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jueves, 24 de julio de 2025

MARÍA SANTÍSIMA, MODELO DE OBEDIENCIA

 


Ecce ancilla Domini: fiat mihi secundum verbum tuum – “He aquí la esclava del Señor: hágase en mí según tu palabra” (Lc 1,38).

Por el cariño que María dedicaba a la virtud de la obediencia, no quiso, cuando San Gabriel vino a anunciar su maternidad Divina, llamarse a sí misma por otro nombre que no fuera el de esclava: He aquí la esclava del Señor. Sí, dice Santo Tomás de Villanova, porque esta fiel esclava nunca contradijo al Señor con sus obras ni con sus pensamientos; pero, despojada de toda voluntad propia, vivió siempre y en todo obediente a la Voluntad Divina. San Bernardino de Siena observa que la obediencia de María fue mucho más perfecta que la de los otros santos, porque todos los hombres, debido a la inclinación al mal debido al pecado original, encuentran difícil hacer el bien. María, por el contrario, inmune como era a todo el labeo de la culpa, era como una rueda que se movía rápidamente con toda inspiración Divina y no hacía más que observar y ejecutar lo que agradaba a Dios. – De ella se dijo: Anima mea liquefacta est, ut dilectus meus locutus est – "Mi alma se derritió, tan pronto como mi amado habló"; porque, en la explicación de Ricardo, el alma de la Virgen era como metal fundido, lista para tomar todas las formas que Dios quisiera. 

San Alfonso María de Ligorio