciones la proclamarán bienaventurada y ustedes están tratando de  menospreciarla. El espíritu de ustedes no es el espíritu del Evangelio o de la Biblia que ustedes proclaman es la base de la religión Cristiana”.
   Esto hizo que su madre gritara varias veces: “¡Oh mi Dios! Temo que mi hijo se una un día a la religión Católica, la religión de los Papas”.  
   Poco tiempo después, habiendo hecho un serio estudio  del Protestantismo y del Catolicismo, el niño encontró que la Religión Católica era la Única Iglesia Verdadera, la abrazó y llegó a ser uno de sus más ardientes apóstoles.
      Poco tiempo después de su conversión,  se encontró con su hermana casada quien lo regañó y le dijo indignadamente: “Sabes cuánto amo a mis hijos. Si alguno de ellos deseara ser Católico,   al momento le clavaría una daga en su corazón antes que permitirle que abrace la religión de los Papas”.
   Su cólera y su temperamento eran tan furiosos como el de San Pablo antes de su conversión. Sin embargo, cambiaría así como lo hizo San Pablo en su camino a Damasco. Sucedió que uno de sus hijos enfermó gravemente y los médicos no daban ninguna esperanza de recuperación. Entonces, su hermano se acercó a su  ella y cariñosamente  le dijo:
   “Mi querida hermana, tu deseas la curación de tu hijo. Muy bien, entonces, vas a hacer lo que yo te diga. Sígueme, recemos un “Ave María” y vamos a prometerle a Dios que, si tu hijo recupera su salud, estudiarás seriamente la doctrina Católica, y deberás llegar a la conclusión de que el Catolicismo es la única religión verdadera, y la abrazarás sin importar ningún sacrificio.
   Al principio su hermana estaba renuente, pero como deseaba la recuperación de su hijo, aceptó la proposición de su hermano y rezó el “Ave María” con él. Al día siguiente, su hijo estaba completamente curado. La madre cumplió su promesa y estudió la doctrina Católica. Después de una larga preparación, recibió el Bautismo junto con toda su familia, agradeciendo a su hermano por ser un apóstol para ella.
   La historia fue relatada durante un sermón dado por el Rev. Padre Tuckwel, quien les  dijo: “el niño que llegó a ser Católico y convirtió a su hermana al Catolicismo dedicó toda su vida al servicio de Dios. Ese niño es  el sacerdote  que les está hablando a ustedes ahora. ¡Cuánto le debo a Nuestra Señora! Ustedes también, mis queridos hijos, dedíquense completamente a Nuestra Señora y nunca, nunca dejen pasar un solo día sin rezar la hermosa oración “Ave María” y su Rosario. Pídanle a Ella que ilumine las mentes de los Protestantes, quienes están separados de la Iglesia de Cristo y “contra la cual las puertas del infierno jamás prevalecerán”.