Dedicamos a todos los sacerdotes estas breves líneas salidas del alma
del Padre Pro esperando que les sirva de motivación en esta época dura en la
que Dios nos ha colocado.
“El Padre Pro amaba a Dios, amaba apasionadamente a Jesús. Basta
saborear esta deliciosa página en la que el Padre Pro descubre al Padre Alfonso
Almaguer las íntimas impresiones de su ordenación sacerdotal:
“No diré las emociones de mi alma. Estas cosas, dicen, se sienten y no
de dicen, las palabras son importantes para expresarlas. Tienen razón; lo veo
muy bien ahora. ¿Quién podrá decir, en efecto, la suave unción del Espíritu
Santo que siento, palpo y toco con mi mano, y que inunda mi pobre alma de
minero con dulzuras celestiales y gozos angélicos? Mil veces bendito aquel que
nos consuela así; aquel que, a pesar de nuestras resistencias, nos ha elegido
para elevarnos a la más alta, a la más sublime dignidad de la tierra. A mi
pesar, a pesar de la esperanza que fundaba en mi naturaleza dura y fría, no he
podido contener las lágrimas el día de mi ordenación, sobre todo en el momento
de decir con el obispo las palabras de la consagración. Lloraba como un niño y
mi pobre corazón palpitaba de manera insólita, golpeándome el pecho. ¡Oh vanos
y mezquinos pensamientos humanos! ¡Qué valen junto a aquellos que Dios produce
cuando obra directamente en las almas!”
“La cruz de Jesucristo, nuestro hermano, significa para nosotros: amor,
amor ardiente, amor constante, locura de amor. Estudiemos ese precioso libro de
la cruz y al empaparnos en sus divinas enseñanzas, nuestro amor habrá
encontrado objeto digno, donde encuentre expansión el amor ardiente. Jamás el
corazón se pierde cuando ha echado raíces en el árbol de la cruz.
En el costado abierto de Jesús se ve su Corazón ardiendo en llamas de
amor, por ti, por mí, por los hombres todos. Pero se ve coronado de espinas, y
rematado por una Cruz…
Así, en nuestro pobre corazón debe brotar ese fuego sagrado para que se
comunique a los demás, pero circundado de espinas para que nos libre de los
mezquinos intereses propios, coronado de una cruz con los brazos abiertos para
abrazar a cuantos nos rodean…”
“Voy a comenzar ahora será nuestro lema, pero lema que no quede en las
obscuridades de la subconciencia, sino ideal realizado en las obras diarias,
que son como los peldaños que nos llevan a Dios, por el camino que Él quiere y
como preparación a la entrega total que exige de nosotros”.
Vida íntima del PADRE PRO
Antonio Dragón, S.J.