EL AVE MARÍA CONVIRTIÓ A UN PROTESTANTE
Un pequeño niño Protestante de
seis años de edad con frecuencia escuchaba a sus compañeros Católicos rezar la
oración “Ave María”. Le gustaba tanto que la copió, la memorizó y la rezaba
todos los días. “Mira mami, qué hermosa oración”, le dijo a su madre un día.
“Jamás digas eso otra vez”, respondió la madre. Es una oración
supersticiosa de los Católicos quienes adoran ídolos y piensan que María es una
diosa. Después de todo, ella es una mujer como cualquier otra. Vamos, toma esta
Biblia y léela. Contiene todo lo que estamos obligados a hacer y que tenemos
que hacer”. Desde ese día en adelante, el pequeño niño suspendió el rezo diario
del “Ave María” y dedicó más tiempo a
leer la Biblia.
Un día, mientras estaba leyendo el Evangelio, llegó al pasaje sobre la
Anunciación del Ángel a Nuestra Señora. Lleno de alegría, el pequeño niño
corrió con su madre y le dijo: “Mami, he encontrado el “Ave María” en la Biblia
y dice: “Dios te salve llena de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres
entre todas las mujeres. ¿Por qué dices que es una oración supersticiosa?”.
En otra ocasión encontró la hermosa Salutación de Santa Isabel a la
Virgen María y el maravilloso cántico Magnífica en el que María predice que
“las generaciones la llamarían bienaventurada”.
Ya no le dijo nada más sobre esto a su madre, pero empezó a rezar el “Ave
María” todos los días como lo hacía antes. Sintió tremendo gusto en dirigir
esas encantadoras palabras a la Madre de Jesús, nuestro Salvador.
Cuando tuvo catorce años, un día escuchó una discusión sobre Nuestra
Señora entre los miembros de su familia. Decían que María era una mujer común
como cualquier otra mujer. El niño, después de escuchar sus erróneos
razonamientos, y lleno de indignación, los interrumpió y dijo:
“María no es como los demás hijos de Adán, manchados con el pecado. ¡No!
El Ángel la llamó LLENA DE GRACIA Y BENDITA ENTRE LAS MUJERES. María es la
Madre de Jesús y por lo tanto, Madre de Dios. No existe una dignidad más alta a
la cual se puede elevar una criatura. El Evangelio dice que las generaciones la
proclamarán bienaventurada y ustedes están tratando de menospreciarla. El espíritu de ustedes no es
el espíritu del Evangelio o de la Biblia que ustedes proclaman es la base de la
religión Cristiana”.
Esto hizo que su madre gritara varias veces: “¡Oh mi Dios! Temo que mi
hijo se una un día a la religión Católica, la religión de los Papas”.
Poco tiempo después, habiendo hecho un serio estudio del Protestantismo y del Catolicismo, el niño
encontró que la Religión Católica era la Única Iglesia Verdadera, la abrazó y
llegó a ser uno de sus más ardientes apóstoles.
Poco tiempo después de su conversión, se encontró con su hermana casada quien lo
regañó y le dijo indignadamente: “Sabes cuánto amo a mis hijos. Si alguno de
ellos deseara ser Católico, al momento
le clavaría una daga en su corazón antes que permitirle que abrace la religión
de los Papas”.
Su cólera y su temperamento eran tan furiosos como el de San Pablo antes
de su conversión. Sin embargo, cambiaría así como lo hizo San Pablo en su
camino a Damasco. Sucedió que uno de sus hijos enfermó gravemente y los médicos
no daban ninguna esperanza de recuperación. Entonces, su hermano se acercó a su
ella y cariñosamente le dijo:
“Mi querida hermana, tu deseas la curación de tu hijo. Muy bien,
entonces, vas a hacer lo que yo te diga. Sígueme, recemos un “Ave María” y
vamos a prometerle a Dios que, si tu hijo recupera su salud, estudiarás
seriamente la doctrina Católica, y deberás llegar a la conclusión de que el
Catolicismo es la única religión verdadera, y la abrazarás sin importar ningún
sacrificio.
Al principio su hermana estaba renuente, pero como deseaba la
recuperación de su hijo, aceptó la proposición de su hermano y rezó el “Ave
María” con él. Al día siguiente, su hijo estaba completamente curado. La madre
cumplió su promesa y estudió la doctrina Católica. Después de una larga
preparación, recibió el Bautismo junto con toda su familia, agradeciendo a su
hermano por ser un apóstol para ella.
La historia fue relatada durante un sermón dado por el Rev. Padre
Tuckwel, quien les dijo: “el niño que
llegó a ser Católico y convirtió a su hermana al Catolicismo dedicó toda su
vida al servicio de Dios. Ese niño es el
sacerdote que les está hablando a
ustedes ahora. ¡Cuánto le debo a Nuestra Señora! Ustedes también, mis queridos
hijos, dedíquense completamente a Nuestra Señora y nunca, nunca dejen pasar un
solo día sin rezar la hermosa oración “Ave María” y su Rosario. Pídanle a Ella
que ilumine las mentes de los Protestantes, quienes están separados de la
Iglesia de Cristo y “contra la cual las puertas del infierno jamás
prevalecerán”.