"Tengan piedad de mí, tengan piedad
de mí, por lo menos ustedes mis amigos, porque la mano del Señor me ha
tocado" (Job 19:21).
Esta es la conmovedora súplica que la Iglesia Purgante envía a sus
amigos en la tierra.
Es incomprensible como algunos católicos, aún aquellos que de una u
otra forma son devotos, vergonzosamente desatienden a las almas del Purgatorio.
Pareciera que no creen en el Purgatorio.
¡Pasan días y semanas y meses sin que reciban una Misa ofrecida por
ellas!
¡Raramente también, oyen Misa por ellas, raramente rezan por ellas,
raramente ofrecen una santa Comunión por ellas, raramente piensan en ellas!
Entretanto están gozando la plenitud de la salud y la felicidad,
ocupados en sus trabajos; divirtiéndose, mientras las pobres almas sufren
inenarrables agonías en sus lechos de llamas.
¿CUÁL ES LA CAUSA DE ESTA HORRIBLE INSENSIBILIDAD?
Ignorancia: gruesa, inexplicable ignorancia; o quizás,
inconsideración.
La gente no se da cuenta, o no piensa como debería, lo que es el
Purgatorio.
No conciben las espantosas penas, ni
tienen idea del largo tiempo que las almas son retenidas en esas horribles
llamas.
Como resultado, hacen poco o nada para evitarse a sí mismos el
Purgatorio, y aún peor, cruelmente ignoran a las pobres almas que ya están allí
y que dependen enteramente de ellos para ser auxiliadas.
QUERIDOS FIELES,
recordemos un poco las penas del Purgatorio, quizás así nos movamos a hacer
algo más por las benditas almas, y a evitarnos a nosotros mismos en un futuro,
las mismas penas.
PENAS DEL
PURGATORIO.-
No hay por lo tanto ninguna comparación entre las penas del Purgatorio
y las penas de nuestra vida temporal.
Podemos sólo formarnos una idea con comparaciones que quedan bien
alejadas de la realidad, tal como la explosión de una bomba atómica, dista del
estallido de un fósforo que se enciende.
El tormento del Purgatorio que más fácilmente podemos imaginar, es aquel del fuego, porque hay
innumerables apariciones de almas, que lo han testificado, dejando visibles
marcas de fuego que las atormenta.
De estas marcas se ve la tremenda diferencia que hay entre el fuego
terreno y el fuego del Purgatorio.
PARA DARLES UN EJEMPLO, en la historia del Padre Estanislao Choscoa,
domínico (Brovus, Huso. De Pologne, año 1590) leemos este hecho:
un día, mientras este santo religioso rezaba por los difuntos, vio
un alma completamente devorada por las llamas, y le preguntó si aquel fuego era
más penetrante que el de la tierra.
“¡Ay de mí!, respondió el alma gritando,
todo el fuego de la tierra, comparado
con el del Purgatorio es como suave
brisa.
El religioso dijo:
“¿Cómo es posible?, quisiera probar, a
condición sin embargo que me sirviese para descontar en parte las penas que
deberé sufrir en el Purgatorio”
El alma agregó:
“Ningún mortal podría soportar la mínima
parte de aquel fuego, sin morir al instante, sin embargo, si tú quieres
convencerte, extiende la mano”.
El padre sin vacilar extendió la mano, sobre la cual el alma hizo
caer una gota de su sudor o de un líquido que se le parecía.
Ante aquel contacto el religioso emitió un agudo grito y cayó al
suelo desvanecido por el dolor que sintió.
Acudieron los hermanos, los cuales le prodigaron todas las
atenciones para que volviera en sí. Él lleno de terror, les contó lo que le
había sucedido, y mostró sobre la mano una dolorosísima llaga.
Tuvo que acostarse, porque no resistía estar en pie y después de un
año y medio de increíbles sufrimientos, murió, exhortando a sus hermanos a
rehuir las pequeñas culpas, para no caer en
aquellos terribles tormentos.
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Los más
grandes doctores de la iglesia nos dicen acerca del Purgatorio:
Tan lastimoso es el sufrimiento de ellas
que un minuto de ese horrible fuego parece ser un siglo.
Santo Tomás Aquino, el príncipe de los
teólogos, dice que el fuego del Purgatorio es igual en intensidad al fuego del
infierno, y que el mínimo contacto con él es más aterrador que todos los
sufrimientos posibles de esta tierra!
