Convino al Padre preservar a María de la culpa original.
1.- Por ser su Hija primogénita. En cuanto a lo primero es de saber, que convino al Padre eterno preservar a María de la culpa original por ser Ella su Hija, y su Hija primogénita, como la misma Virgen lo declaró: Yo salí de la boca del Altísimo, engendrada primero que existiese ninguna criatura (Eclo 24,4) Estas palabras aplican a María los sagrados interpretes, los Santos Padres y la Santa Iglesia, cabalmente en la fiesta de su Concepción Inmaculada. Pues bien, ya sea primogénita, por haber sido predestinada en los divinos decretos, juntamente con su Hijo, antes que ninguna criatura, como quiere la escuela de los escotistas; o bien sea la primogénita de la gracia, como predestinada para la Madre del Redentor, después de la previsión del pecado, como afirma la Escuela de los tomistas, todos se ponen de acuerdo para llamar a María la primogénita de Dios.
Por este solo título fue muy conveniente que la Virgen jamás estuviese bajo la esclavitud de Lucifer, sino que su Creador solo y siempre la poseyera, como en efecto así sucedió, y Ella misma lo confesó: El Señor me tuvo consigo al principio de sus obras (Prov 8,22).Por esto San Dionisio Patriarca de Alejandría, la llamó: la sola y única Hija de la vida, para diferenciarla de todos los demás hombres que naciendo en pecado, son hijos de la muerte.
2.- Convino al Padre preservar a María de la culpa original por ser destinada para ser medianera de la paz. Convino al Eterno Padre que la crease en gracia, porque la destinó para ser reparadora del mundo perdido y medianera de paz entre Dios y los hombres como la llaman los Santos Padres, y señaladamente San Juan Damasceno, que se expresa así: Oh Virgen Bendita, se te ha dado la vida para labrar la salvación de toda la tierra.
3.- Convino al Padre preservar a María de la culpa original porque debía quebrantar la cabeza de la serpiente infernal. Ella estaba destinada para quebrantar la cabeza de la serpiente, que seduciendo a nuestros primeros padres, precipitó a todos los hombres en el abismo de la muerte. Enemistades pondré-- había dicho el Señor-- entre tí y la mujer, entre tu descendencia y la suya; Ella quebrantará tu cabeza (Gen3, 15). Ahora bien, si María debía de ser la mujer fuerte, puesta en el mundo para vencer a Luzbel, convenía ciertamente, que no fuera de antemano vencida por Lucifer y hecha esclava, sino que estaba muy puesto en razón que fuese exenta de toda mancha y jamás sujeta al poderío de Satán. San Buenaventura dice: Era muy conveniente que la bienaventurada Virgen María, destinada a acabar con el oprobio de nuestra raza, venciera al demonio, sin padecer quebranto en nada.
4.- Convino por fin al Padre preservar a María de la culpa original, porque debía ser la Madre de su Unigénito. Tu Oh María-- le dice San Bernardino de Sena-- fuiste predestinada en la mente de Dios, antes de toda la creación, para vestir al mismo Dios con el manto de vuestra humildad. Aunque no hubiera mas motivo que este, bastaba el honor de su Hijo, que también es Dios, para que el Padre la crease libre de toda mancha; pues, como enseña el Angélico Santo Tomas, todas las cosas que se ordenan a Dios debe ser santas y limpias de toda mancha.
Fuente: Las Glorias de María de San Alfonso María de Ligorio