San Cirilo de Alejandría no duda en decir
que "sería preferible sufrir todos los posibles la Tierra hasta el día final que pasar un
solo día en el Purgatorio".
Y SI ESTOS
TORMENTOS QUE SE SUFREN EN EL PURGATORIO son atroces, ¡que será el soportarlos
por largo tiempo!;
¡Un solo día en el Purgatorio ya es
muchísimo tiempo!;
¡Una sola hora, un solo minuto, en
el Purgatorio, ya es muchísimo tiempo!
¿RECUERDAN ESTA
ANÉCDOTA?
Refiere Tomás de
Cantimprato que a un hombre muy virtuoso, pero que, a causa de una larga y terrible
enfermedad, estaba muy deseoso de morir,
se le apareció el Ángel del Señor y le dijo:
“Dios ha aceptado tus deseos,
escoge, pues: o pasar tres días en el purgatorio y después ir al cielo, o ir al
cielo sin pasar por el purgatorio, pero sufriendo todavía un año de esa
enfermedad”.
Eligió lo primero: murió y fue al purgatorio.
No había aun pasado un día, cuando el ángel se le presentó de
nuevo.
Apenas le hubo visto aquella pobre alma, exclamó:
“no es posible, que tú seas el
Ángel bueno, pues me has engañado así. Me decías que solo estaría tres días en
este lugar, ¡y hace ya tantos años que estoy sufriendo aquí las más horribles
penas!
-Tú eres quien
te engañas, contestó el Ángel:
todavía no ha
pasado un día, en la tierra, tu cuerpo apenas lo están velando…
si prefieres
sufrir un año más esta enfermedad Dios te permite aun salir del Purgatorio y
volver al mundo.
- ¡Si, Ángel
santo, y no sólo esta enfermedad durante un año, sino cuantas penas, dolores y
males haya en el mundo sufriré gustoso, antes que padecer una sola hora las
penas del Purgatorio!”.
Volvió, pues, a
la vida y sufrió con admirable alegría un año más aquella enfermedad,
publicando a todos lo terrible que son las penas del Purgatorio.
QUERIDOS FIELES,
¿QUÉ NOS ESPERA A NOSOTROS?
Cuando llegue
nuestro juicio, ¿cuál será nuestra sentencia? ¿cuánto tiempo deberemos pasar en
ese lugar de tormentos?
La extensión en tiempo por la cual las almas permanecen en el
Purgatorio depende de:
a)
el número de los pecados
mortales cometidos;
b)
el número de los pecados
veniales cometidos;
b) la malicia y la deliberación con que
éstos fueron cometidos;
c) la penitencia hecha, o no, la satisfacción
hecha, o no, por los pecados cometidos durante la vida;
d) Y también depende de los sufragios
ofrecidos por ellos después de sus muertes.
Lo que se puede decir con seguridad es que, el tiempo que las almas
pasan en el Purgatorio es, por regla general, mucho más larga que la gente
puede imaginar.
¿RECUERDAN ESTAS ANÉCDOTAS, que alguna vez contamos, que nos deben
hacer temer cualquier pecado venial? Podrán parecernos ligeras, pero tienen un
castigo enorme.
- una niña de siete años, según
refiere Cesáreo, fue al Purgatorio por haber hablado en la iglesia sin
necesidad.
-la hermana de San Pedro Damiano,
fue al Purgatorio, por haber escuchado con gusto una canción profana.
-
Murió Vitalina, noble doncella romana, tenida por Santa
Mónica en tan buena opinión que encomendaba a su hijo Agustín en sus oraciones,
y a pesar de esto, se apareció muy triste a San Martin obispo, diciéndole:
“Estoy ardiendo por haberme lavado dos o tres veces la cara con demasiada
vanidad.”
-
Un religioso fue al purgatorio
por no haber hecho inclinación de cabeza al decir Gloria Patri, al fin de los
salmos,
-
otros por estarse a la lumbre
más de lo ordinario en tiempo de invierno,
-
allá fue a parar San Severino
por ciertas negligencias en el rezo divino.
-
Un niño de 9 años fue al purgatorio
por no haber pagado o devuelto algunas tonterías que había tomado;
-
Un padre de familia, por haber
descuidado la buena educación de sus hijos fue condenado a 500 años de
purgatorio.
¿QUÉ NOS ESPERA A NOSOTROS, SI NO HACEMOS AHORA PENITENCIA?
Sí, mucho nos van a ayudar las oraciones que hagan por nosotros
nuestros familiares y seres queridos cuando ya hayamos fallecido,
pero aun así, si no hacemos ahora penitencia y buenas obras, podemos
pasar largo tiempo en el purgatorio.
SAN LUIS BERTRAN: su padre era un ejemplar cristiano, como
naturalmente se podía esperar, siendo el padre de tan gran Santo.
En un tiempo deseó llegar a ser un Monje Cartujo, hasta que Dios le
hizo ver que no era Su voluntad.
Cuando murió, luego de largos años de practicar cada virtud
cristiana, su hijo completamente al cuidado de los rigores de la justicia
Divina, ofreció algunas Misas y elevó las más fervientes súplicas por el alma
del cual él amó tanto.
Una visión de su padre en el Purgatorio lo obligó a multiplicar
centenares de veces sus sufragios. Agregó las más severas penas y largos ayunos
a sus Misas y oraciones.
¡Aún ocho años completos pasaron antes que obtuviera la liberación
de su padre!
¡Y NOSOTROS, QUE
NO TENEMOS UN FAMILIAR QUE SEA SANTO, para que interceda así por nosotros!
¡QUÉ NOS ESPERA,
SI NO HACEMOS PENITENCIA Y BUENAS OBRAS, ahora, durante nuestra vida!
¿Y AÚN, AUNQUE
MANDARAMOS A DECIR MUCHAS MISAS para cuando fallezcamos?,
Y nuestros
parientes y amigos las manden celebrar,
Eso no nos
garantiza completamente que nos veamos librados del Purgatorio, sobre todo si
ahora descuidamos rezar por los difuntos.
ESCUCHEN ESTA
ANÉCDOTA:
San Antonino, el
ilustre Arzobispo de Florencia, relata que un piadoso caballero había muerto,
el cual tenía un amigo en un convento Dominicano en el cual el Santo residía.
Varias Misas fueron
sufragadas por su alma.
El Santo se afligió
mucho cuando, después de un prolongado lapso, el alma del fallecido se le
apareció, sufriendo muchísimo.
"Oh mi querido amigo" exclamó el Arzobispo, estás todavía en
el Purgatorio, ¿tú, que llevaste tal piadosa y devota vida?"
"Así es, y tendré que permanecer aquí por un largo tiempo"
replicó el pobre sufriente, "pues en mi vida en la Tierra fui negligente
en ofrecer sufragios por las almas de Purgatorio.
Ahora, Dios por su justo juicio aplica los sufragios que debían ser
aplicados por mí, en favor de aquellos por los cuales debí haber rezado".
"Pero Dios, también, en su justicia, me dará todos los méritos de
mis buenas obras cuando entre al Cielo; pero, primero de todo, tengo que expiar
mi grave negligencia de no acordarme de los otros".
Tan ciertas son las palabras de Nuestro Señor
"Con la vara con que mides serás medido".
CONCLUSIÓN
CADA ALMITA DEL
PURGATORIO SUPLICA:
"Tengan piedad de mí, tengan piedad
de mí, por lo menos ustedes mis amigos, porque la mano del Señor me ha
tocado" (Job 19:21).
QUERIDOS FIELES, HAGAMOS CUANTO PODAMOS por
ellas,
y todos los días, todos los días,
Tanto por las conocidas y como también por
las desconocidas;
Tengamos misericordia de todas ellas;
Y NOSOTROS, AHORA, ¡YA NO MÁS PECAR! Ni
siquiera venialmente, si fuera posible,
Y comenzar a hacer penitencia, mucha penitencia,
Y a hacer muchas obras buenas, y limosnas,
y obras de caridad,
Porque tenemos una larga cuenta que pagar, tenemos
una enorme cuenta,
Y si no la acabamos de pagar en esta vida,
continuaremos la paga en el terrible purgatorio.
¡Que Dios tenga piedad de nosotros!
QUE ASÍ SEA,
AVE MARIA PURISIMA
SIN PECADO CONCEBIDA
MARIA SANTISIMA
+ En el Nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo. Amén.
R.P.
BAB